Ofensiva 1981
Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental.
redaccion@centroamerica21.com
Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental. Partiendo de esta situación es que me siento con fuerza moral para plantear unas críticas en la reunión del Comité Central a la cual nos han convocado para la próxima semana en Managua.
El primer lugar al llegamos es la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. Me siento contento porque sé que aquí esta "M" y creo que voy a poder verla antes de seguir el viaje para Nicaragua.
A Miguel y a mí nos traslada el compañero Bruno a un local de la organización. y nos dice que ahí estaremos hasta que se arregle la continuación del viaje, ya que nos tienen que preparar pasaportes hondureños. Al tercer día en este lugar, encerrados, Miguel y yo ya estamos aburridos, solo vemos televisión y fumamos sin control. En esta situación llegamos a la noche y cerca de las siete recibo una agradable sorpresa: la visita de "M", que de inmediato se me tira encima abrazándome y besándome llena de felicidad.
-Vine a pasar la noche contigo-, dice dulcemente.
Después de cenar y hablar sobre cómo nos ha ido todo este tiempo atrás, le enseño el documento que voy a presentar en la reunión del Comité Central; lo lee muy despacio y dice:
-Me parece muy bien, solo que hay que tener cuidado con algunas palabras que se utilizan porque te pueden enredar.
Me regresa el documento y no comenta nada mas al respecto, tampoco plantea la posibilidad de firmarlo. Me imagino que es porque es miembro de la Dirección Nacional y, aunque apoya las críticas, quizá no se quiere ver involucrada directamente por la relación sentimental que tiene conmigo.
Los compañeros destacados en Honduras organizan que a Galia, Miguel y a mí nos traslade el mismo vehículo hacia Managua. En la frontera de Peñas Blancas nos bajamos del carro para estirar las piernas mientras el compa que nos traslada presenta la documentación. Al ver ondeando la bandera roja y negra de la revolución sandinista, observo a Galia que se estremece de emoción y murmura: "Que bello, que bello".
Ya en Managua ha llegado el momento del encuentro con todos los delegados del país. Antes de iniciar la asamblea se escucha una sola algarabía: todo mundo habla al mismo tiempo sobre diferentes temas en los pequeños grupos de compañeros que se han formado de manera imprevista en el salón donde vamos a trabajar.
Joaquín Villalobos hace un llamado a que hagamos silencio para dar inicio a la asamblea del Comité Central. A continuación lee la agenda que propone la Dirección Nacional y pregunta si hay algún otro punto que se quiera discutir. Levanto la mano para pedir la palabra y digo:
-Sí, yo traigo un documento que quiero presentar a consideración de la asamblea.
Son muchos los temas a discutir y por esa razón a mí me toca exponer hasta el segundo día de trabajo. Antes de empezar a leer digo:
-Compañeros, este es un documento de critica firmado por Galia y por mí. Lo presentamos a ustedes con toda seriedad y con el único fin de corregir errores y que nuestra organización se fortalezca. Empiezo a leer e inmediatamente se crea en el salón un profundo silencio. Después de unos segundos levanto la cabeza y veo todas las miradas clavadas en mí. Sigo leyendo y antes de terminar volteo a ver a Joaquín, que se mantiene serio, pero con la cabeza erguida y la mirada al frente. Leo con más energía la ultima parte y digo:
-Para concluir, podemos argumentar que el mando general ha utilizado métodos equivocados para conducir la organización. Por esta razón proponemos al Comité Central que sea sometido a prueba durante seis meses, y de no corregirse los errores antes señalados, que sea suspendido de su cargo."
Por unos cuantos minutos nadie se atreve a intervenir, hasta que Jonás rompe el hielo y pide la palabra.
Sobre la carretera que conduce a la frontera de El Amatillo, de regreso a San Salvador, veo a través de la ventana del carro sin ningún interés. De repente me sonrío al recordar los detalles de la reunión y pienso en mis adentros:
"Logramos topar al poste al hijueputa de Joaquín. Aunque fue muy hábil de su parte poner el cargo a la disposición en ese momento, porque él sabia que la mayoría no iba a estar de acuerdo. Lo que él buscaba era suavizar la situación, lo cual logró. Pero aun con eso fue un triunfo para nosotros, y si consideramos que con el apoyo de Miguel logramos que la asamblea autorizara el regreso de "M" a San Salvador, puedo por lo tanto sentirme satisfecho plenamente.
Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental.
redaccion@centroamerica21.com
Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental. Partiendo de esta situación es que me siento con fuerza moral para plantear unas críticas en la reunión del Comité Central a la cual nos han convocado para la próxima semana en Managua.
El primer lugar al llegamos es la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. Me siento contento porque sé que aquí esta "M" y creo que voy a poder verla antes de seguir el viaje para Nicaragua.
A Miguel y a mí nos traslada el compañero Bruno a un local de la organización. y nos dice que ahí estaremos hasta que se arregle la continuación del viaje, ya que nos tienen que preparar pasaportes hondureños. Al tercer día en este lugar, encerrados, Miguel y yo ya estamos aburridos, solo vemos televisión y fumamos sin control. En esta situación llegamos a la noche y cerca de las siete recibo una agradable sorpresa: la visita de "M", que de inmediato se me tira encima abrazándome y besándome llena de felicidad.
-Vine a pasar la noche contigo-, dice dulcemente.
Después de cenar y hablar sobre cómo nos ha ido todo este tiempo atrás, le enseño el documento que voy a presentar en la reunión del Comité Central; lo lee muy despacio y dice:
-Me parece muy bien, solo que hay que tener cuidado con algunas palabras que se utilizan porque te pueden enredar.
Me regresa el documento y no comenta nada mas al respecto, tampoco plantea la posibilidad de firmarlo. Me imagino que es porque es miembro de la Dirección Nacional y, aunque apoya las críticas, quizá no se quiere ver involucrada directamente por la relación sentimental que tiene conmigo.
Los compañeros destacados en Honduras organizan que a Galia, Miguel y a mí nos traslade el mismo vehículo hacia Managua. En la frontera de Peñas Blancas nos bajamos del carro para estirar las piernas mientras el compa que nos traslada presenta la documentación. Al ver ondeando la bandera roja y negra de la revolución sandinista, observo a Galia que se estremece de emoción y murmura: "Que bello, que bello".
Ya en Managua ha llegado el momento del encuentro con todos los delegados del país. Antes de iniciar la asamblea se escucha una sola algarabía: todo mundo habla al mismo tiempo sobre diferentes temas en los pequeños grupos de compañeros que se han formado de manera imprevista en el salón donde vamos a trabajar.
Joaquín Villalobos hace un llamado a que hagamos silencio para dar inicio a la asamblea del Comité Central. A continuación lee la agenda que propone la Dirección Nacional y pregunta si hay algún otro punto que se quiera discutir. Levanto la mano para pedir la palabra y digo:
-Sí, yo traigo un documento que quiero presentar a consideración de la asamblea.
Son muchos los temas a discutir y por esa razón a mí me toca exponer hasta el segundo día de trabajo. Antes de empezar a leer digo:
-Compañeros, este es un documento de critica firmado por Galia y por mí. Lo presentamos a ustedes con toda seriedad y con el único fin de corregir errores y que nuestra organización se fortalezca. Empiezo a leer e inmediatamente se crea en el salón un profundo silencio. Después de unos segundos levanto la cabeza y veo todas las miradas clavadas en mí. Sigo leyendo y antes de terminar volteo a ver a Joaquín, que se mantiene serio, pero con la cabeza erguida y la mirada al frente. Leo con más energía la ultima parte y digo:
-Para concluir, podemos argumentar que el mando general ha utilizado métodos equivocados para conducir la organización. Por esta razón proponemos al Comité Central que sea sometido a prueba durante seis meses, y de no corregirse los errores antes señalados, que sea suspendido de su cargo."
Por unos cuantos minutos nadie se atreve a intervenir, hasta que Jonás rompe el hielo y pide la palabra.
Sobre la carretera que conduce a la frontera de El Amatillo, de regreso a San Salvador, veo a través de la ventana del carro sin ningún interés. De repente me sonrío al recordar los detalles de la reunión y pienso en mis adentros:
"Logramos topar al poste al hijueputa de Joaquín. Aunque fue muy hábil de su parte poner el cargo a la disposición en ese momento, porque él sabia que la mayoría no iba a estar de acuerdo. Lo que él buscaba era suavizar la situación, lo cual logró. Pero aun con eso fue un triunfo para nosotros, y si consideramos que con el apoyo de Miguel logramos que la asamblea autorizara el regreso de "M" a San Salvador, puedo por lo tanto sentirme satisfecho plenamente.
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