tag:blogger.com,1999:blog-15462003818676204032024-02-20T18:33:42.063-08:00Memorias de un guerrilleroMemorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.comBlogger33125tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-27594345061035927992009-02-23T11:50:00.000-08:002009-02-23T11:55:39.418-08:00La madre de Lucas pregunta por su tumba<div style="text-align: justify; font-family: verdana;"><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Anexo al informe de una matanza</span><br /></div><br />Antonia Osuna viuda de Romero vio partir a sus cuatro hijos, todos estaban organizados en las FPL. Es bastante probable que algunos de los hijos de Antonia hayan sido desaparecidos; lo cierto es que de tres de sus hijos no se tiene noticia sobre el lugar donde fueron enterrados, paradójicamente el más chico, José Amílcar "Lucas", fue asesinado por sus mismos compañeros.<br /><br />Berne Ayalá<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />Nejapa es un pequeño pueblo asentado al pie de un cerro que hoy luce deforestado, lugar tranquilo donde las mujeres venden pupusas de harina de arroz a los viajeros de los autobuses. La calle principal cruza el pueblo desde la carretera hasta los cantones del norte, donde la guerrilla tuvo sus campamentos de expansión, el edificio de la alcaldía no ha cambiado en muchos años, sigue asentado al oriente de un parque donde suele verse a los viejos espulgando recuerdos.<br /><br />Los sembradíos de caña de azúcar abundan en los alrededores, los ríos San Antonio y El Brujo ya no son tan limpios pero aún salpican sus amaneceres con el remanso de los muertos decapitados; la corriente de los vientos que bajan desde el volcán de San Salvador recuerda la fiesta de "las bolas de fuego", surgida del sincretismo de la religión y la experiencia popular a partir de un hecho natural: la erupción de ese volcán en una época remota en la cual la gente no pudo explicarse el por qué la tierra vomitaba fuego sobre sus casas.<br /><br />Nejapa quedó atrapada entre dos zonas de altísima actividad guerrillera, el Volcán de San Salvador y el cerro de Guazapa, los caminos entre un lugar y otro eran transitados por las guerrillas y las tropas del gobierno. Los rebeldes acampaban al norte y al sur para dormir o para preparar sus emboscadas, para trasladar armamentos. Por sus periferias pasaron las enormes cantidades de tropa de las FPL desde Chalatenango, para la ofensiva de 1989. Escuchar explosiones o balazos muy cercanos o tropezar con un guerrillero caído, se volvió cotidiano para sus habitantes.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Antonia Osuna viuda de Romero</span><br /></div><br />En una casita de ese poblado nació y creció Antonia Osuna viuda de Romero, madre de Lucas, "El Hombre Rana". Lúcida mujer que administra la palabra con la precisión del evangelio, su voz firme y reflexiva advierten una militancia con la fe protestante que, más allá del susurro de un discurso fanático, expresa un largo y doloroso recorrido por la vida, como una gitana que fue dejando atrás de sí sus mayores tesoros. A sus 72 años se mueve con soltura y pica fuerte, como el mar embravecido.<br /><br />-Tengo más de treinta y cinco años de andar en las cosas de Dios-, me dice con voz serena-. Yo nací en las Asambleas de Dios, pero cuando me fui para Guatemala ingresé en la iglesia Canaán, y desde que regresé estoy en la iglesia Profética Monte de Jehová.<br /><br />Antonia ingresó a la iglesia en los años setentas, una época repleta de pobreza y desestabilización política, inundada de muertos y desaparecidos, el caldo que comenzó a llevarse a sus hijos, unos al exilio y a otros a la muerte.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Lucas, el menor de ocho hijos</span><br /></div><br />Trajo al mundo ocho hijos, seis varones y dos mujeres. El menor de todos ellos, José Amílcar Romero Osuna, mejor conocido como Lucas en las filas de las FPL, era un niño cuando Nejapa se vio pintada de rojo y las consignas atraían a los guardias a los patios de las casas para sacar a la gente de las "greñas". Sus hijos mayores habían tenido que saltar las cercas en esas huidas pues todos estaban organizados en las FPL.<br /><br />-Cuando se pusieron de moda las carteras de pita, Amílcar me ayudaba a hacerlas, después las vendía y con eso me ayudaba para los gastos de la casa, no tenía ni los catorce años entonces. También se iba al cerro a traerme la leña con otros cipotes. Siempre estaba pendiente-, recuerda.<br /><br />Lucas iba a la escuela de Nejapa, al igual que sus hermanos, entonces Antonia comenzó a verlo con sospecha pues se dio cuenta que quizá él, aunque era un muchachito, también estaba involucrado con las organizaciones de izquierda. Un día Lucas se acercó y le dijo:<br /><br />-Mire, mamá, yo me voy a ir, tenemos que luchar, dicen los compañeros que después nos van a dar tierras para que vivamos mejor.<br /><br />Antonia respondió con una incólume profecía:<br /><br />-Sí, le dije yo, el cementerio. Esa es la tierra que te van a dar, la del cementerio.<br /><br />No pudo evitar que se fuera, aunque hizo mucho por no verlos "metidos en cosas", como lo recuerda:<br /><br />-Yo lo regañaba pero él necio que se iba. Y como no tenía la edad me pidió que le firmara los documentos para poder irse.<br /><br />Así es como sus hijos comenzaron a partir, sin avisar. Igual sucedió con Lucas. Desde ese día que su hijo menor salió de aquella casa, donde aún sigue viviendo Antonia, no lo volvió a ver jamás.<br /><br />Es bastante probable que algunos de los hijos de Antonia hayan sido desaparecidos, como Samuel Edgardo Romero Osuna, que fue capturado por las autoridades militares cuando andaba en una actividad de propaganda. Lo cierto es que de tres de sus hijos no se tiene noticia sobre el lugar donde fueron enterrados, paradójicamente el más chico, José Amílcar "Lucas", fue asesinado por sus mismos compañeros.<br /><br />Mario Daniel Romero "Tilo", el único hijo que le sobrevive a Antonia, también se marchó de aquella casa de Nejapa, en busca del mismo sueño revolucionario. Cuando ella se vio sola y sumergida en una situación económica desastrosa, además de insegura, salió disparada y cruzó la frontera con Guatemala.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Exilio y retorno</span><br /></div><br />Vivió los años de la guerra en aquel país, lavando y planchando ropa ajena, sobreviviendo en la mayor de las pobrezas, yendo a la iglesia y orando cada día por sus hijos, como ella misma lo recuerda. En ese exilio inclemente pasó días de hambre cómo no vivió en ningún otro tiempo.<br /><br />Un día de enero de 1992 el mundo conoció la noticia más importante para nuestro país: la guerra había terminado. La mujer creyó que era el momento de dar la vuelta, tomó sus "trapos", los envolvió en una colcha, hizo el tanate y regresó a su país.<br /><br />Era la hora de buscar a sus hijos, de saber de sus vidas. Sus hijas sobrevivieron, una en Guatemala y la otra en Estados Unidos. Una de ellas fue torturada y vejada por la Guardia Nacional. Los varones todavía faltaban.<br /><br />Llegó a la misma casa y se arrinconó en un pequeño cuartito, donde sigue pasando las páginas del calendario. Desde su regreso no dejó de preguntar por sus hijos, como tampoco ha dejado de ir a la iglesia un solo día.<br /><br />Una mañana del final del año recién pasado, sus vecinas le avisaron que su hijo Tilo estaba hablando en la televisión, entonces supo el destino fatal del más chico, José Amílcar "Lucas".<br /><br />Antonia es una mujer admirable, no sólo por la edad y la energía física que aún conserva, especialmente lo es por su temple moral, en sus ojitos ancianos rebotan las olas de un mar que quedó atrapado en un silencio que ha comenzado a derrotar la insustancialidad de los discursos de los hombres que prometieron un mundo mejor, y que hoy ocultan el asesinato de su amado José Amílcar:<br /><br />-Dios ha sido mi refugio en mis días de dolor, el mejor juez de los jueces, el único que no se puede pistear. La verdad está en sus manos, él decidirá cuándo anunciarla-, me dice con tono valiente, alza los brazos y mira al cielo.<br /><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion96/pages.php?Id=736">centroamerica21.com/edicion96/pages.php?Id=736</a></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-78499755952759463752009-02-19T12:00:00.000-08:002009-02-23T12:09:37.804-08:00El silencio de Ramiro<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;"><br />"¿Pero quién es Ramiro?", me preguntó un periodista extranjero que cubrió el conflicto interno salvadoreño, y que entrevistó a toda la jefatura guerrillera, excepto al comandante Ramiro. Suponía que yo debía saberlo porque he escrito cientos de páginas sobre los entresijos de esa guerra y sus protagonistas. Pero tuve que admitir que tampoco yo conocía gran cosa de ese personaje que de pronto ocupaba la portada de todos los periódicos.</span><br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0); font-weight: bold;">Me puse entonces a buscar información en viejas publicaciones y entre militantes y ex militantes del FMLN. El resultado fue poco alentador. "Es que de Ramiro nadie sabe mucho", me dijo uno de los consultados. Con todo, seguí indagando y algo pude sacar en claro. Este es el reporte de esa investigación. </span><br /><br />Geovani Galeas<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);">Ramiro Vásquez no sale en las fotos ni en las películas de la guerra. José Luis Merino solo ha concedido una entrevista desde que se firmó la paz. </span>Pero se trata del mismo hombre que fundó y comandó las guerrillas del Partido Comunista, y que una vez fallecido Schafik Hándal se convirtió en el dirigente más poderoso del FMLN.<br /><br />Hándal fundó su prestigio casi legendario en la visibilidad de su presencia incesante en cincuenta años de luchas antigubernamentales, presencia cuidadosamente historiada por otros y por él mismo.<span style="color: rgb(255, 0, 0);"> Ramiro Vásquez en cambio construyó su poder en riguroso secreto, sin dejar huella de lo que pensó, dijo e hizo. </span><br /><br />Poco después de la fallida "ofensiva final" guerrillera de 1981, Joaquín Villalobos planteó que los dirigentes del FMLN no debían ocultar sus nombres ni cubrirse el rostro como si fueran bandoleros anónimos, sino mostrarse abiertamente para proyectarse como estadistas. S<span style="color: rgb(255, 0, 0);">olo Merino no se quitó la capucha ni dejó de llamarse Ramiro.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ya firmada la paz Ramiro Vásquez dio paso a José Luis Merino, diputado del Parlamento Centroamericano. Cuando se le pregunta si él es el verdadero poder detrás del trono, responde: <span style="color: rgb(255, 0, 0);">"No soy el que manda en el FMLN, solo estoy en el equipo de los que mandan". Pero todos los de ese equipo son habituales en las primeras planas y las pantallas televisivas, excepto Merino, que al igual que Ramiro sigue haciendo pareja con el secreto.</span></span><br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">El escándalo</span><br /></div><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);">El pasado 10 de mayo el diario el País, de España, reportó que un tal "Ramiro salvadoreño del FMLN", negociaba con la narcoguerrilla de las FARC </span>temas que van desde secuestros a realizarse en Panamá, tráfico internacional de armas y envío a Colombia de ex guerrilleros salvadoreños entrenados en Vietnam.<br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);">La información se basaba en correos electrónicos encontrados en las computadoras incautadas a Raúl Reyes, el abatido segundo jefe de las FARC.</span> Dichos correos fueron examinados por Maite Rico, la corresponsal de El País.<br /><br />El FMLN negó todo vínculo con las FARC, y alegó que el reportaje del periódico español era parte de "una campaña mediática de la derecha internacional y nacional para desprestigiar al partido". El candidato presidencial farabundista, <span style="color: rgb(255, 0, 0); font-weight: bold;">Mauricio Funes, también dijo que la información de El País no era confiable.</span><br /><br />Por esos mismos días otros medios colombianos, así como <span style="font-weight: bold;">The Wall Street Journal y el diario El Comercio, de Perú,</span> también accedieron a <span style="color: rgb(255, 0, 0);">información de las computadoras de Reyes y publicaron más detalles comprometedores para Ramiro y el FMLN. </span><br /><br />En todo caso, ese partido y su candidato afirmaron que los contenidos de las computadoras pudieron ser alterados por el gobierno colombiano. Solo que ese gobierno había sometido al escrutinio técnico de la INTERPOL los discos duros, y sería ese organismo internacional el que certificaría si dichos contenidos habían sido manipulados o no.<br /><br />La INTERPOL dio por fin su veredicto, en el sentido de que no había existido ninguna manipulación, y de que la información filtrada por las autoridades colombianas a los medios de prensa era auténtica.<br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);">Para rematar el cuadro, el presidente venezolano, Hugo Chávez, reveló en público que él había conocido a Raúl Reyes precisamente en El Salvador, en 1996, durante la realización del Foro de Sao Paulo, cuyo anfitrión en esa ocasión fue el FMLN.</span><br /><br />No pudiendo ya negar ni el vínculo ni la autenticidad de la información consignada por la prensa, pero sobre todo acuciado por la evidencia de que pronto saldrían a la luz nuevas revelaciones sobre Ramiro y la relación del FMLN con las FARC, los dirigentes de ese partido admitieron que sí habían existido esas relaciones, pero no en el sentido que lo establecían los reportajes publicados.<br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);"><span style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);">El candidato Mauricio Funes, </span>por su parte, llegó incluso a decir que, en todo caso, el tal Ramiro mencionado en las computadoras de Reyes no era necesariamente José Luis Merino, "ya que en el FMLN hubo muchos Ramiros durante la guerra"</span>.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Un paso a las armas</span><br /></div><br />En marzo de 1979 el Partido Comunista salvadoreño realizó su Séptimo Congreso. La discusión central giró en torno a la necesidad de sumarse a la lucha guerrillera, misma que había caracterizado en los años anteriores como una peligrosa "desviación ultraizquierdista".<br /><br />Diez años antes, en 1969, los comunistas habían discutido exactamente lo mismo. En aquel momento el secretario general del partido, Salvador Cayetano Carpio, pugnaba por la lucha armada, en tanto que el segundo dirigente en importancia jerárquica, Schafik Hándal, se pronunciaba por la vía electoral.<br /><br />Hándal terminó por imponerse en la disputa; Carpio salió del partido y fundó las FPL en abril de 1970. Por esos días también se fundó el Ejército Revolucionario del Pueblo, y poco después surgieron las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos.<br /><br />Para 1979 la situación nacional entró en crisis. La izquierda consideró llegado el momento de asaltar el poder. Pero el Partido Comunista carecía de una estructura militar. Comenzar a prepararla fue la decisión tomada en el Séptimo Congreso. <span style="color: rgb(255, 0, 0);">La tarea fue encomendada a un discreto estudiante de segundo año de sociología, José Luis Merino, que por entonces ostentaba el cargo de secretario general de la Juventud Comunista.</span><br /><br />Los combatientes de las FPL, ERP, FARN y PRTC se formaron en la experiencia misma del combate a los largo de los años setenta. Para 1979 muchos de ellos eran ya consumados guerrilleros capaces de operar coordinadamente en escuadras, pelotones e incluso excepcionalmente en compañías.<br /><br />Los comunistas, que habían estado empeñados hasta entonces en las competencias electorales, carecían de esa experiencia militar. <span style="font-weight: bold;">¿Cómo hizo Ramiro Vásquez para conformar en poco más de un año las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL, brazo armado de su partido?</span><br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">La formación militar</span><br /></div><br />Los dirigentes comunistas salvadoreños comenzaron a viajar a Rusia desde los años treinta, y ya en los sesentas incluyeron a Cuba en su agenda de viajes. Circunstancias precisas de esos itinerarios se relatan en la biografía de Miguel Mármol y a lo largo de la obra de Roque Dalton y otros autores de izquierda.<br /><br />Cayetano Carpio cursó durante cuatro años estudios de marxismo-leninismo en Moscú, a mediados de los años cincuenta. Pero según los relatos de Dalton la instrucción no siempre se limitaba al aspecto filosófico: él mismo recibió entrenamiento militar en Cuba tan temprano como en 1962.<br /><br />Por aquellos tiempos, un grupo de cuadros comunistas entre los que se contaba Schafik Hándal, Miguel Sáenz Varela y Domingo Santa Cruz entre otros, formaron la célula Frank Pais, en la cual todos sus miembros habían recibido entrenamiento militar en Moscú y La Habana.<br /><br />A finales de los sesentas los comunistas comenzaron a enviar a Rusia contingentes mayores de jóvenes salvadoreños, no necesariamente militantes del partido. Iban principalmente a la Universidad Patricio Lumumba y estudiaban las más diversas especialidades. Sólo un grupo selecto recibía instrucción paralela en la Academia militar Mijail Frunze, de la cual egresaban con grado de tenientes homologados al Pacto de Varsovia. Ramiro Vásquez fue uno de ellos.<br /><br />Según algunos de sus ex camaradas, Ramiro obtuvo su formación militar regular en Moscú; en La Habana aprendió las técnicas del clandestinaje y de la inteligencia y contra inteligencia, en tanto que en Managua absorbió de los sandinistas la experiencia de la lucha guerrillera.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">La guerra</span><br /></div><br />Hacia 1980 ya el Partido Comunista había conseguido algún armamento en el bloque socialista europeo. Mientras triangulaba la introducción clandestina de las armas al territorio nacional, vía La Habana y Managua, Ramiro entrenaba los primeros comandos urbanos de las FAL, al tiempo que implantaba incipientes campamentos de instrucción militar en Chalatenango, Santa Ana y el cerro de Guazapa.<br /><br />La cantera de su pequeña tropa en formación era la Juventud Comunista. Los oficiales que la comandarían en el terreno serían los jóvenes tenientes que comenzaron a regresar de Rusia desde finales de 1980, entre ellos Roberto Lorenzana y Sigfrido Reyes, ahora miembros de la Comisión Política del FMLN.<br /><br />Luego de la fracasada "ofensiva final" de 1981, Ramiro basificó su escasa tropa en el cerro de Guazapa, donde además ubicó su propio puesto de mando. Sin embargo, en ningún momento abandonó la conducción directa de los comandos urbanos que operaban en San Salvador.<br /><br />Durante los doce años que duró la guerra, Schafik Hándal se encargó desde Managua de la línea política estratégica, las alianzas y las relaciones internacionales. La operación militar, y las actividades relacionadas a la infiltración comunista en el ejército nacional, fue asunto de Ramiro. Pero casi ninguno de los hombres bajo su mando supieron en qué momentos estaba en el cerro de Guazapa o en San Salvador, sus dos escenarios de guerra.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">El pensamiento</span><br /></div><br />El FMLN fue el resultado de la alianza entre comunistas y socialdemócratas. Los comunistas fueron los últimos en sumarse a la lucha armada y su incidencia militar en la guerra fue mínima. Pero ya en la paz, fueron ellos los que coparon la dirección del FMLN y poco a poco fueron expulsando a los representantes de la izquierda moderada.<br /><br />Para los socialdemócratas o renovadores, el objetivo es el establecimiento pleno de la democracia con todas sus libertades; es decir, la reforma del sistema vigente; para los comunistas u ortodoxos, el objetivo es la dictadura del proletariado; es decir, la destrucción del sistema democrático vigente para dar paso a la construcción del socialismo.<br /><br />Después de su derrota electoral de 2004, el FMLN entró en un proceso interno de revisión de su estrategia y sus métodos de lucha. El primero de septiembre de ese año, Schafik Hándal presentó ante los cuadros de su partido una ponencia titulada "El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario". El centro de su argumento fue el siguiente: "Para transformar la realidad de El Salvador necesitamos un partido que siga fiel a la misión revolucionaria de cambiar este sistema".<br /><br />Fallecido Hándal, el replanteamiento quedó en manos de Ramiro Vásquez, quien apoyado por Salvador Arias presentó sus conclusiones en la Escuela de Cuadros del FMLN, en mayo de 2006.<br /><br />Lo dicho en esa reunión, cuyo contenido textual se puede encontrar en internet, y puede verificarse en el documento titulado "Un FMLN organizado bajo principios leninistas", firmado por Héctor Acevedo y publicado por la Escuela de Formación Política e Ideológica Feliciano Ama, del FMLN, no deja lugar a las interpretaciones.<br /><br />"Luego de los Acuerdos de Paz, los sectores de derecha nos llevaron a que nosotros mismos destruyéramos el victorioso modelo de partido que nos sirvió para hacer la guerra popular revolucionaria. Nos dieron paja con el cuento de abrir el partido y volvernos pluralistas, propositivos. Y lo aceptamos. El propósito era transformar el FMLN en un apéndice de la burguesía. No nos destruyeron pero lograron golpearnos", comenzó diciendo Ramiro.<br /><br />Luego añadió: "Lenin nos enseñó que en primer lugar el FMLN debe ser un partido con ideología, identidad y posición de clase. Todavía hay compañeros que niegan la lucha de clases, y por eso rechazan la lucha de calle. Dicen que eso es cosa del pasado (...) Hay al interior de nuestro partido gran discusión que requiere reforma de los estatutos, lo cual no es compartido por los llamados renovadores; es la misma discusión de Lenin con los reformistas de su época, entre marxistas revolucionarios y socialdemócratas, entre revolución y reforma".<br /><br />Por su parte Salvador Arias precisó: "Hay que estar claros que nos enfrentamos a un sistema y no solo a un partido (...) El sistema capitalista en El Salvador se orienta a un régimen político dictatorial".<br /><br />Evidentemente, al definir al FMLN como un partido anti sistema, las elecciones aparecen como un mero instrumento secundario en la estrategia de la toma del poder, pues según Ramiro Vásquez: "El tema electoral es un factor necesario en el proceso de acumulación de fuerzas, pero la vía electoral se vuelve insuficiente y se agota. Si bien las elecciones son un instrumento de lucha, no permiten construir un poder alternativo que surja de la destrucción del poder existente".<br /><br />En suma, como ya lo había advertido Ramiro en la entrevista concedida a El Faro en noviembre de 2005, se trata de un FMLN expresamente alineado con Cuba y Venezuela, hostil a los Estados Unidos, anticapitalista y anclado en los principios del marxismo-leninismo.<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">La contradicción</span><br /></div><br />El discurso político de Mauricio Funes, que poco a poco y a trompincones se va orientando hacia la social democracia, aparece ahora como una contraposición total en relación al pensamiento de Ramiro Vásquez y al replanteamiento estratégico iniciado por Schafik Hándal. ¿Pero representa ese discurso el verdadero proyecto estratégico del FMLN?<br /><br />Héctor Acevedo, otro de los mencionados en las computadoras de Raúl Reyes como uno de los contactos salvadoreños de las FARC, y coordinador de la directiva departamental del FMLN en Sonsonate, replicó en el mencionado documento el replanteamiento estratégico formulado por Ramiro, y parece adelantar una respuesta muy clara a esa pregunta: "El partido concebido por Lenin no es un grupo que se forma en torno a un caudillo para proporcionarle el apoyo de las masas que este necesita para la realización de sus ambiciones políticas".<br /><br />Y remata: "Es necesario que el FMLN asuma su ideología marxista-leninista y luche por mantener su unidad ideológica, de lo que se desprende que no pueden coexistir en su seno dos o más ideologías dentro del mismo partido (...) El proletariado necesita tener su propio partido, un partido de su clase, a través del cual pueda enfrentarse a la clase opresora, y pueda de esa manera disputarle el poder con todos los medios posibles, hasta arrebatarle el poder total".<br /><br />Ramiro Vásquez ha guardado absoluto silencio respecto al discurso de Mauricio Funes, pero es que el silencio es el sello de su estilo conspirativo, y es él quien tiene el control de las finanzas y del aparato del partido y las relaciones internacionales estratégicas. Si se considera su trayectoria, su pensamiento y su peso específico dentro del FMLN, ¿Qué oportunidad tiene Mauricio Funes de ser otra cosa que un instrumento más en sus manos?<br /><br />Por ahora, el único problema de Ramiro Vásquez está en la información aun no revelada de las computadoras capturadas a su colega de las FARC.<br /><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion62/pages.php?Id=170">centroamerica21.com/edicion62/pages.php?Id=170</a></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-16676659560454148162009-02-15T10:26:00.000-08:002009-02-23T11:48:30.940-08:00La saga de los Esquiveles<span style="font-weight: bold; font-family: webdings;"><br />Hijos de la revolución traicionada</span><br /><div style="text-align: justify;"><br /><span style="font-family: webdings;">Parte I</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">El apellido Esquivel es el génesis de una dinastía que pesa en la historia relatada en el libro Informe de una matanza. Grandezas y miserias en una guerrilla. Esta es parte de la saga de los Esquiveles, admirables combatientes revolucionarios.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Berne Ayalá</span><br /><span style="font-family: webdings;">redaccion@centroamerica21.com</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Una mujer mete pólvora a un trabuco mientras el hombre dispara un revólver 32.20. Cuando se terminan las balas ella le entrega la otra arma cargada para no interrumpir las descargas. Miran de vez en cuando hacia atrás, como buscando el sitio donde será la retirada. Entre los muros de la casa se esconde varios niños -hijos de ambos-. Ella se llama Bonifacia Ramírez de Esquivel y él, Benigno Esquivel. Uno de los niños que se esconde bajo un tabanco para evadir las balas del cerco enemigo se llama Anselmo Esquivel, quien muchos años después será el padre del capitán Juan Patojo de las FPL.</span><br /><br /><br /><span style="font-family: webdings;">El zafarrancho tuvo lugar en el departamento de Jutiapa, Guatemala. Los Esquiveles, una vez vencido el cerco enemigo, caminaron varios días y noches, bajo la lluvia y la oscuridad, arrastrando a su prole. Cruzaron la frontera de El Salvador y continuaron avanzando hasta el oriente del país, atravesaron el río Lempa entre San Vicente y Usulután, luego se internaron hacia el norte del poblado de San Agustín, y en un terreno poco accesible, quebrado y montañoso, iniciaron una nueva vida, una vida que buscaba la paz en un siglo repleto de guerras.</span><br /><br /><a style="font-family: webdings;" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5wvuxYvZss8k9BdNmK_Zvf3W6KSADWlCc-f5otZv1vlHSlIOF2aAvWD2VAn50l_mKk2WpGU7M41xWY_r9MFIjCV0V5DIDXgIkzACaEkGIIPcqLs9Wpx7wvKysRQgy1ZsV1exe7tiJQeo/s1600-h/hijos+de+la+revolucion+de+el+salvador+1.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 268px; height: 408px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5wvuxYvZss8k9BdNmK_Zvf3W6KSADWlCc-f5otZv1vlHSlIOF2aAvWD2VAn50l_mKk2WpGU7M41xWY_r9MFIjCV0V5DIDXgIkzACaEkGIIPcqLs9Wpx7wvKysRQgy1ZsV1exe7tiJQeo/s400/hijos+de+la+revolucion+de+el+salvador+1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298689655977938402" border="0" /></a><span style="font-family: webdings;">El apellido Esquivel es el génesis de una dinastía que pesa en la historia relatada en el libro Informe de una matanza. Grandezas y miserias en una guerrilla. Ese apellido fue traído a nuestro país por esos peregrinos guatemaltecos que se alzaron en armas en el rebufo de la revolución mexicana y sus ecos guatemaltecos, a principios del siglo XX, y que generaron una familia de combatientes revolucionarios en nuestro país.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">-Mi abuelo sólo traía un paraguas cuando llegó a estos lados, y con ese paraguas se tapaba mi papá y sus hermanos, que eran unos niños. Y se fueron a vivir al cantón la Quesera de Usulután. Cuando yo le preguntaba a mi papá que por qué se habían ido a vivir tan lejos, él me decía que porque andaban huyendo. Mi abuelo peleó con un 32.20 y mi abuela disparaba con una escopeta de taco. Mi papá estaba pequeño. Es que mi abuelo se reveló contra el gobierno. Mire, la cosa era perra, mi abuela cargaba las escopetas de taco y los dos tirando. En esa revuelta de Guatemala mataron a un hermano de mi abuelo, al papá de mi tío Antonio, por eso lo adoptó mi abuelo y fue como un hermano de mi papá -dice Juan Patojo.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Anselmo Esquivel, el padre de Juan, nació en 1912, la década de la revolución mexicana. A partir de lo que nos cuenta sobre su familia, hemos podido colegir que, con bastante probabilidad, sus abuelos Benigno y Bonifacia, hayan llegado a nuestro país un poco antes de 1920 o incluso ese mismo año, época en que la crisis mexicana produjo un conflicto entre Guatemala y México por la disputa del territorio de Chiapas.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Pero la pelea por la vida librada por los Esquiveles fue en el conflicto civil interno de Guatemala, al que algunos historiadores llaman "revolución" o "la rebelión popular", que tuvo lugar en 1920, y que terminó con el gobierno del presidente Manuel Estrada Cabrera. Ese "movimiento popular" fue dirigido por el que sería presidente de ese país, Carlos Herrera y Luna. Dicha crisis política fue influenciada por la revolución mexicana y provocó el alzamiento de miles de guatemaltecos y la migración de muchos. Bonifacia y Benigno Esquivel son parte de esos alzados.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">-Cuando mis abuelos se vinieron para El Salvador, como era una revuelta dura, también se vinieron los hermanos de mi abuela y mi abuelo, y el hijo de mi tío Antonio que murió allá. Ese mi tío Antonio pegó como veinte hijos.</span><br /><br /><a style="font-family: webdings;" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrfzZpLJePPIY7Ll_YnroQsh5IKUcCkG95Y6kb6cSAmt5fibFQ7uW3ZM1ZPA222o1YrkJ7ZQhGWKg3BoL8yeSUwUCeTsicolzaFjqjb2CwgmCcCP3QXyUk0JFoOh11mtjbQDtE4u0cD4s/s1600-h/hijos+de+la+revolucion+de+el+salvador+2.JPG"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 282px; height: 230px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrfzZpLJePPIY7Ll_YnroQsh5IKUcCkG95Y6kb6cSAmt5fibFQ7uW3ZM1ZPA222o1YrkJ7ZQhGWKg3BoL8yeSUwUCeTsicolzaFjqjb2CwgmCcCP3QXyUk0JFoOh11mtjbQDtE4u0cD4s/s400/hijos+de+la+revolucion+de+el+salvador+2.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298689162213427922" border="0" /></a><span style="font-family: webdings;">Juan recuerda que, años después, en la crisis de 1932, su madre que era una muchacha de unos quince años, escuchó hablar de los comunistas y que las patrullas hacían trincheras de piedra en las calles, ella, que se llamaba Antonia Flores, vivía en el poblado de Berlín.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">-Mi mamá era de Berlín y me contaba que le hablaban del comunismo, cuando ella tenía quince años, que las patrullas hacían rimeros de piedras, esperando a los comunistas. Y dice que un día a un carro se le fueron los frenos y pasó por encima de la trinchera y dice ella que corrió a la casa bien asustada gritando: hay vienen los comunistas y mis abuelos la garrotearon toda, no hagás bulla, le dijeron.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Por esos días fue que doña Antonia se conoció con don Anselmo, para entonces él tenía veinte años y a esa edad fue que se casaron y comenzó a producirse, junto a los otros hermanos de don Anselmo Esquivel, la generación de lo que más tarde sería una de las colonias de guerrilleros más grande de El Salvador, la que llevó el gen de aquel apellido del revólver 32.20 y las escopetas de taco.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">-Cuando viene mi abuelo, ya habían matado al papá de mi tío Antonio. Allá en Guatemala fueron dos muertos, uno hermano de mi abuelo y uno hermano de mi abuela -cuenta Juan.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Uno de esos tíos abuelos caídos en combate en Guatemala era el abuelo de "Raúl Murciégalo", combatiente revolucionario que fue "ajusticiado" por las FPL en el frente paracentral.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">-"Raúl Murciégalo", que en verdad se llamaba José Luna Esquivel, me decía tío, pero era mi primo. Era hijo de mi tío Chilo Esquivel.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">Luego de asentarse en los territorios de La Quesera, don Benigno Esquivel hizo un préstamo de quinientos colones y así comenzó a comprar las tierras que serían de sus hijos y nietos. Asegura Juan que su abuelo fue alcalde municipal de San Agustín, Usulután, durante dos periodos. No hay duda que estos hombres han llevado la agitación política bien metida en la sangre.</span><br /><br /><span style="font-family: webdings;">http://</span><a style="font-family: webdings;" href="http://centroamerica21.com/edicion93/pages.php?Id=691">centroamerica21.com/edicion93/pages.php?Id=691</a><br /></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-64114150437515380382009-02-13T07:00:00.000-08:002009-02-23T11:47:22.490-08:00Informe de una matanza: El hijo de Agustín la Liebre<div style="text-align: justify;font-family:verdana;"><span style="font-weight: bold;"><br />Un anexo al Informe de una matanza</span><br /><br />Ramón, hijo de Pablo Esquivel (conocido como Agustín la Liebre en el frente paracentral, y asesinado por sus mismos jefes), oyó hablar del libro Informe de una matanza. Grandeza y miseria en una guerrilla. Entonces decidió contactarnos. Berne Ayalá fue hasta su rancho y descubrió que la historia de los Esquivel es mucho más dolorosa de lo que creíamos.<br /><br />Berne Ayalá<br /><br />Escritor salvadoreño<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1sDWmJOwFML7kCJRTb6Cv4aFFC89GZap5oVvnCvRHdGrZ1VePoGgAxkx2UpD7xWKzBt8rDb1FNAz3VN22jUI9tV7HvKyj4LVJjWEI083TswfIJAAubqKKjGfcPCMSZBbuIvcLArj4mpk/s1600-h/hijo_de_la_liebre_3%5B1%5D.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 307px; height: 295px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1sDWmJOwFML7kCJRTb6Cv4aFFC89GZap5oVvnCvRHdGrZ1VePoGgAxkx2UpD7xWKzBt8rDb1FNAz3VN22jUI9tV7HvKyj4LVJjWEI083TswfIJAAubqKKjGfcPCMSZBbuIvcLArj4mpk/s400/hijo_de_la_liebre_3%5B1%5D.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298685173439809026" border="0" /></a>La llama prendida calienta el agua para el café,las musarañas del final de la tarde se mecen como arañas en la pared construida con tablas, un perro enano pasa al lado del poyetón arrastrando un pedazo de cadena, en el corredor de tierra no hay sillas, más que un tablón largo en forma de banca cuyas patas están sembradas en el piso.<br /><br />Desde la puerta que conduce al interior se observan las hamacas colgadas y los canceles de plástico con flores de colores con los que se cubre el interior del dormitorio, él va vestido de calzoneta, su tío, el capitán Juan Patojo, le recuerda el parecido con su padre y su conversación adquiere el tono del territorio árido que hoy rodea su choza, el ruido del río tiembla atrás, pero también la fotografía de la guerra:<br /><br />-No, si este es Pablo, no puede ser otro, Pablo Esquivel -dice Ramón, mencionando el nombre de su padre, mejor conocido en la guerra como Agustín la Liebre, recordando los comentarios que hace todo aquel que conoció al veterano guerrillero que fue su progenitor y lo compara con él. Al verlo a los ojos hemos preferido quedarnos con esa versión, de que Ramón es el vivo retrato de Agustín, es en definitiva una idea atractiva para la historia de una familia sumamente admirable, la de los Esquivel.<br /><br />-Y aquel hombre estaba alegre cuando yo le dije que era Pablo (Agustín), y pregunta que si es cierto porque lo veía igualito y entonces creyó que no había muerto -dice Juan Patojo.<br /><br />-Y usted se llama Pablo, me pregunta, y yo le digo que no y él me dice nombre si es que así le hubieran puesto porque es igualito -agrega Ramón al recordar lo que le dijo el hombre que salía de la sorpresa.<br /><br />La familia nuclear de Pablo Esquivel, mejor conocido en la guerrilla como Agustín la Liebre, estaba constituida por seis miembros, los esposos y cuatro hijos. Los esposos y los dos hijos mayores se fueron a la guerra en el frente paracentral, sólo sobrevive Ramón, en cuya casa hemos situado nuestra cámara y nuestros sentidos. A uno de los hermanos menores lo llevaron a un refugio de Honduras y después se fue a Estados Unidos donde hoy vive.<br /><br />Ramón llegó a convertirse en guerrillero a la edad de nueve años. La sola mención de su edad, similar a la de uno de los niños que juega dentro de su casa, vuelve inevitable la reflexión acerca de la infancia de la militancia guerrillera en El Salvador. Llegó al frente en el año 1986 y cuando cumplió sus once años estaba listo para acompañar a las tropas que participaron en la ofensiva de 1989.<br /><br />-Antes pasé peleando en la zona de la Ángela Montano. Si a los seis meses de haber entrado ya me habían mandado a poner una emboscada. Fue el primer susto que tuve -dice Ramón.<br /><br />Agustín fue instructor de su propio hijo en el frente paracentral, después dejaron de verse, salvo en algunos momentos muy cortos cuando las columnas guerrilleras donde cada cual andaba se entrecruzaban por aquellos lugares. Durante la ofensiva de 1989 Ramón vio combatir a su padre, cuando andaba al mando de un destacamento guerrillero.<br /><br />Ramón recuerda hoy a dos de los jefes de su unidad en aquellos duros días de combate, los tenientes Carlos y Moris, cuya sola mención invoca los oscuros procedimientos de exterminio suscitados en el frente paracentral. Ambos han sido señalados por los testigos como dos de los mayores ejecutores directos de muchos guerrilleros.<br /><br />-A los tres días que entramos a Zacatecoluca y se vio la cosa perra, heridos, muertos y pedaceados por todos lados, el teniente Moris se cagó, le agarró pálida. Y lo perro fue que había que ver qué hacer. Inmediatamente lo cambiaron y pusieron a Carlos -dice Ramón.<br /><br />Ramón estuvo en varias de las zonas del frente paracentral, pero también combatió en el norte de Chalatenango. Antes de que se diera la batalla de la ofensiva de 1989, cuando Ramón y uno de sus hermanos estaban destacados en la zona de la Ángela Montano, de donde eran originarios, ambos recibieron la orden de pasar al otro lado del río, a la zona de Gavidia. Ramón no aceptó, quizá por una intuición, lo cierto es que su hermano sí obedeció la orden. Hoy recuerda que esa vez lloró, cuando le dijeron que su hermano había caído en una emboscada. Fue el único de los tres miembros de su familia que cayó en combate.<br /><br />El fusilamiento de Agustín la Liebre fue el primero que conocimos en nuestra investigación, en efecto, como su hijo lo recuerda, fue asesinado por sus mismos compañeros poco tiempo después de la ofensiva de 1989, en los primero meses de 1990.<br /><br />Pero hay una parte de la historia que no conocíamos. La madre de Ramón, esposa de Agustín la Liebre desde antes que comenzara la guerra, también fue fusilada. Se llamaba Rosa y habían vivido al norte de San Agustín, en el departamento de Usulután.<br /><br />-Primero mataron a mi mamá. Me reunieron a mí, como para concientizarme de que la habían matado. Me habló Judas y me habló el Cuto Nelson y Raúl Médico. Ellos tres hablaron conmigo, que la habían ajusticiado y que era contra. Y el problema no fue así, lo que pasó es que a mi mamá se le fue un disparo y le dio a otra compañera y por eso la ajusticiaron. A ella la fusilaron en la zona de la costa. A ella la mataron antes de la ofensiva y a mi papá después. Luego vienen y matan a mi tío José Esquivel (de seudónimo Carlos Clavo). Él se fue para Cuba y de allá salió en un avión y lo mataron en Nicaragua -recuerda Ramón.<br /><br />La familia Esquivel se ve golpeada no sólo por las muertes de sus familiares que cayeron en combate sino también por la misma decisión de sus mandos. Es indiscutible que ante la muerte injusta de un pariente se vendría el reclamo de los sobrevivientes, quienes de antemano estaban en la lista de sospechosos por el solo hecho de ser familiares. ¿Qué familiar, qué hijo, que hermano, que esposo, no reclamaría por la muerte de un pariente suyo?<br /><br />-Después de todo eso me agarraron en el volcán y me querían desarmar. Yo le dije a Judas que el fusil no se los daba y que no se los daba. Yo estaba en investigación. Hicieron una matazón en el pelotón donde yo estaba. Solo quedamos vivos tres: la Xiomara, Luis y yo, solo los tres quedamos vivos de los treinta. A toditos los fusilaron nuestros jefes. Eso después de la ofensiva. En ese pelotón había bastantes de la zona de Gualcho (norte de San Miguel), gente que llegó para reforzar en la ofensiva. Y eran compañeros buenos para pelear, buenísimos. Con ese grupo vine yo a la zona de Zacate para apoyar en la ofensiva. Pero también hubo unos dos que se lograron escapar, Elmer (segundo jefe del pelotón) y una cipota, cuando vieron que en la noche agarraban a la gente y la desaparecían. Nadie hablaba nada porque estaba perro. Si esa gente no se va también la matan -explica Ramón.<br /><br />Ramón tiene ahora 31 años de edad, entonces, cuando vio morir a sus compañeros, era apenas un niño de doce años. Pero no sólo eso, también fue conminado a cuidar a sus propios compañeros en una de esas noches. Uno de ellos era Amílcar y una guerrillera llamada María. Hoy, con el tiritar del fuego de la hornilla que prende a uno de sus costados, nos recuerda esa que sin duda fue una de sus pesadillas:<br /><br />-Los dos estaban quebrados, y desnuditos. Y me decía la cipota: levantame y nos vamos y yo le decía y cómo vas a caminar así toda quebrada, o dame el fusil, me decía. Y alguien me estaba vigiando a mí, a ver qué hacía. Si te suelto me van a matar a mi, le dije. Y además de nada sirve que te suelte si no te podés ir. Daba pena ver a los compas así tirados si semanas antes habíamos andado juntos peleando contra el enemigo ahí por el ingenio.<br /><br />Las historias contadas por los sobrevivientes calzan como los pies en los zapatos adecuados aún cuando muchos de ellos no se conocieron en aquellos días de la guerra, las valoraciones de los jefes y los testimonios de aquellos que fueron guerrilleros muy jóvenes hablan por sí solos, nos muestran una realidad subyugante.<br /><br />-Nos mandaron a cinco a hacer un golpe de mano, no fueron los que exploraron sino que nosotros que no conocíamos las posiciones del enemigo. Y fue bien raro porque cuando nos mandaron al ataque entramos en medio de los posiciones del enemigo y peleamos duro pero no nos mataron. A los tres días de que llegamos nos amarran como si lo que querían es que nos mataran. Entonces fue que mataron a los otros compas, porque no salió bien el operativo. O sea que era como si nos hubieran mandado para equivocarnos y luego nos mataban, bien raro.<br /><br />A Ramón le dijeron que la muerte de su padre, Agustín La Liebre, había sucedido debido a que era "contra". Ésa fue la explicación que le dio Judas, pero él no la aceptó y les argumentó que si así hubiese contra no hubiera peleado como peleó en la ofensiva o hubiera matado a sus compañeros.<br /><br />-Yo no creo, no creo y no creo, le dije. Cómo no, me dijo él, si toda tu familia es rebelde. Y como es cierto que mataron a varios -reflexiona.<br /><br />Un hermano caído en combate y con sus padres fusilados por los mismos compañeros, Ramón siguió combatiendo, jamás desertó, jamás abandonó las filas de la guerrilla, quizá porque no conoció otro mundo sino el de la guerra, quizá porque fue llevado a las líneas de fuego desde los nueve años, quizá porque su tiempo no fue otro que el de la muerte. Y fue con otros sobrevivientes al norte de Chalatenango, aún después de todo eso, y con tres pelotones del frente paracentral acorralaron a las unidades del batallón élite Bracamontes y lo hicieron adentrarse en el territorio de Honduras.<br /><br />Ramón es sereno al hablar, se percibe en él el aura del "viejo guerrero", un término que suena extraño al verlo cargar a su prole, su veteranía a los apenas treinta y un años representa una de esas vidas que no quisiéramos dejar de contar en esta saga de los Esquivel, una familia de la que nos falta hablar todavía en esta gran historia del frente paracentral, de los hermanos de Juan Patojo, de la madre de Agustín y de cómo esa familia se asentó en Usulután y cómo es que a pesar de los pronósticos siguen sembrando un jardín entre los chiriviscos tostados de cada verano.<br /><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion90/pages.php?Id=647">centroamerica21.com/edicion90/pages.php?Id=647</a></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-40924388636941338132009-01-20T10:44:00.000-08:002009-02-23T11:49:11.005-08:00Herard von Santos: Un soldado de élite entre las letras<div style="text-align: justify;"><br /><span style="font-weight: bold;">Conocí a Herard von Santos en un restaurante de San Salvador, hace ya casi dos años. Entre nosotros se interponía una cuenta pendiente: reconciliar los demonios de una historia que nos golpeó a todos los salvadoreños, la guerra.</span><br /></div><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><br />Berne Ayalá<br /></div>redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIQVe2Lp0-BkJodsbOJYCSEjPMIaoNdF6x16w3vN1ZsyrsXowayl-IdIWsOY6w5tqyIlMkNmDl0GmVsUauG-3ctQ1uCP2YTAXQmAz06JfOvasqnAr8qF2mSKkV5BEQGhYhwXGg6CzUXk/s1600-h/soldado+elite+1.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 195px; height: 220px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwIQVe2Lp0-BkJodsbOJYCSEjPMIaoNdF6x16w3vN1ZsyrsXowayl-IdIWsOY6w5tqyIlMkNmDl0GmVsUauG-3ctQ1uCP2YTAXQmAz06JfOvasqnAr8qF2mSKkV5BEQGhYhwXGg6CzUXk/s400/soldado+elite+1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298692432622849618" border="0" /></a>Él era el más nervioso de los dos, pero en el fondo ambos ya éramos hombres vencidos por el futuro y logramos encontrar las claves del tiempo y el misterio, supimos esa tarde que nuestra paz estaba firmada.<br /><br />Días de trueno fue el primer libro que leí de Von Santos, un testimonio descarnado que recrea las experiencias vividas por un militar de élite que se tomó en serio su profesión de guerrero, su vocación por las armas y su experticia para el arte operativo. En ese libro aborda lo que para cualquier militar salvadoreño que peleó la guerra civil fue la más emblemática experiencia: la ofensiva guerrillera lanzada sobre la capital en noviembre de 1989, él la vivió en primera línea.<br /><br />Pero la vocación de Von Santos está orientada más bien a la historia militar, su visión es detallada, técnica y fríamente documentada. Sin pavonearse en las "grandes academias", con un altísimo sacrificio ha logrado obtener impresionantes testimonios, compilar fotografías y contraer valoraciones detalladas de aquellos jefes y soldados que protagonizaron la guerra centroamericana, sin importar el bando en el que hayan militado.<br /><br />Ese es el gran mérito del ahora capitán retirado, Herard von Santos, que ha cruzado una de las fronteras más delicadas: la invasión al pasado desde una época rodeada de torpezas y de cegueras, de trabas burocráticas e ideológicas. Ha podido hablar con todos, auscultar con el frío y calculado método del historiador, despojado de subjetivismos para contar lo más claro posible lo que sucedió.<br /><br />En esa órbita se situó su segundo libro: Emboscada, Tanques Al Asalto. Un material que aborda las tácticas con intervención de vehículos blindados implementadas en el mundo en las guerras de contrainsurgencia. La posibilidad de comparar la experiencia salvadoreña con otros conflictos del mundo afina la puntería en un libro que no puede faltar en la biblioteca de cualquier estudioso o lector aficionado de la guerra y la historia.<br /><br />Von Santos presentará a las 4:00 PM de este sábado 7 de febrero, en el Círculo Militar, salón General Manuel José Arce, su más reciente producción: Soldados de Élite en Centroamérica y México, donde vuelve a confirmarse como un depurado y apasionado cazador de la historia militar, en una formidable y detallada investigación que devela "los camuflajes" de las mejores unidades militares centroamericanas y mexicanas de élite.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMpTAWkRlLO-PHWP_QihczeE5t3EC8s0zmO0YQXCOY-tXZ39W9IRjH8DigrvdErg9I5kHR33_iUTgA3T1ady8jjHEu5kF5ai-BDqdmdKy49xwXgnAF93_fYMccAbOLKSBY0M462QKsuG8/s1600-h/soldado+elite+2.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 158px; height: 173px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMpTAWkRlLO-PHWP_QihczeE5t3EC8s0zmO0YQXCOY-tXZ39W9IRjH8DigrvdErg9I5kHR33_iUTgA3T1ady8jjHEu5kF5ai-BDqdmdKy49xwXgnAF93_fYMccAbOLKSBY0M462QKsuG8/s400/soldado+elite+2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298692956783067202" border="0" /></a>Unidades de Fuerzas Especiales, Fuerzas Aerotransportadas, Unidades de Comando, Unidades de Infantería de Marina, Unidades de Hombres Ranas, y las Patrullas de Reconocimiento de Largo Alcance (PRAL), son algunas de las estructuras militares abordadas en este libro. Su tratamiento está contextualizado en las guerras que cada una de esas unidades tuvieron vida, pues la táctica, que es el alma de cualquier fuerza militar, sólo se puede poner a prueba en la guerra, en el escenario natural donde los peces se sumergen en el agua. Por eso es fácil compenetrarse en su texto, sin que para ello se requiera ser un especialista pues su método es sencillo, como suelen ser los buenos libros.<br /><br />El aporte de este libro es su valor agregado a nuestra cultura y nuestra historia, es incalculable. Gracias a esfuerzos como ese es que mañana, en diez años o veinte, o cien, los que vengan podrán escuchar el sonido de los cascos de los caballos troyanos que pasaron por el patio de nuestras casas, ahí mismo donde los guerreros después sembraron su jardín.<br /><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion93/pages.php?Id=690">centroamerica21.com/edicion93/pages.php?Id=690</a></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-33457977556115712152008-12-22T12:43:00.000-08:002008-12-22T13:22:56.076-08:00Las responsabilidades<div align="left"><strong></strong> </div><div align="left"><strong>El Fusilamiento</strong> </div><div align="left"><br /><strong>Las palabras finales de Mayo Sibrián</strong></div><div align="justify"> </div><div align="justify">Guayo, convivió con Mayo Sibrián durante sus últimos días de vida, además fue testigo del fusilmiento. Las palabras finales del comandante le descubrieron una realidad desconocida para él y que no consta en los reportes oficiales sobre las masacres en el frente paracentral. </div><div align="justify"><br /></div><p align="center"><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/7oPbphn0gTc&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=en&feature=player_embedded&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><embed src="http://www.youtube.com/v/7oPbphn0gTc&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=en&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></p><p align="justify"><br /><strong>Juan Patojo:<br /><br />"Lo han matado para limpiarse"</strong><br /><br />Los testimoniantes de Informe de una matanza, coinciden en señalar responsabilidades compartidas entre Salvador Sánchez Cerén, la Comisión Política de las FPL y los mandos del paracentral. Para ellos, testigos, víctimas y sobrevientes de esas masacres la historia no coincide con la oficial. Los testimoniantes sostienen que el fusilamiento de Mayo Sibrián no es más que una manera conveniente de evadir las culpas.<br /><br /></p><p align="center"><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/1ZTsYTSGmCk&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=en&feature=player_embedded&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><embed src="http://www.youtube.com/v/1ZTsYTSGmCk&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=en&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></p><p align="center">En orden de aparición: Juan Patojo, Pedro Café </p>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-7921215858118149572008-12-12T06:51:00.000-08:002008-12-22T13:24:36.913-08:00Los Horrores y las locuras de la guerra<div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify"> </div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Con el título de este artículo, que es uno de los subtítulos de mi libro "Memorias de un Guerrillero", hago referencia a la masacre que realizó Mayo Sibrian en el Frente Paracentral. <span style="FONT-WEIGHT: bold">Los miembros de la Dirección del ERP sabíamos que había habido una "matanza" de combatientes y colaboradores de las FPL a manos del jefe del paracentral. Pero creíamos que era únicamente responsabilidad de Mayo Sibrian;</span> estábamos tan poco informados, que en mi libro incluso cometo un error elemental de fechas: En 1984 escuché que las FPL habían logrado detectar un importante trabajo de infiltración enemiga en San Vicente que había culminado con la captura y ajusticiamiento de los infiltrados...Mayo Sibrian había matado en 1984 más de cien "infiltrados", según los más conservadores y según otros, los muertos fueron varios centenares. Sin embargo, nadie constató que los muertos fueran infiltrados.<br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Juan Ramón Medrano<br />Analista político<br /><a href="mailto:redaccion@centroamerica21.com">redaccion@centroamerica21.com</a> </div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br />Después hago referencia a la otra matanza realizada por Sibrian, después de la ofensiva del 11 de noviembre de 1989; siempre con datos muy generales, sin mayor conocimiento de los hechos. La primera matanza se había realizado en 1986 no en 1984.<br /><br />En el libro "El Salvador, el soldado y la guerrillera" el escritor salvadoreño Oscar Martínez Peñate se refiere en una de sus historias a estos mismos hechos, con el subtítulo "El ajusticiamiento de Mayo Sibrian", en el cual uno de los jefes operativos del Frente Paracentral relata una de las matanzas de la siguiente manera: <span style="FONT-WEIGHT: bold">Habían llevado a un pelotón de jóvenes cuyas edades oscilaban entre los 12 y 17 años, proceden</span><span style="FONT-WEIGHT: bold">tes de un campamento de refugiados salvadoreños, que estaba asentado en Honduras, para integrarlos a la guerrilla, y les dijo: -Cipotes, háganse para este lado y se ponen en fila. Los muchachitos pensaban que Mayo les iba a decir algunas palabras de bienvenida, estaban </span><span style="FONT-WEIGHT: bold">contentos y sonrientes, se les notaba el nerviosismo característico de su edad. Sin </span><span style="FONT-WEIGHT: bold">mediar palabra, Mayo tomó su fusil y les dijo: Vaya, les voy a enseñar, plah, plah, plah, plah. Los masacró a todos. Los bichitos cayeron al suelo como si eran pollitos, sin saber por que los había asesinad</span><span style="FONT-WEIGHT: bold">o el comandante.</span><br /><br />Disparó a sangre fría a 15 niños que habían llegado. Y a los compañeros procedentes del volcán de San Vicente les dijo: Todos estos monos son enemigos y por eso les mostré como se debe de actuar. Hay que ser revolucionario hasta las últimas consecuencias, para que le digan a su jefe (se refería a Abelio) como se hacen las cosas en este lugar.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIvTefxiEZnZS1TCFI5hdWh6MXQRYgbGCD_-IrP5Uub5UHOI1Y1S5nlpcrM5P1neFnMuiw_0UFhtS4yb5-8m8p64AwtsgLksRF6LxPT2HtKtARVEvn6s0Kia3PuiVtMqfTzstM3H8GBeM/s1600-h/COLUMNA_GUAZAPA_1981.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 434px; DISPLAY: block; HEIGHT: 264px; CURSOR: pointer" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5277535326877226898" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIvTefxiEZnZS1TCFI5hdWh6MXQRYgbGCD_-IrP5Uub5UHOI1Y1S5nlpcrM5P1neFnMuiw_0UFhtS4yb5-8m8p64AwtsgLksRF6LxPT2HtKtARVEvn6s0Kia3PuiVtMqfTzstM3H8GBeM/s400/COLUMNA_GUAZAPA_1981.jpg" /></a><br /><span style="FONT-WEIGHT: bold">Informe de una matanza.</span><br /><br />Hace pocos días ha salido la edición del libro <span style="FONT-WEIGHT: bold">"Grand</span><span style="FONT-WEIGHT: bold">eza y Miseria en una Guerrilla", un reportaje para Centroamérica 21, redactado por los escritores y periodistas salvadoreños Berne Ayalá y Geovani Galeas. Fue realizado en la zona geográfica que durante el conflicto </span>fuera el Frente Paracentral; son entrevistas a jefes, combatientes y familiares que conocieron a las víctimas.<br /><br />Hemos escuchado constantemente, que la Comisión de la Verdad en sus investigaciones calculó que el 95% de los crímenes los cometió la derecha y la Fuerza Armada y el 15% la guerrilla; en ella se hace referencia a los asesinatos de personalidades como Monseñor Oscar Arnulfo Romero y los sacerdotes jesuitas; a masacres contra pobladores indefensos; asesinatos de guerrilleros rendidos al ejército y una larguísima lista de crímenes atribuidos a la derecha y la Fuerza Armada. También escuchamos de asesinatos de alcaldes, de dirigentes de derecha y de asesinatos de soldados que se habían rendido, a manos de la guerrilla. En algunos de estos hechos fueron señalados con nombre y apellido dirigentes del ERP; por razones que cuento en mi libro yo no aparezco en dicha lista. Pero la masacre del paracentral, a pesar de su magnitud, extrañamente no llegó a oídos de la Comisión de la Verdad.<br /><br />Michael Walzer, en su obra "Guerras justas e injustas. Un razonamiento moral con ejemplos históricos." Cita a Clausewitz, quien se refiere a la guerra como: un acto al que en teoría no se le pueden poner límites...cada uno de sus adversarios trata de torcer el brazo a su oponente...la guerra tiende a exigir el más extremado empleo de la fuerza...quien utiliza la fuerza de forma implacable y no se arredra ante ningún derramamiento de sangre, debe por fuerza obtener una ventaja si su oponente no es capaz de hacer lo mismo. Dice que es: una continua escalada de cuyo desarrollo nadie es culpable.<br /><br />No obstante, como en todo acto humano, por brutal e inhumana que sea la guerra, también existe la dimensión moral. Y es desde esta dimensión, que Walzer nos recuerda que: Sea cual sea el enfoque que decida adoptar, no dejará de considerar que la guerra es una acción humana, deliberada y premeditada, de cuyos efectos alguien tiene que ser responsable... ¿Que opinión nos merecería un soldado o un hombre público capaz de mostrarse indiferente ante la atrocidad?<br /><br />Como nos encontramos a las puertas de las elecciones presidenciales más reñidas, después de la firma de los Acuerdos de Paz, cualquier hecho cierto o parcialmente cierto, que tenga que ver con los horrores de la guerra, va a ser descalificado por cada una de las partes. <span style="FONT-WEIGHT: bold">En este caso, la investigación de Ayalá y Galeas, buscará el FMLN descalificarla. Y es lógico, pues en la misma investigación periodística, una de las víctimas les dijo: Yo les voy a contar todo, todito, con nombres y apellidos de los muertos y los asesinos, pero no ahora en tiempo electoral. </span>Al leer el libro, uno se da cuenta de que los testimonios son tan fuertes, que no pueden ser descalificados por razones políticas o ideológicas, los hechos trascienden a lo más profundo del ser humano, a su integridad moral. Pablo Parada Andino (Goyo) a quien sustituyera Mayo Sibrian, como jefe del paracentral, Julio Hernández y Arnoldo Bernal, quienes fueron protagonistas y potenciales víctimas de estas historias, le dan fuerza al relato. La validez se la dan las víctimas y sus familiares.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7YzKmvB78305ra5BAnBQ8WkTHEt95x8VMx002G0nottWsiZFKdKaFsBQbiDrSzkAW39x_hsGRkjQb6KShzyavoMwLLdhY5Ob0Y_ZrU8dB1tpW_zvE1t69-SASyfDTHqzGVgK0YAwRlh0/s1600-h/CAMILO_Y_TATIANA.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 432px; DISPLAY: block; HEIGHT: 293px; CURSOR: pointer" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5277535878749878706" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7YzKmvB78305ra5BAnBQ8WkTHEt95x8VMx002G0nottWsiZFKdKaFsBQbiDrSzkAW39x_hsGRkjQb6KShzyavoMwLLdhY5Ob0Y_ZrU8dB1tpW_zvE1t69-SASyfDTHqzGVgK0YAwRlh0/s400/CAMILO_Y_TATIANA.jpg" /></a>Los diferentes jefes y combatientes coinciden en que la responsabilidad no fue, ni por cerca, únicamente de Mayo Sibrian, que terminó fusilado, acusado de ser el responsable de todos los crímenes. Giovani, uno de los jefes de la zona dijo: El culpable no fue Mayo...si él pudo matar tanta gente buena, fue por que los jefes se lo permitieron. Guayón también les dijo: Es que no era solo mayo el que tenía la culpa ahí entra toda la Comisión Política de las FPL, esa es la verdad. Miguel UV quien fuera radista de Mayo Sibrian dice en el libro: <span style="FONT-WEIGHT: bold">Mayo Sibrian solicitaba la autorización de Sánchez Cerén...Cuando Mayo le decía: Tenemos cuarenta capturados de las redes enemigas. Poco después llegaba <span style="COLOR: rgb(0,0,153)">la respuesta de Sánchez Cerén y siempre era la misma: Ejecútenlos.</span> </span>Goyo, fue encomendado para observar los sucesos de la paracentral. Después de rendir su informe durante varias horas a Sánchez Ceren, este sin preguntarle nada, al final dijo: -Mayo es un fundador de las FPL, es miembro de nuestra Comisión Política, es un hombre de prestigio y es mi amigo.<br /><br />En las páginas finales del libro, en el Epílogo, encontramos la siguiente reflexión de los autores: Esta investigación supera cualquier momento electoral, cualquier gobierno o partido político, por que representa una porción de la fotografía del ser salvadoreño, de su condición humana en una época cuya oscuridad nos sigue calando hondo, nos sigue cortando la voz y quebrando el sentido del futuro.<br /><br />De la misma manera que las víctimas de los hechos cometidos por las fuerzas del gobierno en aquella época merecen credibilidad y respeto, lo aquí contado debe estar en el mismo sitio, el de la reflexión de nuestro pasado reciente.<br /><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=605">centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=605</a> </div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-87414844854512904182008-12-09T08:40:00.000-08:002008-12-22T13:13:30.068-08:00¿Estas víctimas si, estas otras víctimas no?<div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify"> </div><div style="TEXT-ALIGN: justify">En las últimas semanas se han registrado en el país dos hechos relacionados a las víctimas de la guerra que sufrió nuestro país, esto ha generado una polémica en torno a las responsabilidades y la necesidad de justicia y reparación de los daños causados.<br /><br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />Por un lado, dos organismos internacionales de Derechos Humanos solicitaron a la Audiencia Nacional de España la apertura de un proceso contra catorce militares salvadoreños y el ex presidente Alfredo Cristiani, por el asesinato en 1989 de los padres jesuitas y sus dos colaboradoras.<br /><br />Por otro lado, la publicación del libro Informe de una matanza, grandeza y miseria en una guerrilla, ha puesto al descubierto el asesinato de más de mil combatientes y colaboradores civiles de la agrupación guerrillera comandada por Salvador Sánchez Cerén, actual candidato a la vice presidencia de la república, bajo la acusación de ser infiltrados del enemigo. Las ejecuciones ocurrieron entre 1986 y 1991 en el frente paracentral.<br /><br />En el primer caso, aunque anteriormente se juzgó y condenó a varios militares, la parte ofendida considera que éstos eran solo los autores materiales, y que los autores intelectuales han quedado en la impunidad. En el segundo caso, los responsables de las ejecuciones no han enfrentado ningún juicio, y el hecho ni siquiera fue mencionado, pese a su gravedad, en el informe de la Comisión de la Verdad.<br /><br />Durante un programa televisivo en que uno de los autores del mencionado libro, Geovani Galeas, explicaba cómo, cuándo y dónde ocurrieron las ejecuciones sumarias perpetradas por la guerrilla, una televidente llamó por teléfono para decir que el caso de los jesuitas sí merecía atención y justicia, "porque ellos eran santos", y que no era comparable con las otras ejecuciones "porque esos eran guerrilleros".<br /><br />La semana pasada, en el periódico digital El Faro, Ricardo Ribera, profesor de filosofía e historia de la UCA, escribió una columna en la que apoya lo dicho por la televidente en cuestión. Entre otras cosas, Ribera dice:<br /><br />"Centenares de ejecuciones sumarias de combatientes y colaboradores se habrían dado con el consentimiento del actual candidato (Salvador Sánchez Cerén). El caso nunca fue incluido en la lista de los que investigó la Comisión de la Verdad por una razón bien sencilla: por atroces que hayan sido esos abusos y violaciones a los derechos humanos, la Comisión consideró que se trataba de purgas internas o de casos de espionaje o de infiltración por el enemigo. Las víctimas no eran civiles. Eran combatientes en situación de guerra". Y agrega: "Es un caso que no puede equipararse a la masacre de El Mozote, con un millar de víctimas civiles, de todas las edades, o de las cuatro monjas violadas y después asesinadas, o del arzobispo abatido por la bala de un francotirador a mitad de la misa, o de los seis sacerdotes y dos colaboradoras de la UCA, sacados de sus camas para ser acribillados por una unidad de elite del ejército. No son comparables".<br /><br />Sin embargo, el director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, Benjamín Cuellar, plantea una visión distinta. En una entrevista en el canal 12 de Televisión, realizada por William Meléndez el pasado jueves, al referirse a las ejecuciones sumarias perpetradas por la guerrilla, expresó:<br /><br />"Cuando se dice que se trataba de combatientes, y que por eso el caso es distinto, no es distinto. Hay Derecho Internacional Humanitario, hay Convenios de Ginebra. Desde el momento en que yo te desarmo en mi campamento guerrillero, te torturo y te mato a garrotazos, es una grave violación al Derecho Internacional Humanitario, que debe ser igualmente investigada, castigada y reparado el daño a las víctimas".<br /><br />En otro momento de la entrevista manifestó: "Lo que pedimos es que se derogue la Ley de Amnistía, que se apruebe una Ley de Reconciliación que asuma las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, reparando el daño a las víctimas, dignificándolas, reconociendo que eran personas honorables, y reconociendo su responsabilidad el Estado y también la guerrilla".<br /><br />Sobre el planteamiento del director del IDHUCA, Meléndez ahondó sobre las implicaciones que esto tendría "poner en el banquillo de los acusados, someter a procesos judiciales, hacer condenas a funcionarios ya sea del gobierno o del FMLN..."; sobre el tema Cuellar planteo una alternativa que implica un nuevo pacto social "perdón para los que pidan perdón, reparación para quiénes necesiten reparación, y fortalecimiento de las instituciones".<br /><br />A las víctimas del paracentral y a sus familiares no se les ha pedido perdón, no se ha reconocido su honorabilidad ni su aporte al proceso nacional; por el contrario, se sigue afirmando que fueron infiltrados, traidores a la causa revolucionaria, y que por tanto y dentro de las leyes de la guerra lo que les correspondía era el ajusticiamiento. </div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=597">centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=597</a> </div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-74206779623882975812008-12-08T10:16:00.000-08:002008-12-08T13:38:58.947-08:00Goyo y Miguel Uvé: "¿Qué está pasando en el paracentral?"<div style="text-align: justify;">Dimas Rodríguez, miembro de la máxima jefatura de las FPL, era el más escéptico respecto al informe de la "vasta infiltración enemiga", y el más interesado en investigar y poner las cosas en claro.</div><div style="text-align: justify;"><br />Geovani Galeas/Berne Ayalá<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />No había valle o serranía, playa o volcán, camino o recoveco del frente paracentral en el que Goyo no fuera conocido y respetado por los jefes y combatientes guerrilleros, lo mismo que por sus familias.<br /><br />Había nacido en esa zona. Allí se había incorporado a la lucha como un joven organizador campesino allá por 1977. Allí se había sumado a las FPL por esas mismas fechas, y había ido ganando progresivamente, en combate, las jefaturas de escuadra, pelotón, columna, destacamento, batallón, operaciones y Estado Mayor, hasta convertirse en el comandante Goyo, jefe militar del frente paracentral.<br /><br />En abril de 1986 se le informó que tendría que cumplir una misión especial fuera del país. Unas semanas después llegaba a Cerros de San Pedro el hombre al que la máxima jefatura del las FPL había elegido para sustituirlo: el comandante Mayo Sibrián.<br /><br />Después de entregar el mando, y tras la ya mencionada conferencia de coordinación con Mayo Sibrián, se puso en camino. Su ruta de salida, con escalas de descanso y coordinaciones, pasaba por la zona guerrillera conocida como Radiola, el cerro de Guazapa y el cerro Bonete. Antes de llegar a este último punto, se detuvo algunos días en la comunidad Tres Ceibas, en el norte de la ciudad de Apopa. Habían transcurrido unos dos meses desde que saliera de Cerros de San Pedro.<br /><br />Una noche, en Tres Ceibas, recibió la visita de un grupo de familiares de guerrilleros de esa zona que habían sido enviados al frente paracentral. Le contaron angustiados que se estaba rumoreando que a algunos de sus parientes habían sido acusados de traición, y los habían torturado y matado sus mismos jefes. Esa información desconcertó a Goyo, pero era demasiado imprecisa como para tomarla como una certeza. Al día siguiente reemprendió la ruta que finalmente lo llevaría hasta Cuba.<br /><br />Un par de meses después de su llegada a La Habana, Goyo recibió la visita de tres miembros de la comandancia de las FPL. Querían saber cómo evaluaba él las condiciones de seguridad del frente paracentral. Estaban preocupados porque habían recibido informes sobre una vasta red de infiltración enemiga, tanto en las bases de apoyo en la población civil como entre las mismas tropas guerrilleras.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuy_PTu6Lw_BFbTiitLBFOK6M7ZY7HcJYIMdytkMndojIvaattgk4Kf-DRu-nskRDrwAqyDJ7SkLPU-QvZJ0kAAjsUqJ0oVx44elgrB64ZhUt4zbRLGCtJL9LKS_QCli_xVnjG3W7BUog/s1600-h/goyo+y+miguel.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 350px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuy_PTu6Lw_BFbTiitLBFOK6M7ZY7HcJYIMdytkMndojIvaattgk4Kf-DRu-nskRDrwAqyDJ7SkLPU-QvZJ0kAAjsUqJ0oVx44elgrB64ZhUt4zbRLGCtJL9LKS_QCli_xVnjG3W7BUog/s400/goyo+y+miguel.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5277536855039166082" border="0" /></a>Goyo les dijo que esa aseveración le parecía incoherente, que una infiltración de esa magnitud era imposible. Durante años él había realizado en ese frente, con la misma tropa, operaciones militares pequeñas, medianas y grandes, acciones logísticas a gran escala entre la población civil y bajo estrictas medidas de clandestinidad, y todo lo que él había observado durante esas experiencias estaba contemplado dentro de la normalidad de un estado de guerra.<br /><br />Los tres comandantes quedaron indecisos. No podían dudar de la evaluación de un cuadro con la experiencia política y militar de Goyo, pero le pusieron un ejemplo de lo que Mayo Sibrián había reportado como un signo de la infiltración. Se trataba de una operación en la que un grupo comando, teniendo a tiro a la unidad enemiga, había lanzado las granadas sin lograr pegar en el objetivo. Goyo pidió más detalles sobre ese incidente, y luego les presentó su consideración al respecto.<br /><br />-Es una típica acción en medio de un operativo enemigo. En esas circunstancias la exploración se hace sobre la marcha, los compas se echan las cargas al lomo y si hay tiro lo hacen sin más. Pero igual si andan cansados o están con hambre, y les toca efectuar el golpe de mano a las diez de la noche, un cusuco o una taltuza que salta por ahí en el monte los puede confundir y así se provoca un error. De esas experiencias les puedo contar cientos-, concluyó Goyo, ya adivinando y deplorando la suerte que los muchachos comandos habrían corrido.<br /><br />Uno de los tres comandantes, el legendario Dimas Rodríguez, era el más escéptico respecto al informe de la "vasta infiltración enemiga", y el más interesado en poner las cosas en claro, de acuerdo a Goyo. Fue él quien le preguntó cómo se explicaba, entonces, que Mayo Sibrián cometiera un error de apreciación tan grave.<br /><br />La respuesta de Goyo fue directa y contundente:<br /><br />- Mayo asumió, en el frente paracentral, el mando de dos batallones de élite, más de cinco columnas guerrilleras, un gran número de personal asignado a milicias, talleres y logística, o sea, casi la mitad del total de las fuerzas de las FPL; es decir que le asignaron una responsabilidad sobre una gran cantidad de territorio y de tropa, lo que superó sus capacidades tácticas, estratégicas y hasta psicológicas. Ustedes lo saben bien, lo más que Mayo había llegado a comandar era un destacamento, y de pronto le pusieron en las manos toda esa fuerza, cualquiera puede tener problemas en esa situación-, finalizó Goyo.<br /><br />Miguel Uvé, la muerte de los amigos<br /><br />Nicolás García, el comandante Miguel Uvé, es originario de San Vicente. Se incorporó a la guerrilla en 1974. Su pseudónimo Uvé deriva del hecho de haber sido uno de los fundadores de las Unidades de Vanguardia de las FPL. En el paracentral estuvo al mando del batallón "Andrés Torres" hasta 1983. Ese año fue enviado a Chalatenango, donde junto a otros otros comandantes también provenientes del paracentral, Goyo, Ramón Torres, Giovani y Walter, participó en la conducción de batallas que ahora son casi legendarias, como la del ataque a la Cuarta Brigada de Infantería.<br /><br />Ya casi al final de la guerra, en abril de 1991, viajaba en un vehículo junto al comandante Antonio Cardenal (Jesús Rojas) y un grupo de combatientes, en una zona que consideraban segura en el norte de Chalatenango. Sin embargo, fueron sorprendidos por una emboscada montada por una unidad especial del ejército.<br /><br />Jesús Rojas fue impactado mortalmente por una de las primeras ráfagas, a las que sucedió el ametrallamiento a mansalva y el lanzamiento de granadas de mano. La mayoría de guerrilleros caen abatidos, y solo quedan cuatro sobrevivientes heridos que tratan escapar arrastrándose y disparando sus armas. Uno de ellos es el comandante Miguel Uvé, que alcanza a parapetarse detrás de una piedra. Miguel intuía que Jesús Rojas, miembro de la máxima dirección de las FPL, estaba muerto, y le preocupaba que en su mochila cargaba no solo una gran cantidad de dinero sino, también, las claves de las comunicaciones e importantes documentos internos. En esa misma emboscada murieron varios guerrilleros del frente paracentral: Nando, Alirio, Manolón y otros más.<br /><br />Muy cerca de ahí, a ambos lados de la calle, acampaban varias unidades guerrilleras que ya habrían reaccionado ante la balacera, y estarían por llegar al sitio. Miguel y sus compañeros decidieron entonces seguir disparando, con el objeto de proteger la mochila de Jesús Rojas mientras llegaban los refuerzos. La unidad del ejército también sabía de la cercanía de los otros guerrilleros, y tuvieron que abandonar la posición ante la resistencia de los heridos y la inminencia del contraataque guerrillero.<br /><br />Pero mucho antes de eso, en 1986, pocos meses después de la llegada de Mayo Sibrián al frente paracentral, Miguel comenzó a recibir correos de sus amigos y compañeros de aquel frente de guerra. Las noticias que le enviaban eran desconcertantes. Algunos de los jefes de destacamento del batallón que él había comandado años atrás, el "Andrés Torres", le contaban que la situación era grave, que sentían temor de morir a manos de sus mismos mandos, pues se había caído en una extraña situación de desconfianza generalizada.<br /><br />Dos de esos jefes de destacamento, Chamba y Rogelio, le confiaron que temían que de un momento a otro se les acusara de traición injustamente, como a tantos otros compañeros a los que ya habían matado. El comandante Miguel Uvé se consternó por semejantes noticias, pues conocía a fondo a esos guerrilleros con quienes había combatido hombro a hombro durante varios años, y por cuya lealtad podía poner las manos al fuego. Muy poco tiempo después, Miguel recibió el informe de que, en efecto, Chamba y Rogelio habían sido ejecutados "por infiltrados". Al igual que Fermín, por los mismos días, tampoco Miguel Uvé imaginaba que la matanza del paracentral, apenas había comenzado.<br /></div><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=595">centroamerica21.com/edicion87/pages.php?Id=595</a>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-24206981115560711712008-12-04T08:17:00.000-08:002008-12-04T08:21:02.828-08:00Noviembre sangriento (Segunda parte)<div style="text-align: justify;"><br />Marvin Galeas*<br /><br />La idea de una gran ofensiva militar había estado obsesionando a Joaquín Villalobos, desde mediados de 1986. Atilio, su nombre de guerra, era el máximo jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo y el más joven de los cinco integrantes de la comandancia general del FMLN. Había entrado a Morazán en noviembre de 1982. Llevaba 14 fusiles AK-47 de fabricación soviética. Era un regalo de Fidel Castro para cada uno de los máximos jefes militares del ERP.<br /><br />Desde su llegada estructuró un puesto de mando móvil muy similar al de un ejército profesional. Lo conformaban unos doscientos hombres distribuidos en secciones de inteligencia y contrainteligencia, comunicaciones operativas y estratégicas que enlazaban los frentes de guerra y las retaguardias de San Salvador, Managua y Tegucigalpa; los encargados de la logística, fuerza de seguridad y el equipo de Radio Venceremos.<br /><br />Desde principios de 1986, Atilio tenía la certeza de que la guerra estaba empatada. La guerrilla en 1983 había enfrentado al ejército en una serie de grandes batallas, que incluía la defensa de posiciones. Había sido un buen año para el ejército guerrillero. Pero en 198<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk_wSGIC64LSC18ho24ZgC85jkSpX83RV5v7kSWJSA2JT27V-qeSfvP_WhdyNgj-5sfTSDYY2WODAP18-oE4Fcpuu4DLWNczFAa5uedwAzjH7cmOex1Kft0DTF4p8B8uXwC8duXcaXGY0/s1600-h/ch10.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 288px; height: 463px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk_wSGIC64LSC18ho24ZgC85jkSpX83RV5v7kSWJSA2JT27V-qeSfvP_WhdyNgj-5sfTSDYY2WODAP18-oE4Fcpuu4DLWNczFAa5uedwAzjH7cmOex1Kft0DTF4p8B8uXwC8duXcaXGY0/s400/ch10.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5275970547929349346" border="0" /></a>4 todo cambió. La Fuerza Armada introdujo más batallones de reacción inmediata, más aviones y helicópteros e introdujo nuevas modalidades de combate.<br /><br />Para complicar más las cosas el apoyo logístico desde Managua se había casi interrumpido, debido a las presiones políticas y militares del gobierno de Ronald Reagan. Hubo, en ese año, bastante desmoralización en los frentes guerrilleros. Las deserciones eran frecuentes. Entre 1984 y 1985, la guerrilla pudo haber perdido la guerra. Sin embargo supo resistir aplicando una estrategia de pequeñas unidades dispersas en el terreno haciendo guerra de desgaste, minas, francotiradores y sabotajes a objetivos económicos.<br /><br />En los dos años siguientes la guerra se estabilizó y entró en un ciclo que parecía interminable: repetidos operativos contrainsurgentes en las áreas rurales del país y respuestas guerrilleras en las áreas vitales estratégicas. Era la de nunca acabar. Pero hacia finales de 1987 las gestiones de las organizaciones guerrilleras lograron que los países del entonces campo socialista dieran un apoyo más decidido.<br /><br />Miles de fusiles AK, cohetes RPG-7, fusiles de alta precisión Dragonov, así como millones de proyectiles y pertrechos entraron a los frentes guerrilleros desde Corea del Norte, pasando por Cuba y Nicaragua. Las armas entraban por mar en pequeñas lanchas ultrarrápidas, que partían de noche desde las costas de Nicaragua, burlaban los complejos sistemas de vigilancia montados por el ejército de Estados Unidos en el golfo de Fonseca, hasta desembarcar en las playas de Usulután.<br /><br />También ingresaban por tierra en depósitos clandestinos construidos en todo tipo de vehículos, a través de la frontera entre Nicaragua y Honduras. Luego en Tegucigalpa las armas eran escondidas entre barriles y sacos de alimentos que supuestamente iban dirigidos hacia los campamentos de refugiados de salvadoreños ubicados en territorio hondureño, pero muy cerca de los frentes guerrilleros de Morazán y Guazapa.<br /><br />La ruta aérea, usada con menos frecuencia, era la más peligrosa. Pequeñas avionetas volaban cargadas de fusiles en horas de la noche, desde Nicaragua hacia pistas clandestinas en diversos puntos del país. Para principios de 1988 la guerrilla había renovado casi todo su armamento. El AK pasó a ser el fusil reglamentario del guerrillero. Los viejos M-16 fueron ocultados en depósito subterráneos y pronto serían enviados hacia las ciudades para los proyectados alzamientos populares.<br /><br />Los líderes del ERP convencieron, no sin muchas dificultades, a las FPL y el Partido Comunista que la ofensiva militar en las ciudades desentramparía la guerra y podría terminar en una insurrección y en la victoria militar. Estas dos últimas organizaciones al principio creían que era nueva aventura de los locos del ERP, pero al final entusiasmados con las armas y con la reactivación de los movimientos de masas, aceptaron.<br /><br />En abril de 1989, el ERP, estableció el puesto de mando estratégico de la ofensiva en una finca ubicada en las afueras de Managua. Exactamente el kilómetro 13 y medio de la carretera vieja a León. Casi todos los mandos guerrilleros salieron clandestinamente hacia Managua para la planificación de las maniobras militares. Todos regresaron entre julio y agosto. Todos, excepto cuatro. Ellos iban a ser los encargados de la coordinación de las operaciones y la coordinación con las otras fuerzas guerrilleras. La cuenta regresiva para noviembre había comenzado.<br /><br />*Columnista de El Diario de Hoy.<br /><br />http://<a href="http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3092437">www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3092437</a><br /></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-45058696122641670572008-12-02T09:35:00.000-08:002008-12-02T14:45:00.737-08:00Problemas en el ERP después de la ofensiva de 1981<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;">Ofensiva 1981</span><br /><br />Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental.<br /><br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />Largos meses han pasado desde la "ofensiva final". Los planes que impulsamos han dado resultado: hemos logrado sostener operaciones militares de manera permanente, consolidando la estructura de comandos; el enemigo ya no nos ha podido golpear como al principio de año y, además, con Miguel estamos recuperado en gran medida el frente occidental. Partiendo de esta situación es que me siento con fuerza moral para plantear unas críticas en la reunión del Comité Central a la cual nos han convocado para la próxima semana en Managua.<br /><br />El primer lugar al llegamos es la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. Me siento contento porque sé que aquí esta "M" y creo que voy a poder verla antes de seguir el viaje para Nicaragua.<br /><br />A Miguel y a mí nos traslada el compañero Bruno a un local de la organización. y nos dice que ahí estaremos hasta que se arregle la continuación del viaje, ya que nos tienen que preparar pasaportes hondureños. Al tercer día en este lugar, encerrados, Miguel y yo ya estamos aburridos, solo vemos televisión y fumamos sin control. En esta situación llegamos a la noche y cerca de las siete recibo una agradable sorpresa: la visita de "M", que de inmediato se me tira encima abrazándome y besándome llena de felicidad.<br /><br />-Vine a pasar la noche contigo-, dice dulcemente.<br /><br />Después de cenar y hablar sobre cómo nos ha ido todo este tiempo atrás, le enseño el documento que voy a presentar en la reunión del Comité Central; lo lee muy despacio y dice:<br /><br />-Me parece muy bien, solo que hay que tener cuidado con algunas palabras que se utilizan porque te pueden enredar.<br /><br />Me regresa el documento y no comenta nada mas al respecto, tampoco plantea la posibilidad de firmarlo. Me imagino que es porque es miembro de la Dirección Nacional y, aunque apoya las críticas, quizá no se quiere ver involucrada directamente por la relación sentimental que tiene conmigo.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijF0jGRvDrEtaJcAzMbOKxv5TSs81UM1g4vjXmSLAuWlbomHbQpQ3Y5Z3J1dionsS7AViuDGFZcQO5aRAHl0aABaz4iCFOyUz3CDKwxOjGlHhefbKnoiuaPwmgSlncy5vKEv6CHbUttLc/s1600-h/fiesta_x_acuerdos_d_paz.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 275px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijF0jGRvDrEtaJcAzMbOKxv5TSs81UM1g4vjXmSLAuWlbomHbQpQ3Y5Z3J1dionsS7AViuDGFZcQO5aRAHl0aABaz4iCFOyUz3CDKwxOjGlHhefbKnoiuaPwmgSlncy5vKEv6CHbUttLc/s400/fiesta_x_acuerdos_d_paz.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5275327106172154034" border="0" /></a><br />Los compañeros destacados en Honduras organizan que a Galia, Miguel y a mí nos traslade el mismo vehículo hacia Managua. En la frontera de Peñas Blancas nos bajamos del carro para estirar las piernas mientras el compa que nos traslada presenta la documentación. Al ver ondeando la bandera roja y negra de la revolución sandinista, observo a Galia que se estremece de emoción y murmura: "Que bello, que bello".<br /><br />Ya en Managua ha llegado el momento del encuentro con todos los delegados del país. Antes de iniciar la asamblea se escucha una sola algarabía: todo mundo habla al mismo tiempo sobre diferentes temas en los pequeños grupos de compañeros que se han formado de manera imprevista en el salón donde vamos a trabajar.<br /><br />Joaquín Villalobos hace un llamado a que hagamos silencio para dar inicio a la asamblea del Comité Central. A continuación lee la agenda que propone la Dirección Nacional y pregunta si hay algún otro punto que se quiera discutir. Levanto la mano para pedir la palabra y digo:<br /><br />-Sí, yo traigo un documento que quiero presentar a consideración de la asamblea.<br /><br />Son muchos los temas a discutir y por esa razón a mí me toca exponer hasta el segundo día de trabajo. Antes de empezar a leer digo:<br /><br />-Compañeros, este es un documento de critica firmado por Galia y por mí. Lo presentamos a ustedes con toda seriedad y con el único fin de corregir errores y que nuestra organización se fortalezca. Empiezo a leer e inmediatamente se crea en el salón un profundo silencio. Después de unos segundos levanto la cabeza y veo todas las miradas clavadas en mí. Sigo leyendo y antes de terminar volteo a ver a Joaquín, que se mantiene serio, pero con la cabeza erguida y la mirada al frente. Leo con más energía la ultima parte y digo:<br /><br />-Para concluir, podemos argumentar que el mando general ha utilizado métodos equivocados para conducir la organización. Por esta razón proponemos al Comité Central que sea sometido a prueba durante seis meses, y de no corregirse los errores antes señalados, que sea suspendido de su cargo."<br /><br />Por unos cuantos minutos nadie se atreve a intervenir, hasta que Jonás rompe el hielo y pide la palabra.<br /><br />Sobre la carretera que conduce a la frontera de El Amatillo, de regreso a San Salvador, veo a través de la ventana del carro sin ningún interés. De repente me sonrío al recordar los detalles de la reunión y pienso en mis adentros:<br /><br />"Logramos topar al poste al hijueputa de Joaquín. Aunque fue muy hábil de su parte poner el cargo a la disposición en ese momento, porque él sabia que la mayoría no iba a estar de acuerdo. Lo que él buscaba era suavizar la situación, lo cual logró. Pero aun con eso fue un triunfo para nosotros, y si consideramos que con el apoyo de Miguel logramos que la asamblea autorizara el regreso de "M" a San Salvador, puedo por lo tanto sentirme satisfecho plenamente.<br /></div><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=578">centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=578</a>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-27828233446048401532008-12-01T15:17:00.000-08:002008-12-02T14:28:35.484-08:00Un encuentro en la casa de Juan Patojo<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;">Frente Paracentral, informe de una matanza</span><br /><br />Fuimos para que el viejo Tilo conociera a Guayón y a Edwin, el capitán Juan Patojo se vino con nosotros, antes de despedirnos en uno de esos desvíos vecinales nos dice: "Esto apenas comienza, la lista es grande, compas".<br /><br />Berne Ayalá<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3AtOl_GWaZoL49D2RS0RjYbDoubvEJlY5aEhIkbvyfZnvercrbHYP_v7c2SA0_L2eKNIt3_XfuV7rk7kKVN85K-8Gkc0hZgfGCraDUjwn0f_mH77-InLNjBdw1tw17-2q24Djkxf9wQI/s1600-h/encuentro+en+la+casa+de+juan+patojo.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 338px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3AtOl_GWaZoL49D2RS0RjYbDoubvEJlY5aEhIkbvyfZnvercrbHYP_v7c2SA0_L2eKNIt3_XfuV7rk7kKVN85K-8Gkc0hZgfGCraDUjwn0f_mH77-InLNjBdw1tw17-2q24Djkxf9wQI/s400/encuentro+en+la+casa+de+juan+patojo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5275321226168320722" border="0" /></a><br />Las cañas de maíz están tiradas en el patio, un cerdo araña ferozmente en el intento por sacar una pequeña mazorca que quedó atrapada entre las hojas, cuando lo logra se la come con todo y el olote mientras las gallinas picotean a su alrededor algunos de los granos que se le salen del hocico. El patio de la casa está reseco, el invierno se fue con todo y los charcos que encontramos meses atrás, cuando iniciamos esta historia de la vida y la muerte. Pero el verde aún no sale del dominio de los colores que bordean el lugar, los cercos, los potreros y los matorrales todavía se empapan de frescura, y el riachuelo artificial donde nadan los peces "cuatrojos" aún está hondo y cristalino.<br /><br />En el corredor están sentados el teniente Pedro Café, el capitán Juan Patojo y el viejo Tilo (como ahora le llamamos), hermano de Lucas (aquel joven guerrillero de las Fuerzas Especiales que fue asesinado en el frente paracentral por sus mismos jefes). Tilo no los conocía, los mira como si en las palabras de aquellos veteranos quisiera encontrar un gesto de su hermano. Insiste en llamarlos: Pedrito y Juancito, que en su voz nos recuerda esa costumbre que acompañó al colectivo de los militantes de las FPL. Ahí siempre hubo al menos tres dimensiones para un mismo nombre: Jorgón, Jorge y Jorgito, Felipón, Felipe y Felipito.<br /><br />Es muy probable que dado el tamaño de las FPL se haya ido desarrollando esa costumbre para distinguir a los que tenían el mismo nombre, que no es nueva en las guerrillas si recordamos al Pedrón de Sandino, el que se revive en las tonadas de Luis Enrique Mejía Godoy, cuando habla de la Adelita que silva todo el batallón rumbo a Waslala.<br /><br />Juan está descalzo, como suele andar en el verano, no pierde el tiempo en recordar que ya están dispuestos para ir ordenando las listas de los asesinados, que los familiares están pendientes del libro Grandeza y miseria en una guerrilla y que vieron en la entrevista de canal 12 con William Meléndez, al viejo Tilo y a uno de los autores del libro, Geovani Galeas. "Me quedé con ganas de oír más, es que cuando se habla de esa historia uno siente que quiere hablar un montón y después se acuerda que se le olvidó algún nombre", dice Juan.<br /><br />Le digo que Tilo quiere que le hable de su hermano. Y entonces le cuenta esa historia de los entrenamientos en el mar cuando Lucas solía nadar junto a Agustín la Liebre (sobrino de Juan y también fusilado por sus jefes). Los dos hombres ranas ingresaban mar adentro y nadaban horas y horas, no sólo como entrenamiento sino como táctica de reconocimiento de los recovecos de aquellos islotes de la bahía de Jiquilisco y sus alrededores. "Una vez fui yo, pero no aguanté el frío, es que como ellos se metían con sus equipos de buzo. No aguanté y tuve que salirme. Es que ellos eran fuertes y especiales para hacer esos recorridos, no cualquiera", dice Juan.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7L1_hCAPk45Ntlygy6-rf2vjhkccEeNMfMZNQ_V-qETrwk8VkcYTssRK9xCQ52nGOWFZnERFzmOlSb-d8JtGZ2On1jOC7Dbq_W7Y-vX1Bh9uB4t-DGb1QsHEi-FF5gy2CQ4wIGWdWqZg/s1600-h/1++encuentro+en+la+casa+de+juan+patojo+.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 358px; height: 267px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7L1_hCAPk45Ntlygy6-rf2vjhkccEeNMfMZNQ_V-qETrwk8VkcYTssRK9xCQ52nGOWFZnERFzmOlSb-d8JtGZ2On1jOC7Dbq_W7Y-vX1Bh9uB4t-DGb1QsHEi-FF5gy2CQ4wIGWdWqZg/s400/1++encuentro+en+la+casa+de+juan+patojo+.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5275321833060459298" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Tilo escucha con atención, junta las manos, mueve el hombro y atiende con oído pulsudo. Es obvio, se trata de su hermano y está orgulloso de saber de su vida, dieciocho años después que dejara este mundo. Es inevitable que en algunos momentos los presentes se miren a los ojos o evadan al otro cuando se habla de tanta gente muerta. Se mencionan listas grandes, dentro de ellos a los sobrinos de Juan y otras gentes que pelearon en esos lugares.<br /><br />Vamos a llegar lejos, dice Juan que está muy animado. En sus ojos silvestres hay una reflexión que no se puede expresar en palabras. Mira el libro y se alegra de tocarlo, lo mismo ha pasado con Pedro Café, hay alegría en sus gestos, es como si a toda esa gente alguien le hubiese recordado con algo tan simple como un libro, que ya no serán olvidados por lo que fueron en esta vida loca, y que cuando alguien venga a huronear nuestro pasado unas cuantas décadas después, ellos estarán ahí, tan vivos como hoy, tan inevitables como en estos días superfluos de campañas electorales.<br /><br />Cada vez que uno se sienta en el corredor de la casa del capitán Juan Patojo, siente la necesidad de salir de ahí con un nuevo libro escrito, porque los descubrimientos no cesan, como eso de que eran once hermanos con treinta hijos, que murieron seis de sus hermanos y más de una decena de hijos que vienen siendo sus sobrinos, en esa nuestra guerra donde muchos creemos que hemos perdido mucho hasta que no hablamos con gente como él.<br /><br />Salimos de ahí para que el viejo Tilo conociera a Guayón y a Edwin, Juan se vino con nosotros, iba vestido de camisa y sombrero negro, antes de despedirnos en uno de esos desvíos vecinales nos dice: "Esto apenas comienza, la lista es grande, compas".<br /><br />En esas palabras pensaba a la hora que cenábamos en casa de Edwin, un asado de carne y ensalada de pepinos con tomate. Tilo no pudo esperar la llegada de Guayón, se fue con uno de los hijos del misilero a buscarlo a su casa. Esa era la misión irrevocable pues el artillero fue uno de los que vio con vida a Lucas, poco antes de que fuera asesinado.<br /><br />De qué se trata todo esto, pensaba mientras los veía comer, todos hablando de la vida y de ese libro que estremece a aquellos que tengan el valor de leerlo con atención y delicadeza. Los muertos, todos sin excepción, merecen respeto, es lo que me dije ahí al ver las ondulaciones de las llamas de la cocina, como si recordara al hombre que jamás pude ver a los ojos porque vivió hace doscientos mil años.<br /><br />Unos quieren contar su vida, otros quieren darle fin a las listas de los fallecidos, otros quieren escribir la historia de ese frente de guerra, otros saben que este ha sido uno de los pasos más importantes, Pedro Café está orgulloso. "Fuimos los primeros, los que nos atrevimos a hablar, después de esto mucha más gente se va a animar a decir lo que sabe, porque todos sabemos que esta historia es muy cierta", dice. Y es obvio, el primer paso es el más doloroso, el más peligroso, el más incomprendido.<br /><br />Viéndolos ahí, escuchando la voz de Goyo en el teléfono y de muchos otros compañeros atrapados por la emoción de tener un libro que habla de sus vidas, he ponderado la coyuntura donde todas esas vidas han caído arrodilladas. Hace falta conocer el significado de matar a los propios para atreverse a hablar sin fundamentos, hace falta tener un mínimo de decencia para bajar el rostro e intentar entender el significado que tiene para muchos el que alguien les incluya en una historia oficial que ha pretendido arrancarlos tan vilmente, como en otro tiempo les arrancó la vida a los suyos.<br /><br />Esa comunidad de veteranos sobrevivientes de la tragedia del frente paracentral es una, como otras tantas que vieron truncados sus sueños por quienquiera que haya sido, eso es lo de menos, ellos son en el fondo una de las piezas claves de nuestro rompecabezas.<br /><br />Al escuchar a esa gente me convenzo más que el haber escrito esta historia ha sido una decisión acertada en estos tiempos. Las elecciones que provocan pedradas y gritos de guerra entre la gente más pobre de este país -a pesar de que los políticos repican a cada paso que aquí se firmó la paz en 1992-, terminará en una semanas, sin duda vendrán otras y otras, ninguna será igual, pero la tragedia contada en el libro Grandeza y miseria en una guerrilla, ya es parte de nuestra historia, superará la vida y el mandato de cualquier presidente electo del futuro.<br /></div><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=580">centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=580</a>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-28597174886634292622008-12-01T13:11:00.000-08:002008-12-02T14:34:36.238-08:00Nelson: "Si fuéramos infiltrados hubiéramos matado a todo el mando"<div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: bold;">Frente Paracentral, informe de una matan</span><span style="font-weight: bold;">za</span><br /><br />Nelson, hijo de Chayito, nació en el cantón La Esperanza, de Tecoluca, y también se salvó apenas de ser ejecutado en el paracentral. Hoy vive entre la carpintería y el trabajo en los colectivos de la Cooperativa Dimas Rodríguez y ADEGE, una asociación de lisiados de guerra donde comparte sus horas con ex solados de la Fuerza Armada y ex guerrilleros.<br /><br />Geovani Galeas/Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />Fue correo de la guerrilla desde su infancia. Cuando cumplió catorce años, poco antes de la ofensiva insurgente de 1981, fue enviado al frente occidental Feliciano Ama, donde pasó más de un año. Luego, en Chalatenango, fue incorporado a las unidades del Batallón K-93 de la Brigada Felipe Peña Mendoza de las FPL. Su agresividad en el combate lo llevó pronto a formar parte del segundo pelotón de la compañía de las Fuerzas Especiales Selectas, en las que participó junto a Lucas, Agustín la Liebre y Mardo, en innumerables combates, incluyendo la toma del Cuartel de la Cuarta Brigada de Infantería, y el ataque a la presa hidroeléctrica del Cerrón Grande.<br /><br />En 1985, el pelotón de Fuerzas Especiales comandado por el capitán Vidal, realizó misiones de exploración en las instalaciones de la Brigada de Artillería, ubicada en el Departamento de La Libertad. En esa misión Vidal abandonó su unidad, desertando con su arma y equipo, y se entregó al ejército. Las sospechas de infiltración, o al menos de ulterior colaboración del jefe guerrillero, produjeron el aborto de lo que sería el ataque a esa guarnición de la Fuerza Armada.<br /><br />Todo el pelotón fue sometido a interrogatorios y desarticulado; sus miembros fueron enviados a diversas unidades militares. Es así como Nelson el Vietnamita regresa al frente paracentral, donde se incorpora a las unidades de élite del batallón "Andrés Torres" en el volcán de San Vicente.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Antes en su estancia en Chalatenango, Nelson ya había pasado por otras experiencias difíciles asociadas a los que él reconoce como su rebeldía:</span><br /><br />-Es que éramos jóvenes rebeldes, juguetones y agresivos. Una vez estaba de posta cerca del campamento donde estaba el mando. De pronto vi a los soldados que venían por San Isidro. Agarre el fusil y dije a disparar. Eso fue lo que no les gustó a los jefes. Esa misma noche me quitaron el fusil, me amarraron y me entatuzaron. Cuando ya tenía cinco días de estar enterrado llegó un compañero que se llamaba Oscar Guevara, y les dijo que me sacaran: Discúlpenlo, esa es parte de la infancia, les dijo. Y así fui teniendo mi récord en las FPL, o sea que yo siempre murmuraba por aquello que no me gustaba. Y así éramos varios.<br /><br />-Por eso tuvieron problemas...<br /><br />-Sí, por discutir con los jefes. Está el caso de Mardo, que lo "ajusticiaron" en Chalatenango. Hubo una invasión enemiga y la gente se pasó para el lado de Honduras. Entonces un grupo de las Fuerzas Especiales, donde estaba yo, no estábamos para pelear en campo abierto, pero como mataron a unos familiares del compañero Arnulfo, nos encachimbamos y nos regresamos a la zona a buscar al enemigo, pero ya por cuenta de nosotros mismos. Ahí en El Zapotal nos reunieron los compañeros y nos reclamaron. A Mardo lo sacaron de las Fuerzas Especiales y lo mandaron al destacamento de Héctor. Ahí lo estaban mandando a traer maíz a La Laguna, y no tenía zapatos buenos. Vos no salieras así sin zapatos le dijo al jefe, y empezaron a discutir. Entonces lo desarmaron y lo amarraron. A mí y a Lucas nos mandaron a cuidarlo, y nosotros le dijimos que lo íbamos a soltar y que mejor se fuera. No, dijo él, si yo me voy los van a matar a ustedes. A los dos días el mando ordenó su muerte.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifqYeSob9TYU2a01XVCTYoByJjBxb0Ka6Toj1kM8z03S7nyCd0zao6011YdxQJiE6HPM3ISsPvRxIlAgERKFkvN0L9uaSFqa-TIIxeMbhAL3qB1p5IrjWQCxBahlZfW82OuWPuo8aWWDM/s1600-h/si+fueramos+infiltrados+hubieramos+matado+a+todo+el+mundo.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 398px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifqYeSob9TYU2a01XVCTYoByJjBxb0Ka6Toj1kM8z03S7nyCd0zao6011YdxQJiE6HPM3ISsPvRxIlAgERKFkvN0L9uaSFqa-TIIxeMbhAL3qB1p5IrjWQCxBahlZfW82OuWPuo8aWWDM/s400/si+fueramos+infiltrados+hubieramos+matado+a+todo+el+mundo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5275324649131332978" border="0" /></a>-¿Y en el paracentral cómo fue su problema?<br /><br />-A mí ya me querían "ajusticiar" por esas fechas que mataron a Hugo que andaba en el destacamento dos del "Andrés Torres", y a la Marina, una compañera que le decíamos la Sota de Basto. Yo era el segundo jefe de pelotón del destacamento dos, que comandaba "Rogelio", que también lo mataron.<br /><br />-¿Eso fue a mediados de 1986?<br /><br />-Sí, por esos días. A mí me mandaron a traer de las Ánimas. Con el operativo enemigo encima salimos a apoyar un paro al transporte. Ahí andábamos y ya teníamos tres días de no comer. Yo les dije a los compañeros que, aunque estuviera el enemigo, teníamos que ir a buscar comida. Cuando salimos a la carretera llegó un carrito todo viejo con pan, y yo le dije al motorista que para qué le iba a quemar el carro. Vino el señor de agradecido partió una torta de pan y nos dio.<br /><br />-¿Qué tenía eso de malo?<br /><br />-Es que un compañero de expansión informó que nosotros estábamos pidiendo comida en el retén. Entonces me llamaron al mando. No fui pendejo y dije si yo me muero se tiene que morir todo el pelotón. Entonces reuní a los jefes de escuadra y les dije: Miren, compañeros, la orden que ha dado la organización es que nos van a "ajusticiar" a todos. Entonces la gente dijo que para que nos mataran tenían que quitarnos la M-60, los RPG-7 y todas las armas. Y salimos para el volcán. Y cuando llegamos ya tenían amarrado a Rogelio, que era jefe de destacamento.<br /><br />-¿Qué pasó entonces?<br /><br />-Llegamos al puesto de mando, que estaba ubicado en el cantón Paz Opico del volcán. Cuando me vieron con todo el pelotón me dijeron que la orden era que llegara yo solo, porque conmigo era que querían arreglar cuentas, y ya me acusaron de infiltrado y me amarraron. Ahí el jefe era Nelson Ávalos, que le decían Chele Gustavo. Yo le dije a él: Me vas a matar injustamente y sos un culero, porque me vas a matar desarmado, yo no soy infiltrado, yo lo que simplemente hablo son mis derechos, le dije.<br /><br />- ¿Cómo pudo salvarse?<br /><br />-Es que ahí andaban unos compañeros originarios de donde yo soy, del cantón La Esperanza. Un compañero que nosotros le decíamos Capirucho les dijo que cómo me iban a matar, Nosotros conocemos a este cipote, desde pequeño lo vimos crecer entre nosotros, les dijo. Entonces yo tenía diecinueve años. Por eso fue que me soltaron. Al poco tiempo de eso me mandaron para San Salvador.<br /><br />-¿Qué son para usted Lucas, Mardo, Agustín la Liebre, Crucita y los otros ejecutados a los que conoció y con los que combatió hombro a hombro?<br /><br />-Todos ellos son mis hermanos.<br /><br />-¿Por qué cree usted que pasó todo eso?<br /><br />-Lo que sé decirles es que, si hubiéramos sido infiltrados, hubiéramos podido matar al mando de las FPL, pues era a nosotros que nos tocaba cuidarlos, inclusive al mismo Sánchez Cerén.<br /></div><br />http://<a href="http://centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=577">centroamerica21.com/edicion86/pages.php?Id=577</a>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-64115722506507989402008-11-25T13:43:00.000-08:002008-11-25T15:45:53.494-08:00Los más de mil muertos de las FPL claman justicia<div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;">Entre el recuerdo y la justicia</span><br /></div><br /><div style="text-align: justify; font-style: italic;">Han pasado los años y la guerra civil que se liberó en El Salvador, y el recuerdo y los fantasmas de aquella violenta y sangrienta guerra se hacen presentes.<br /><br />El recuerdo de muchos combatientes de las FPL, asesinados por Salvador Sánchez Cerén, aun vive en la memoria de sus seres queridos. Y los fantasmas de todos aquellos que fueron asesinados por órdenes del candidato a la vicepresidencia del pais por parte del FMLN, hoy aparecen en su vida.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-style: italic;">El grito de justicia de todas esas víctimas se hace presente. Familiares de los más de mil combatientes asesinados piden explicaciones a Sánchez Cerén. Pero estas peticiones siguen siendo evadidas por parte del dirigente rojo.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Más que novela de ficción, Geovani Galeas, en su libro "Informe de una matanza" nos lleva a ese obscuro capítulo de la guerra y nos aclara quien es el responsable de tan macabra s ejecuciones.</span><br /></div><br /><div style="font-weight: bold; text-align: center;"><span style="font-size:130%;">Frente Paracentral, informe de una matanza 2<br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >Chayito: "Eran veintisiete, los tiraron boca abajo y los mataron"</span><br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Chayito, considerada como una de las madres del paracentral, se incorporó a las FPL a mediados de los setentas. Todos sus hijos, Paty, Gloria, Walter y Nelson Vietnamita, también fueron guerrilleros.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Chayito es para muchos una de las madres del frente paracentral. A principios de los años setentas vivía en el cantón la Esperanza, jurisdicción de Tecoluca. Viuda a temprana edad y con siete hijos, tuvo que dedicarse al jornal en la siembra de caña de azúcar.<br /><br />En aquella época sembraba caña por un colón con setenta y cinco centavos diarios. Para las mujeres, el horario de trabajo se extendía hasta las horas de la tarde, pues además les eran destinadas tareas como el desmonte de los cercos o la limpia de los sembradíos. Los hombres, en cambio, solo trabajaban hasta las doce del día y ganaban dos colones con cincuenta centavos.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Un día, mientras ella trabajaba en su jornal, el administrador de la hacienda la sorprendió por la espalda, realizando tocamientos impúdicos. Chayito se volteó y con toda su furia, lo golpeó en el pecho con una de las cañas que llevaba consigo, y le reclamó por el abuso. El hombre se marchó con la cola entre las patas. Ahí comenzó a nacer la leyenda de una mujer humilde que se convirtió en líder de incontables jornadas de lucha.<br /><br />Esa misma noche, pensando en el acontecimiento en cuestión, Chayito, terminó por convencerse de que no era justo que las mujeres trabajaran más que los hombres, que ganaran menos y que además fueran abusadas a la menor oportunidad. Al día siguiente comunicó esa idea a sus compañeras de trabajo, y las convenció de insubordinarse juntas.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Subieron a los tractores y no dejaron que los hombres trabajaran, además se resistieron a sembrar la caña y demandaron igualdad de trato frente a los hombres, idéntico salario por la misma jornada de trabajo. Después de arduas discusiones con los representantes de los patronos, el dueño de la hacienda, preocupado por el peligro que la caña cortada se dañara al no ser sembrada, terminó aceptando todas las demandas.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">La noticia de aquella negociación laboral donde no hubo organización de por medio, ni asesor legal, ni dirigente político, comenzó a volar de boca en boca por aquellos montes. Fue entonces que los dirigentes de las organizaciones de masas vinculadas a las FPL, la fueron a buscar con la intención de que replicara en otros lugares aquella experiencia.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXG-lAVmw4wY8I4lFQvLom3xjYPMWcGsvXfkFC5-EEa396he7dghY4YogUVWBGj6QU1GfIspnUoqp4mZgO08eNXrfbSbNftLmdzPau-1Sxk6KhvlXibZEjtP7C0-rhxwZncF1POCQ8yYY/s1600-h/Chayito,+considerada+como+una+de+las+madres+del+paracentral,++se+incorpor%C3%B3+a+las+FPL.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 306px; height: 318px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXG-lAVmw4wY8I4lFQvLom3xjYPMWcGsvXfkFC5-EEa396he7dghY4YogUVWBGj6QU1GfIspnUoqp4mZgO08eNXrfbSbNftLmdzPau-1Sxk6KhvlXibZEjtP7C0-rhxwZncF1POCQ8yYY/s400/Chayito,+considerada+como+una+de+las+madres+del+paracentral,++se+incorpor%C3%B3+a+las+FPL.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5272717332216574130" border="0" /></a>Cuando sucedió la masacre de los campesinos de La Cayetana, en 1974, Chayito ya era secretaria de actas de Unión de Trabajadores del Campo, UTC. Cuando se formó el Bloque Popular Revolucionario, ocupó el cargo de secretaria general de la base y cuadro organizador. Esos años se le fueron entre lucha y lucha y negociaciones con propietarios de haciendas y fincas. En no pocas ocasiones terminó escapando apenas de los elementos de la Guardia Nacional, que la buscaban para matarla.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Como todos los que comenzaron a luchar en esos años, Chayito terminó siendo militante clandestina de las FPL, al igual que sus hijos: Paty, Gloria, Walter y Nelson Vietnamita, que también se convirtieron en guerrilleros.<br /></div><br /><div style="text-align: justify;">Ahora Chayito ya pasa de los sesenta años de edad, pero en sus ojos achinados aún está el brillo de sus ideales y convicciones. Actualmente es presidenta de la Cooperativa de Lisiados de Guerra Dimas Rodríguez, que aglutina a más de mil asociados, no sólo de la ex guerrilla sino también de la Fuerza Armada.<br /></div><br />Durante la guerra, ella fue sanitaria en los campamentos guerrilleros y fue herida en combate. Allí conoció a Ethel Pocasangre Campos (Crucita):<br /><br /><div style="text-align: justify;">-A Crucita la amarraron y la mataron como a un perro, y eso sí me duele. Ella no merecía morir de esa forma. ¿Quién no conoció a Crucita y a su hermana Sonia? Si usted va a hablar con los compañeros, verá que todos las conocimos, y sabemos que eran buenas.<br /></div><br />-¿Puede usted considerar la posibilidad de que Crucita fuera una infiltrada?<br /><br /><div style="text-align: justify;">-No, en ningún momento. Cualquiera que se atreva a decir que ella era una infiltrada la está difamando. Fue una difamación y fue un asesinato. Lo que ellos hicieron con la compañera Crucita solo lo hace el enemigo.<br /></div><br />-¿Se dice que la responsabilidad de esos asesinatos fue de Mayo Sibrián, ¿usted qué cree?<br /><br /><div style="text-align: justify;">-Eso dependió de más arriba. Por eso yo a Leonel González lo odio con todas las fuerzas de mi alma. Yo quisiera que mis ojos fueran balas invisibles y que le cayeran o que se muriera, o que dios derramara un rayo y le cayera antes de que llegara a la presidencia. No me arrepiento de desear eso. Lo digo con todo mi corazón y con todo mi pensamiento y las fuerzas de la sangre que corre en mis venas. Lo digo así, sí quiero eso, lo odio. Sí tengo odio en mi corazón. Amo a los compañeros que han ofrendado su sangre y han dado lo mejor de sus vidas, que lo dieron todo por el pueblo. Pero odio a los que se aprovechan. Y odio a los traidores, porque él es un traidor.<br /></div><br />-¿Qué supo de la muerte de Crucita?<br /><br /><div style="text-align: justify;">-Que la garrotearon toda. Los compañeros cuentan que la arrastraron y le dieron un tiro en la cabeza. Mi esposo, también la conoció, y por ese mismo odio ya no quiere saber nada de la organización.<br /></div><br />-¿Usted conoció a Fermín?, él vio cómo torturaron a Crucita.<br /><br /><div style="text-align: justify;">-Sí, yo lo conozco y él me conoce. En un tiempo estuvimos juntos en los campamentos del paracentral. A Crucita no la mataron donde la torturaron, un sobrino de mi esposo me dijo que la habían arrastrado de los brazos por todo el camino. Cinco días después iban a matar a ese sobrino de mi esposo y a otros compas.<br /></div><br />-¿Cómo fue eso?<br /><br /><div style="text-align: justify;">-A ellos los obligaron a que hicieran las zanjas para matarlos. Los pusieron boca abajo y les tiraron ráfagas, rociándolos a todos, y a él no le cayó ninguna bala. Solo en calzoncillos ha salido huyendo él, hasta San Pedro Masahuat. Aquí por el volcán se tiró recto, pasó por Santa Teresa. Allá por Antioquia han quedado un montón de compañeros. Eran veintisiete compañeros con él, pero ahí quedaron enterrados veintiséis. Los dejaron ahí a que se terminaran de morir. Entonces fue que él se sentó, estaba bañado en sangre, se tocaba y no le dolía nada, era la sangre de los otros compañeros, y así se fue. Eran como las seis y media de la tarde cuando logró salir.<br /></div><br />-¿Entonces él vio a Crucita también?<br /><br /><div style="text-align: justify;">-Sí, es que todos la conocimos. Ella era bien delicada de la piel, le daba alergia, todo el tiempo pasaba con unas cremas. Yo estuve mucho tiempo con ella. Nos conocimos en 1982, cuando yo andaba de sanitaria. Conocí a su hermana Sonia, a la mamá de ellas, una señora muy amable igual que ellas, y a una tía de ellas que se llamaba Cruz, que por eso ella se puso ese seudónimo. Desde que la vi esa vez en San Salvador, la vez que conocí a su tía, ya no volví a saber nada. Crucita regresó al frente y ya no volvió.<br /></div><br /><a href="http://www.centroamerica21.com/edicion85/pages.php?Id=562">http://www.centroamerica21.com/edicion85/pages.php?Id=562</a><br /><br /><span style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 153);">Otras notas relacionadas al tema</span><br /><span style="font-size:130%;"><br /></span><div style="text-align: center; font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >Frente Paracentral, inf</span><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >orme de una matanza</span><span style="font-size:130%;"><br />-Daniel Romero: "Que nos digan por qué los mataron y a dónde los enterraron"</span><br /></div><br />Redacción<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><div style="text-align: justify;">A propósito de la presentación del libro Informe de una matanza, grandeza y miseria de una guerrilla, editado por Centroamérica 21; Daniel Romero, excombatiente de las FPL y familiar de una de las víctimas del ajusticiamiento masivo de combatientes en el frente paracentral, en la entrevista Al Día con William Meléndez pidió a Salvador Sánchez Cerén, candidato a la vicepresidencia por el FMLN que por humanismo pidiera perdón, señalara el lugar donde están enterradas las víctimas y que por ética renunciara a la candidatura.<br /></div><br />Presentamos un segmentos de la entrevista, en la que también participó Geovani Galeas, uno de los autores del libro junto a Berne Ayalá.<br /><br /><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/87hu4Mdmkm0&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=es&feature=player_embedded&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><embed src="http://www.youtube.com/v/87hu4Mdmkm0&rel=0&color1=0x6699&color2=0x54abd6&hl=es&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object>http://www.centroamerica21.com/edicion85/pages.php?Id=561<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >-Informe de una m</span><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >atanza. El libro</span> <span style="font-weight: bold;"><br /></span><div style="text-align: left;"><span><br />Opinion de Geovani Galeas</span><br /><span class="creditos">Columnista de<span style="font-size:85%;"> LA PRENSA GRÁFICA</span></span><br /><br /></div><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqFaW9LGhmjKPoNIrhRSig_QqzytZdpe3v20cPrJOz0tU-iPxlhRHXEvLt5nTJDyN8c13PjCf7iabmhS1JQH9w4m4DQ76ny0zIRWjDE41Dub5Plf0s83v7b0HBEtGC1-xzzr901SzamXw/s1600-h/grandeza+y+miseria+en+una+guerrilla.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 230px; height: 348px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqFaW9LGhmjKPoNIrhRSig_QqzytZdpe3v20cPrJOz0tU-iPxlhRHXEvLt5nTJDyN8c13PjCf7iabmhS1JQH9w4m4DQ76ny0zIRWjDE41Dub5Plf0s83v7b0HBEtGC1-xzzr901SzamXw/s400/grandeza+y+miseria+en+una+guerrilla.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5272718928888306034" border="0" /></a><br /><div style="text-align: justify;">De Berne Ayalá había leído sus novelas y su magistral crónica extensa sobre la ofensiva insurgente de 1989, pero no lo conocía personalmente. Nos encontramos hace unos tres años, cuando le hice una entrevista televisiva a propósito del lanzamiento de otro de sus libros. Sus particulares puntos de vista sobre la realidad nacional, la literatura y la guerra me impactaron positivamente de forma inmediata.<br /></div></div><br /><div style="text-align: justify;">Él había militado en las filas del Partido Comunista, yo en las del Ejército Revolucionario del Pueblo. La primera de nuestras coincidencias se dio en torno a una convicción: en la guerra civil, en los dos bandos, hubo admirables cuotas de sacrificio y heroísmo, pero también deplorables expresiones de la miseria humana, y es imposible abordar ese pasaje de nuestra historia ocultando o simplemente negando, a conveniencia, alguna de esas dos dimensiones.<br /></div><br />http://www.laprensagrafica.com/index.php/opinion/editorial/2622.html<br /><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-weight: bold;">Ante matanzas en las FPL el FMLN "asume demencia" ante llamado de la Iglesia </span><span style="font-weight: bold;">» El FMLN no quiso opinar sobre los detalles de víctimas del FPL.</span><br /></span><br />El Diario de Hoy<br /><br /><div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ70SXNG_H4HBrrxxBa-Rj2FO4kzEXDtumDD69nda9Zo9CKnH1CzT4cHQBh_ipkQKCMK71poctP_ROTgyCmO1sXgauPQzMhj8XlbwzxMQXXMaCp8l-9y7BYcnPz4HSfom1cX4D8sHFYzY/s1600-h/Salvador+S%C3%A1nchez+Cer%C3%A9n+comandaba+las+FPL+cuando+se+registraron+matanzas+de+guerrilleros+pertenecientes+a+sus+filas.+%C3%89l+mismo+lo+admiti%C3%B3+en+una+plaza+en+el+occidente..jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 306px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ70SXNG_H4HBrrxxBa-Rj2FO4kzEXDtumDD69nda9Zo9CKnH1CzT4cHQBh_ipkQKCMK71poctP_ROTgyCmO1sXgauPQzMhj8XlbwzxMQXXMaCp8l-9y7BYcnPz4HSfom1cX4D8sHFYzY/s400/Salvador+S%C3%A1nchez+Cer%C3%A9n+comandaba+las+FPL+cuando+se+registraron+matanzas+de+guerrilleros+pertenecientes+a+sus+filas.+%C3%89l+mismo+lo+admiti%C3%B3+en+una+plaza+en+el+occidente..jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5272719691001643538" border="0" /></a><br />Ni el candidato a la vicepresidencia por el FMLN, Salvador Sánchez Cerén, ni el vocero del partido, Sigfrido Reyes, ni otros miembros de este partido de izquierda atendieron el llamado del Arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, de dar detalles de las matanzas de guerrilleros de las FPL asesinados por sospechas de ser "infiltrados" del Gobierno en la guerra.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br />Sánchez Cerén, quien hace algunas semanas admitió los ajusticiamientos, en una plaza pública del occidente de país, ni siquiera atendió el llamado de El Diario de Hoy para conocer su reacción ante la exhortación del prelado católico.<br /><br />http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6351&idArt=3060214<br /></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-59271707190500921902008-11-24T08:57:00.000-08:002008-11-24T10:01:35.892-08:00Los 1,000 crímenes secretos de las FPL<div style="text-align: justify;"><br />Geovani Galeas y Berne Ayalá, dos reconocidos escritores que se han dedicado a elaborar obras y reconstruir parte de la historia de la guerra salvadoreña, acaban de publicar una obra que llamaron "Grandeza y miseria en una guerrilla".<br /><br />En ese libro, que llaman reportaje especial de Centroamérica 21, colecciones de partes de guerra, recogen toda suerte de testimonios y pruebas sobre los atribuidos asesinatos de más de 1.000 guerrilleros dentro de las FPL. En el libro encuentran responsables de esos crímenes e incluyen las peticiones de familias enteras que piden justicia aunque, sobre todo, demandan conocer la verdad sobre lo que ocurrió.<br /><br />“Dígale a Milton que lo busca Tilo", le dijo el hombre con voz firme y no muy buena cara a la recepcionista del 13 16, la sede central del FMLN en San Salvador. Era la mañana del miércoles 27 de agosto de 2008.<br /><br />La recepcionista miró al hombre con alguna reserva, pues era evidente que estaba muy molesto. Era delgado y fibroso, vestía de manera humilde y tendría unos 53 años. "Fíjese que él ahorita está ocupado porque estamos preparando el evento de la afiliación de Mauricio Funes al partido", dijo la recepcionista.<br /><br />"Eso a mí no me interesa, señorita, usted vaya a decirle a Milton que lo busca Tilo, que quiero hablar con él y que es urgente", insistió el hombre.<br /><br />La recepcionista vaciló. Le preguntó que de parte de quien llegaba y cuál era el motivo de su visita. "Dígale a Milton que vengo de parte de mis cuatro hermanos muertos en la guerrilla, pero principalmente de mi hermano Lucas, y el motivo él lo sabe muy bien. Eso dígale nada más", respondió el hombre.<br /><br />Ella entró a la oficina del secretario general del FMLN, Medardo González (comandante Milton Méndez de las FPL durante la guerra civil). Mientras tanto, un grupo de guardaespaldas de los dirigentes del FMLN comenzaron a desplazarse disimuladamente en torno al hombre, que de inmediato detectó la maniobra y, sin inmutarse, les dijo: "A mí no me van a asustar con esos jueguitos. No les tengo miedo. Yo combatí tanto o más que cualquiera de ustedes durante la guerra".<br /><br />La recepcionista regresó y dijo:"dice Milton que en este momento no puede atenderlo, que le deje el teléfono y que él va a comunicarse después".<br /><br />El hombre ya no pudo contenerse y casi gritó:" Entonces dígale a Milton que él y Salvador Sánchez Cerén son unos cobardes, y que coma mierda. Dígale que me dé la cara y que me explique por qué las FLP mataron a mi hermano Lucas, combatiente de las Fuerzas Especiales Selectas de la guerrilla allá en San Vicente".<br /><br />"Cálmese señor", le dijo la recepcionista. El hombre respondió:"A mi hermano Lucas, que sí era revolucionario de verdad, me lo mataron como si fuera un perro estos cabrones ¿Cree usted que esto es para calmarse?”, preguntó y salió enfurecido de la sede del FMLN.<br /><br />Semanas después el hombre leyó en un periódico un editorial en el que se pedía que Sánchez Cerén debía responder. Era un editorial de Geovanni Galeas, quien aludía a las ejecuciones sumarias realizadas por las FPL, en contra de sus propios combatientes, en el frente paracentral.<br /><br />Cuando Tilo leyó eso se le nublaron los ojos y le temblaron las manos. Respiró hondo intentanto dominar la ebullición de sus sentimientos. Leyó varias veces el editorial. Después tomó nota de la dirección electrónica de Galeas y, sin pensarlo mucho, caminó hasta un cibercafé donde le escribió a Geovanni el siguiente mensaje:<br /><br />"Busco justicia. Estimado Geovani, yo era obrero en la fábrica Corinca, y en 1977 me organicé en las FPL junto con mis cuatro hermanos, todos combatientes. Tres de ellos murieron con las armas en las manos (Jorge, William y Samuel), pero te quiero hablar de mi hermano menor, que tenía el seudónimo de Lucas, que fue entrenado en Vietnam y fue uno de los fundadores de las Fuerzas Especiales Selectas de las FPL.<br /><br />Lucas se especializó como hombre rana, y participó como buzo en la voladura del Puente de Oro. Pero lo que te quiero decir es que a mi hermano Lucas, como otros cientos de guerrilleros que fueron asesinados por la dirección de las FPL, lo mataron junto a otro compañero de seudónimo Liebre en el frente paracentral.<br /><br />De mi parte he tratado de buscar a Leonel (Salvador Sánchez Cerén), a Milton (Medardo González, a la Rebecona (Lorena Peña) a Douglas Santamaría (Eduardo Linares), para que todos estos me dan una explicación o por lo menos que me digan en qué lugar enterraron a mi hermano Lucas.<br /><br />Mi madre y yo, necesitamos una explicación concreta de donde lo enterraron para ver si podemos trasladar los restos si es que todavía existen, o ponerle una cruz en el lugar que fue asesinado. Hoy es tiempo de que todos los que están implicados en esos cobardes asesinatos le den la cara a todos los familiares de todos los compañeros asesinados.<br /><br />Mirá, Geovani, yo fui combatiente, estuve en Cuba especializándome, fui instructor de la escuela militar que las FPL tenían en Managua, la Juan Méndez, yo no les tengo miedo y no voy a descansar ni un minuto hasta que me digan por qué mataron a mi hermano Lucas y dónde lo enterraron. Si podés ayudarme en mi averiguación te lo voy a agradecer. Mi seudónimo siempre fue Tilo”.<br /><br />Cuando Geovani recibió el correo electrónico de Tilo se le hizo un nudo el corazón. Llevaba, junto con el escritor Berne Ayalá, tres meses investigando ese tipo de casos. Sobre todo porque, en ese momento, habían recogido de los labios del artillero Guayón, y del misilero Edwin, testimonios dramáticos sobre el asesinato de Lucas.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">La versión de Guayón</span><br /><br />"Es que, de repente, empezaron a deshijar las unidades. Al pelotón de fuerzas especiales le mataron la mitad. A un tal Lucas, que había sido jefe de seguridad del mando del Estado Mayor allá en Chalatenango, conocido de todos los comandantes del FPL, lo mataron también”.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">¿Usted vio cuando lo mataron?, preguntaron a Guayón.</span><br /><br />“Es que yo llegué adonde lo tenían amarrado porque me mandaron a hacer unas diligencias. Y me ve Lucas y me dice: "mirá hermano, cómo me tienen. Le habían quebrado las dos patas a puro garrotazo. A mí me dieron ganas de llorar al ver aquello.<br /><br />"Ya no tenía ni dientes el Lucas, todo lo habían desgraciado, y él les dice: "Si creen que soy enemigo, mejor mátenme ya. No, es que tenés que confesar, le dijeron. Mirá, me dijo Lucas a mí, dame aunque sea meados que me estoy muriendo de la sequía. Le di la pichinga de agua. Se me quedaron viendo esos cerotes que lo estaban golpeando, pero no me dijeron nada. A Lucas, cuando ya se lo terminaron a golpes, lo ahorcaron. A toda esa gente que mataban así los enterraban en las trincheras”.<br /><br />Eso se lo contó Geovani a Tilo y le mostró el vídeo de Guayón. Cuando eso ocurrió, Tilo no dijo una palabra, solo suspiró profundo y hundió la cara entre las manos. Tiempo después se incorporó y le dijo a Geovanni:<br /><br />"Mi mamá ya está muy viejita, y no va a aguantar este golpe. A ella no le digamos eso…Yo ya fui a buscarlos dispuesto a todo hasta el 1316 y no me han querido dar la cara. Yo quiero que me escuchen. Geovanni ayúdame por favor, yo ya no sé qué quiero porque de lo que me dan ganas es de hacer una locura.<br /><br />Geovanni le pidió a una camarógrafa que grabara un mensaje de Tilo y esto fue lo que dijo:<br />"Desde el momento en que me di cuenta cómo mataron a mi hermano, y no solo a él, sino a muchos compas y cuadros valiosos de las FPL, hermanos nuestros, se me metió a mí no descansar hasta que se me diga quiénes fueron los culpables. Yo no voy a descansar hasta saber la verdad. Porque es sencillo: sin la verdad no hay paz. Entonces como me he metido a querer saber la verdad, y principalmente adónde enterraron a mi hermano, por lo menos para irle a poner una cruz de guayabo, así como lo garrotearon a él. Yo digo que en estas atrocidades es responsable toda la comisión política de las FPL, y principalmente Sánchez Cerén. Y lo que quiero es que ellos me den la cara a mí, y me den explicaciones y me digan dónde enterraron a mi hermano. Eso es lo que quiero".<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Por qué mataron</span><br /><br />Los autores del libro "Grandeza y miseria en una guerrilla" consideran que, al igual que al hermano de Tilo, las FPL pudieron haber asesinado a más de mil combatientes de sus propias fuerzas. No creen que la explicación sea única ni definitiva. Creen que las claves están en la historia de esa organización. Incluso, recuerdan que muchos ex dirigentes de las FPL reconocen un altísimo componente de sectarismo, dogmatismo e intolerancia.<br />Lo que vio Guayón<br /><br />"Soy del cantón Guadalupe, de Suchitoto. La ofensiva de 1981 me le eché en Guazapa y Cinquera, como jefe de una escuadra de artillería. Desde entonces, andaba con mi ametralladora punto cincuenta.<br /><br />Después de sufrir y reponerme de una grave herida, regresé y me extrañó que algunos combatientes de Chalatenango que me había encontrado durante los combates de la ofensiva, ya no los veía. Entonces un día le pregunté a Mayo Sibrián por un tal Galileo, un cipotón bueno para pelear. “¿Por qué preguntas por él?”, me respondió. Le respondí que nos habíamos conocido en Chalate. "Ya lo matamos porque era enemigo", me dijo. Puta, dije entre mí, pero si lo vi pelear en Chalate y nunca le vi algo raro.<br /><br />A los días, Mayo Sibrián me mandó a llamar a una reunión. Me dijo: "Mirá, aquí no andés preguntando más de la cuenta. Vos no sabés como está la situación en este frente”. Después vi algunas injusticias. A una unidad de fuerzas especiales de Mayo les dijeron: "les vamos a quitar las armas, pongan las manos atrás y los amarraron. Vi eso y me pregunté sobre el problema. Pero ahí fue cosa de ir matando a esos muchachos.<br /><br />La matazón comenzó a tomar curso. Unidades enteras de guerrilleros fueran llevadas a lugares solitarios para torturarlos y luego asesinar a garrotazos a sus integrandes. La práctica se generalizó y se dijo que "era para no gastar munición en los traidores".<br /><br />http://www.elmundo.com.sv/Mambo/index.php?option=com_content&task=view&id=15103&Itemid=41</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-6825682744089436072008-11-20T09:33:00.000-08:002008-11-20T09:35:03.681-08:00Noviembre sangriento (Primera parte)<div align="justify"><br />La noche del jueves 8 de noviembre de 1989, el entonces coronel Mauricio Ernesto Vargas, se acostó con una extraña sensación. No era para menos. Desde hacía unos meses, el aparato de inteligencia de la Fuerza Armada había recolectado suficiente información sobre los preparativos de una gran ofensiva guerrillera.<br /><br />El coronel había hecho de la Tercera Brigada de Infantería su casa, su oficina y su santuario. Ese era el cuartel más grande y con mayor número de efectivos en el país. Bajo su mando estaban los batallones propios de la guarnición y además los batallones de Reacción Inmediata Arce y Atonal. También dependían de él, de manera operativa, los destacamentos militares 3 y 4, que tenían sus sedes en La Unión y San Francisco Gotera, respectivamente.<br /><br />La Sección II (grupo de inteligencia) de la brigada reportaba desplazamientos inusuales de las guerrillas. Tales informes no hubieran inquietado al coronel si no fuese por el hecho que reportes similares se estaban generando en otros cuarteles, incluyendo en el Estado Mayor Conjunto. Algo fuera de lo común estaba pasando.<br /><br />Ocho años atrás, Vargas había dirigido el aniquilamiento de una columna guerrillera en el cantón Cutumay Camones, en el norte del occidental departamento de Santa Ana. El frente occidental guerrillero, llamado Feliciano Ama, nunca prosperó. Ese golpe lo mató antes de nacer. Entonces Vargas era un joven capitán de la Segunda Brigada de Infantería.<br /><br />El resto de la guerra se la pasó en el oriente del país. Fue comandante del Atonal, el Destacamento Militar 4 y la Tercera Brigada. Sus antecesores en esos puestos habían sido los coroneles Salvador Beltrán Luna, Napoleón Calito y Domingo Monterrosa. Todos muertos en combate. Oriente era, pues, la Caldera del Diablo o como escribió un soldado en la pared de la abandonada escuela de Arambala: "Aquí es la tierra donde se rasca el tigre".<br /><br />El coronel no estaba tranquilo aquella noche. Esa vez además de los reportes de movimientos guerrilleros, sentía un como presagio del infierno que se venía… a lo lejos como si nada, se oía música de carnaval en los barrios de San Miguel.<br /><br />A varios kilómetros de donde cavilaba el coronel, una semana antes, en una casa espaciosa de la colonia Miramonte de San Salvador, un joven de unos 30 años, revisaba con cara de urgencia unos documentos. Medía 1.86 mts., blanco y esbelto. Vestía ropas elegantes y tenía el aspecto de un ejecutivo de éxito en alguna empresa transnacional. En realidad era el comandante guerrillero Claudio Armijo, miembro de la máxima dirección del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).<br /><br />Chico, como era su seudónimo, había entrado a la clandestinidad a los 16 años. A los 22 había sido promovido hacia la máxima dirección del ERP. Al igual que el coronel Vargas, al otro lado de la moneda, a Chico le habían tocado los frentes de guerra más difíciles. En 1982 fue uno de los principales mandos en la batalla del Moscarrón, donde el ejército había sufrido una seria derrota militar. Durante esos combates había sido capturado el segundo hombre en importancia en la Fuerza Armada, el coronel Francisco Adolfo Castillo.<br /><br />Un año antes había sido herido en el frente paracentral. Dos años después fue capturado en Honduras y liberado debido a intensas gestiones de los gobiernos de Francia y México. En 1986 Chico se aferró, con una pequeña fuerza, en el Cerro de Guazapa, en donde resistió la poderosa embestida de la Operación Fénix de la Fuerza Armada.<br /><br />Pero aquellos primeros días de noviembre, Chico tenía suficientes motivos para estar preocupado. Un periodista había estado en el despacho del general René Emilio Ponce, Ministro de Defensa, a quien iba a entrevistar. En el momento en que el general se levantó, el periodista vio casualmente un papel sobre el escritorio que decía URGENTE. Alcanzó a leer lo que parecía ser un informe sobre futuras operaciones guerrilleras.<br /><br />Sólo unas horas después, el periodista, un colaborador de la guerrilla, le dio el informe a Chico. El comandante concluyó que había un infiltrado en los comandos urbanos guerrilleros. La ofensiva ya no iba a comenzar el siete sino el 11 de noviembre.<br /><br />*Columnista de El Diario de Hoy. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><a href="http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3044946">http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3044946</a></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-30282834425294807412008-11-20T09:12:00.000-08:002008-11-20T09:13:45.508-08:00Informe de una matanza - tercera parte<object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/ZaR9-NJxIRQ&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/ZaR9-NJxIRQ&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br /><br />http://www.youtube.com/watch?v=ZaR9-NJxIRQMemorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-37135919150847298342008-11-18T13:56:00.000-08:002008-11-19T11:10:23.681-08:00Ahora si......Frente Paracentral, informe de una matanza<div align="justify"><br />Aquí está nuestro libro,ahora tiene la palabra Sánchez Cerén.<br /><br />Berne Ayalá y yo hemos concluido la redacción del reportaje titulado Informe de una matanza. Grandeza y miseria en una guerrilla, del cual hemos presentado algunos avances. El libro, que es el primer volumen de la Colección Partes de Guerra, de Centroamérica 21, estará a disposición del público en librerías y otros putos de venta esta misma semana.<br /><br />Geovani Galeas<br /><br />Director Centroamérica 21<br /><br /><a href="mailto:redaccion@centroamerica21">redaccion@centroamerica21</a>.com </div><div align="justify"><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicD5C43n6OKAW4zf0GuXPc4GmhV6t62Ap4GzyhmuynGc88ixO-Xcj82g_MI9yDNmWXfweZqFgkWyapPjpKJ54YjK2OoxLjWXuXt3qjPZk861RwC6uPW35LhSZbT3BM_1-8EA24mdvAs9U/s1600-h/grandeza+y+miseria+en+una+guerrilla.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5270120491655373314" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 189px; CURSOR: hand; HEIGHT: 294px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicD5C43n6OKAW4zf0GuXPc4GmhV6t62Ap4GzyhmuynGc88ixO-Xcj82g_MI9yDNmWXfweZqFgkWyapPjpKJ54YjK2OoxLjWXuXt3qjPZk861RwC6uPW35LhSZbT3BM_1-8EA24mdvAs9U/s400/grandeza+y+miseria+en+una+guerrilla.jpg" border="0" /></a>Berne fue guerrillero en las filas del Partido Comunista, yo fui militante del Ejército Revolucionario del Pueblo; ambos somos escritores. Había leído sus novelas y su magistral crónica extensa sobre la ofensiva insurgente de 1989, pero no había tenido contacto personal con él. Lo conocí hace un par de años, cuando le hice una entrevista televisiva a propósito del lanzamiento de uno de sus libros. Desde entonces no hemos cesado de hablar sobre la literatura y la guerra.<br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify">Hace poco más de un año decidimos embarcarnos juntos en la aventura de editar este periódico digital, cuyo corazón sería, y es, la sección titulada Partes de Guerra. Nos apasionaba la idea de relatar sistemáticamente todo lo vivido, visto, oído y sentido por nosotros mismos durante el conflicto, pero también, sobre todo, investigar y ahondar en la experiencia de muchos otros compañeros de las diferentes organizaciones que constituyeron el FMLN.<br /><br />Así fuimos publicando crónicas y reportajes especiales sobre una gran diversidad de hechos y protagonistas de la guerra civil; relatando batallas heroicas y perfiles de jefes y combatientes excepcionales por su humanismo y arrojo combativo, lo mismo que pasajes sórdidos, vergonzantes, en los que se expresó a plenitud el lado oscuro y la miseria humana que también tuvieron lugar en las guerrillas.<br /><br />En el curso de esas investigaciones fuimos descubriendo nombres, lugares y hechos inéditos, y encontramos una gran cantidad de mitificaciones, distorsiones, ocultamientos y llanas mentiras en la narrativa de la historia oficial de la guerrilla salvadoreña. El primer y más sobresaliente aspecto en este sentido fue la interesada sobrevaloración del papel jugado por varios comandantes, en sentido inverso al ocultamiento o indiferencia ante las gestas reales protagonizadas por combatientes rasos, cuyos nombres y hechos han quedado en el olvido.<br /><br />Sobre todo eso fuimos hilvanando nuestras crónicas, hasta que, casi por casualidad encontramos una pista inesperada: entre 1986 y 1991, al interior mismo de las FPL, sin duda la más grande y poderosa de la organizaciones del FMLN, había tenido lugar una espantosa matanza de combatientes, a manos de sus propios jefes, bajo la acusación de ser "infiltrados del enemigo". Vagamente comenzamos a escuchar de cientos de ejecutados por lapidación, degollamiento o garrotazos. Lo espeluznante de esas primeras informaciones nos puso en guardia de inmediato, pues sospechamos que se trataba, por lo menos, de una exageración.<br /><br />Sin embargo, decidimos investigar esos hechos. Providencialmente encontramos algunos contactos que nos pusieron en relación con varios combatientes y jefes de las FPL relacionados al frente paracentral. Finalmente viajamos a la zona muchas veces, y ahí en el terreno, en los modestos ranchos campesinos de los antiguos guerreros del paracentral, hoy olvidados y despreciados por la actual dirigencia del FMLN, escuchamos en palabras sencillas y directas los testimonios más desgarradores que hubiéramos podido imaginar.<br /><br />A esos veteranos nadie les contó nada: ellos estuvieron en el lugar de los hechos, ellos vieron las ejecuciones, ellos conocen los nombres de las víctimas y de los asesinos. Sus testimonios apuntan irremediablemente a Salvador Sánchez Cerén como máximo responsable y autor intelectual de esas muertes. Esa gente, que comenzó y terminó la guerra, muchos de ellos militantes de las FPL desde inicios y mediados de los años setentas, habían guardado silencio durante todo este tiempo, y el solo recuerdo de aquella matanza de sus compañeros les quiebra la voz y les pone un brillo de dolor en sus ojos.<br /><br />Poco tiempo después de la firma de los Acuerdos de Paz, Salvador Sánchez Cerén se atrevió a llegar a La Sabana, uno de los territorios del paracentral. Allí se reunió lo que quedaba de las FPL en la zona. Cuando quiso tomar la palabra, un campesino ya maduro lo interrumpió y con voz firme dijo:<br /><br />-Antes que nada yo quiero pedirle una explicación, señor. Quiero que me diga por qué mataron ustedes a nuestros hijos combatientes.<br /><br />Dilio, un guerrillero del paracentral que combatió casi toda la guerra en Chalatenango, y que ahora dirige junto a otros veteranos una de las asociaciones más importantes de lisiados de guerra, estaba junto a ese campesino, y nos cuenta:<br /><br />-Ese momento fue impactante para los que estábamos allí, porque ese hombre dijo en verdad lo que todos nosotros teníamos en la mente. Yo el nombre de ese compa no lo sé, pero si me recuerdo que estaba bien encachimbado, y fue terminando de decir eso menió el corvo contra los ladrillos. Al oír el chirrín-chirrín del corvo, la seguridad de Sáchez Cerén lo rodeó rápido y ahí nomás lo metieron al carro y se fueron. Ni una sola palabra lo dejaron decir esa vez.<br /><br />Allí también estuvo el capitán guerrillero Juan Patojo, quien nos confirmó esos hechos:<br /><br />-Si esa vez estuvo perra la cosa. Si no se llevan a Sánchez Cerén a saber qué hubiera pasado, porque la verdad es que toda esa gente estaba bien adolorida. Si la cosa no pasó a más fue porque el comandante Giovani y yo medio calmamos a la gente a como pudimos. Pero a otros que querían aplacar la cólera de la gente con pajas yo les dije: No jodan, hombre, si este problema no va a terminar nunca, si no son perros los que estos hijueputas mataron. Y andar queriendo aplacar la rabia de esta gente con pajas políticas es como querer sanar un cáncer con una curita.<br /><br />2 ¿Por qué mataron las FPL, y de manera tan brutal, a tantos de sus propios militantes y colaboradores civiles? La explicación de un hecho tan complejo no puede ser única ni definitiva, pero sí es seguro que al menos algunas de las claves residen en la historia de esa organización, en cuyo fundamento ideológico y tuétano doctrinario se registró, como los mismos dirigentes de las FPL lo han reconocido públicamente, un altísimo componente de sectarismo, dogmatismo e intolerancia.<br /><br />Salvador Cayetano Carpio, el comandante Marcial de las FPL, se suicidó en 1983, en Managua, cuando sus propios compañeros lo acusaron de haber ordenado el asesinato de su segunda al mando, Mélida Anaya Montes (comandante Ana María), a quien un comando guerrillero le asestó más de ochenta puñaladas.<br /><br />Quienes sucedieron a Carpio en la jefatura de las FPL dijeron que ese suicidio era una muestra de cobardía política, y que quien había sido el fundador y jefe máximo de esa organización, se había convertido en un lastre del proceso revolucionario salvadoreño, debido a su pensamiento sectario, dogmático y hegemonista. Ese pensamiento que por excluyente obstaculizaba la unidad de la izquierda, reconocieron autocríticamente entonces, había minado la historia de las FPL desde su origen.<br /><br />En los años setenta, el Ejército Revolucionario del Pueblo y la Resistencia Nacional, sostenían que era necesario unir a la mayoría de la nación en contra del régimen militar autoritario y que, por tanto, era imperativa una amplia política de alianzas que incluyera a los sectores progresistas y patrióticos del país, en torno a un programa democrático. Carpio se opuso con el argumento de que esos sectores solo debían sumarse al proletariado, incondicionalmente, y en torno a un programa socialista.<br /><br />La propuesta de una alianza política que fuera más allá de la izquierda comunista le parecía a Carpio, y a sus seguidores, una herejía solo concebible por traidores "a los verdaderos intereses de la revolución"; en suma, de gente más cercana al socialcristianismo y a la socialdemocracia que al marxismo-leninismo. Cuando Fidel Castro presionó por la unificación de la izquierda dispersa salvadoreña, a principios de los ochenta, Carpio aceptó a regañadientes aliarse a esos socialcristianos y socialdemócratas.<br /><br />Pero puso como condición que la unidad se realizara en torno a las FPL y su programa; es decir, que los otros simplemente se sumaran a sus posiciones. En el libro de Marta Harneker Con la mirada en alto, historia de las FPL, Salvador Guerra, quien fuera el segundo jefe militar de esa organización desde 1983, declara lo siguiente al referirse a Carpio: "Se consideraba a sí mismo como la salvaguarda de los intereses del proletariado. Entonces, si las FPL eran la vanguardia, él, como persona, era la vanguardia dentro de la vanguardia, sin discusión".<br /><br />Carpio consideraba sagrada dos consignas que se hicieron carne dentro de las FPL: que sus mártires serían implacablemente vengados, y que no se negocia jamás sobre la sangre de los mismos. Por eso se opuso radicalmente a la propuesta de terminar la guerra mediante el diálogo y la negociación. El problema es que Fidel Castro, los sandinistas, el resto de organizaciones del FMLN, y la mayoría de los dirigentes de su propia organización, estaban de acuerdo con esa propuesta.<br /><br />Aferrado a su radicalidad sectaria, dogmática y excluyente, al menos según la versión oficial de las FPL, Carpio se fue quedando solo y al final fue derrotado; entonces habría ordenado el salvaje asesinato de Mélida Anaya Montes y, acorralado, optó por el suicidio. En teoría, sus sucesores entendieron la lección, pero los testimonios consignados en nuestro libro demuestran que el dogmatismo y la intolerancia, que hacen ver como traición cualquier disenso o actitud heterodoxa en relación al manual doctrinario, siguieron estando en la base de su pensamiento y su práctica.<br /><br />Es cierto que, en aquella coyuntura aceptaron la unidad de toda la izquierda y la alianza más amplia con sectores no marxistas-leninistas, el antiguo FDR, dialogaron y negociaron con "el enemigo" y conquistaron la paz.<br /><br />Pero, luego, ya finalizada la guerra, socialdemócratas y socialcristianos fueron de nuevo considerados traidores y expulsados de un FMLN ya controlado por las FPL y el Partido Comunista, volviéndose imposible, hasta la fecha, construir una alianza con ellos y con otros sectores políticamente moderados. Intolerancia es la palabra clave en esta historia.<br /><br />3 Quien se acerque a estos testimonios sentirá, como Berne y yo mismo, la mayor condensación de horror, rabia contenida, dolor, dignidad humana, pero también el máximo nivel de perversión que se haya registrado durante la guerra.<br /><br />Con este libro, que es en realidad un trabajo en progreso, pues aun nos faltan muchos testimonios por recoger, no damos una respuesta total a la tragedia acaecida en el frente paracentral, pero hemos podido establecer algunas de las preguntas claves sobre el asesinato brutal de más de mil combatientes y colaboradores civiles a manos de sus propios jefes.<br /><br />Berne Ayalá y yo firmamos como autores, pero en verdad solo hemos sido los intermediarios de la voz, hasta ahora ignorada, de los protagonistas principales de esta historia: esos extraordinarios guerreros del frente paracentral de la guerrilla salvadoreña.<br /><br />Esos testigos, sin excepción y sin ambigüedades. , adjudican la responsabilidad de los asesinatos a Salvador Sánchez Cerén. Ahora es él quien tiene la palabra, sea para volver a hablar de traición e infiltración, como lo ha venido haciendo, o para pedir perdón a las familias de sus víctimas e indicarles el lugar donde sus seres queridos fueron enterrados.<br /><br />http://www.centroamerica21.com/edicion84/pages.php?Id=551</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-29959268006179503432008-11-10T09:18:00.000-08:002008-11-10T10:21:28.049-08:00¿Una operación de contrainteligencia?<div style="text-align: justify;"> <br />Frente Paracentral, informe de una matanza<br /><br />Mayo Sibrián persuadió a sus compañeros de haber mantenido una actitud íntegra durante su cautiverio. Fue reintegrado a la militancia y, además, promovido a responsabilidades superiores: la jefatura general de todo un frente de guerra.<br /><br />Geovani Galeas/Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin8_EjKkibz5AbEzQ64MdJLMy12iyWq8ArGfeFGtgQ_IGRihiTMM6AHBa5EBcOqCI1I2rMUHrCGs1bTl3w3K1KebIuFziJIr-zop9lQ1tmltG89mbqGivJd4QjdaT9OJkSZJiVqzZKQL0/s1600-h/sanchez+ceren.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin8_EjKkibz5AbEzQ64MdJLMy12iyWq8ArGfeFGtgQ_IGRihiTMM6AHBa5EBcOqCI1I2rMUHrCGs1bTl3w3K1KebIuFziJIr-zop9lQ1tmltG89mbqGivJd4QjdaT9OJkSZJiVqzZKQL0/s320/sanchez+ceren.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5267095326646877698" border="0" /></a>En la historia de las luchas revolucionarias, no es infrecuente que quienes son capturados y torturados terminen colaborando con sus enemigos, en el sentido de suministrarles la información que poseen. Pero también hay casos de quienes han logrado soportar el martirio, hasta la muerte, sin doblegarse. En teoría, un cuadro consolidado, un jefe, está más capacitado y dispuesto para la resistencia que un militante raso. Sin embargo, la realidad registra casos de combatientes que han resistido y de jefes que han traicionado.<br /><br />En El Salvador, a lo largo del conflicto, se dieron ambas circunstancias. Al menos tres comandantes guerrilleros, de nivel de Dirección Nacional, terminaron siendo colaboradores del ejército, según lo afirmaron en su momento sus respectivas organizaciones: Moisés Arreola, de la Resistencia Nacional; Arquímedes Cañada, del ERP, y Miguel Castellanos, de las FPL.<br /><br />Hay que decir también que otros comandantes guerrilleros con igual o superior jerarquía soportaron la tortura sin doblegarse: Salvador Cayetano Carpio, Lil Milagro Ramírez, Ana Guadalupe Martínez, Jeanette Samour, Américo Araujo, Facundo Guardado y Claudio Armijo entre otros. En todo caso, al salir de prisión, sea por un escape o por un canje, el militante tiene que someterse a un control o filtro especial por parte de los encargados de contrainteligencia de su organización.<br /><br />Con toda probabilidad este fue el caso de Mayo Sibrián, que ya en La Habana debió rendir informes y ser evaluado. Los hechos indican que pudo persuadir a sus compañeros de haber mantenido una actitud íntegra durante su cautiverio, puesto que no solo fue reintegrado a la militancia sino que, además, fue promovido a responsabilidades superiores a las que hasta ese momento había ejercido: concretamente la jefatura general de todo un frente de guerra.<br /><br />Esto permite suponer que la jefatura máxima de las FPL no solo vio en Mayo Sibrián un dirigente íntegro (lo que en el lenguaje tradicional de esa organización se conocía como un cuadro consolidado, por haber superado todas las pruebas posibles en la trayectoria de lucha), sino que también validó las conclusiones que él habría sacado respecto a la magnitud de la infiltración enemiga en las estructuras clandestinas de la guerrilla. Habría entonces que actuar en consecuencia, es decir: detectar y castigar ejemplarmente a los espías y colaboradores que el enemigo hubiera introducido en la organización.<br /><br />Pero hay algo todavía más complejo en estos casos. Una vez producida la captura, la que muchas veces es seguida de una "desaparición" que implica no reportar la misma a ninguna autoridad administrativa o judicial, como suele ser natural en un estado de guerra, comienzan las desconfianzas de quienes son compañeros de armas del apresado.<br /><br />Una vez comprobada la captura se produce un despliegue de las estructuras clandestinas para evitar que cualquier información que brinde el capturado sirva para golpear a las unidades guerrilleras. Pero el hecho de que no se reporte ninguna otra captura o desmantelamiento de bases, como resultado de la primera, no es motivo para suponer que no ha pasado nada, es por ello que las medidas de seguridad tomadas en contra de aquellos que una vez quedan libres han de volver a las filas, son drásticas.<br /><br />En un nivel un tanto burdo, una vez producida la captura del guerrillero, se puede provocar un descalabro, lo que de inmediato delata al capturado. Pero puede ser que se trate de un trabajo más fino, que implique una colaboración más permanente con el ejército oficial, esta es la parte más delicada pues en ella es donde podemos hablar de un verdadero trabajo de inteligencia, lograr que jefes guerrilleros sigan trabajando en el máximo secreto con la Fuerza Armada.<br /><br />En 1983, un año antes de la captura de Mayo Sibrián, el ejército salvadoreño había montado en San Vicente, corazón del frente paracentral, un proyecto modelo denominado Bienestar Para San Vicente, integrado al plan nacional de guerra conocido como CONARA, que replicaba las operaciones de pacificación de áreas específicas realizadas por los norteamericanos en Vietnam. Hacia 1992, la socióloga marxista chilena Marta Harnecker publicó el libro titulado Con la mirada en alto, historia de las FPL, basado en entrevistas con varios de los dirigentes de esa organización. Ahí, Salvador Sánchez Cerén, por entonces comandante Leonel González, se refiere a ese proyecto del ejército en los siguientes términos:<br /><br />"Ocupaban las áreas de población civil para llevar a cabo su plan de acción cívica que consistía en llevarles profesores, abrir las escuelas, realizar algunas obras de infraestructura, instalar chorros, letrinas, llevar diversión a los barrios, a los cantones, asistencia médica, donación de ropas y víveres. Todo eso se llevó a cabo mientras realizaban la operación de exterminio contra las fuerzas guerrilleras. Y eso se iba complementando con todo un trabajo de inteligencia que, en aquella época no descubrimos, sino solo mucho después (...) Como el poder local que representaba al gobierno había sido destruido por nosotros, ellos tuvieron que empezar a construir una nueva forma de control, sobre la base de crear redes clandestinas de información. Una vez terminada la acción cívica, esas redes quedaban en contacto con la fuerza aérea y con la brigada".<br /><br />Es imperioso referir que esa tendencia a ponderar un trabajo de inteligencia de nivel desproporcionado fue uno de los grandes errores de análisis estratégico del mando de las FPL. De ahí que la cura resultó ser peor que la supuesta enfermedad. Veamos: los planes del ejército que estaban encaminados a ganar la mente y corazón de las masas, eran más bien diseños políticos de guerra que buscaban arrebatar territorios controlados por la guerrilla y su influencia política en las masas.<br /><br />Además, las operaciones militares son en cualquier caso una respuesta a la extraordinaria capacidad de combate de la guerrilla de ese período. Como lo hemos dicho en otros apartados de esta investigación, la pequeñez del territorio, la densidad poblacional y la altísima movilidad de la guerra llevó a ambos ejércitos a estar mezclados cotidianamente con la misma población civil y mucho de lo que uno u otro hacía en el terreno de combate siempre era conocido.<br /><br />Ese rasgo de nuestra guerra tiene vetas de luz por donde quiera que lo observemos. La misma guerrilla tenía mucha información de los movimientos del ejército, pero esas informaciones no llegaban necesariamente por el conducto típico de una unidad de inteligencia o de infiltración, era la misma población la que contaba que había visto a tantos hombres armados pasar por equis lugar.<br /><br />El que recibía la información era quien debía corroborar con sus propias unidades si eran fuerzas amigas u hostiles. Pero eso no es en modo alguno un plan tan bien articulado, como se quiere seguir argumentando para justificar las barbaridades cometidas. Un principio de todo ejército es contar con información de campo al momento de sus movimientos, para ello no requiere de ningún plan maquiavélico, más que moverse y tomar todo aquello que encuentre a su paso. La mejor información con la que cuenta es la que encuentra en el terreno.<br /><br />El análisis hecho por Sánchez Cerén en aquel entonces bien pudo haber buscado descalificar el programa de acción cívica que siempre han implementado los norteamericanos en sus guerras de intervención, y nada mejor que acusar a los ingenieros, doctores, maestros, alcaldes, líderes comunales, de ser una red de trabajo de la inteligencia enemiga; el problema es que una vez hecho el análisis, torpe y simplista por cierto, se transmite a las jefaturas y militancias y lo que debió ser un estudio más serio, más bien sociológico, del estado de guerra y la vinculación de las masas, se vuelve un foco de ataque repleto de fantasmas que, unido a la doctrina purista de esa organización, pudo provocar los resultados que hoy conocemos con más detalles.<br /><br />Esto prueba que, en la jefatura de las FPL y particularmente en su máximo comandante, Salvador Sánchez Cerén, existía la convicción de que en el frente paracentral estaba en curso una vasta operación de infiltración de informantes ("redes enemigas") en la periferia y al interior mismo de ese frente. Tomando esto en cuenta, y asociándolo a la ya descrita obsesión que Mayo Sibrián comenzó a experimentar en relación al tema de la infiltración enemiga, no es muy aventurado imaginar que, en el momento de evaluar la situación del frente paracentral, la Comisión Política de las FPL, a la cual pertenecía Mayo Sibrián, llegara a la conclusión de que era imperativo enfrentar con la mayor firmeza el problema en cuestión.<br /><br />Precisamente por esos mismos días, finales de 1984 y principios de 1985, había tenido lugar un incidente en el paracentral. Pablo Parada Andino, (comandante Goyo), jefe militar de ese frente por entonces, había detectado problemas de disciplina y moral en los combatientes del batallón "Ernesto Morales".<br /><br />Habiendo nacido, crecido y formado como combatiente y mando en esa misma zona, Goyo conocía perfectamente la idiosincrasia de sus hombres. Sabía que la mayoría de ellos venían combatiendo en las guerrillas desde principios, mediados o finales de los años setenta, enmontañados y alejados de sus familias, y que en esas condiciones era comprensible que se dieran periodos de cansancio y desmoralización. Sobre todo porque a esas alturas ya era evidente que la guerra, en lugar de tener un desenlace rápido, como se había presupuestado en la ofensiva general guerrillera de 1981, se prolongaría indefinidamente.<br /><br />En esas circunstancias, Goyo y sus jefes tomaron una decisión poco usual, o en todo caso heterodoxa en relación al manual o la doctrina de las FPL, que contemplaba el máximo rigor contra el relajamiento disciplinario o el ablandamiento de la moral combativa de sus militantes: reunió al batallón en cuestión, les explicó el problema y les dijo que embuzonaran las armas y que se tomaran todos un mes de licencia para descansar y estar con sus familias.<br /><br />Goyo sabía que existía el riesgo de que algunos ya no regresaran, pero su cálculo mental fue el siguiente: "Los que regresen son los auténticos combatientes, y con ellos, aunque sean pocos, si será posible llevar adelante una guerra cada vez más dura y agotadora".<br /><br />La historia demostraría después, trágicamente que, lo que para el comandante Goyo era el comprensible cansancio del combatiente, en última instancia un problema relacionado a los ciclos de ascenso y descenso del entusiasmo, propios de la condición humana en general, para Mayo Sibrián, Salvador Sánchez Cerén, y para la mayoría de los miembros de la máxima jefatura de las FPL, era un signo evidente del trabajo de infiltración enemiga. Todo lo descrito anteriormente, permite suponer que Mayo Sibrián regresó al frente paracentral con una misión específica de contrainteligencia: detectar y aniquilar "las redes enemigas" infiltradas.<br /><br />http://www.centroamerica21.com/edicion83/pages.php?Id=530<br /></div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-11315487241674545772008-11-05T07:11:00.000-08:002008-11-05T07:11:00.423-08:00¿Infiltrados? (II)<div style="text-align: justify;">Universo Crítico<br /><br />Geovani Galeas<br />Columnista de LA PRENSA GRÁFICA<br /> <br />A principios de 1985, Pablo Parada Andino, el comandante Goyo de las FPL, por entonces jefe militar del frente paracentral, detectó problemas de disciplina y moral en los combatientes del batallón guerrillero “Ernesto Morales”. Habiendo nacido, crecido y formado como combatiente y jefe en esa misma zona, Goyo conocía la idiosincrasia de sus hombres.<br /><br />Sabía que la mayoría de ellos venía combatiendo desde principios, mediados o finales de los años setenta, enmontañados y alejados de sus familias, y que en esas condiciones era comprensible que se dieran periodos de cansancio y desmoralización. Sobre todo porque a esas alturas ya era evidente que la guerra, en lugar de tener un desenlace rápido, como se había presupuestado en la ofensiva insurgente de 1981, se prolongaría indefinidamente.<br /><br />Entonces Goyo, junto a su equipo de mando, tomó una decisión poco usual en relación con la doctrina de las FPL, que contemplaba el máximo rigor contra el relajamiento disciplinario o el ablandamiento de la moral combativa: reunió a los efectivos del batallón, les explicó el problema, les dijo que embuzonaran las armas y que se tomaran todos un mes de licencia para descansar y estar con sus familias. Existía el riesgo de que algunos ya no regresaran, pero Goyo pensó lo siguiente: “Los que regresen son los realmente dispuestos a librar una guerra cada vez más dura y agotadora”.<br /><br />La historia demostraría después, trágicamente, que lo que para Goyo era el comprensible cansancio del combatiente, un problema relacionado con los ciclos de ascenso y descenso del entusiasmo, propios de la condición humana, para la máxima jefatura de las FPL, encabezada por Salvador Sánchez Cerén, era un signo de infiltración enemiga.<br /><br />En 1983, el ejército montó en los territorios del paracentral el programa Bienestar Para San Vicente, réplica de las operaciones de pacificación de áreas específicas realizadas por los norteamericanos en Vietnam. En el libro “Con la mirada en alto, historia de las FPL”, Sánchez Cerén explica que, si bien ese programa tenía un componente cívico, “eso se complementó con todo un trabajo de inteligencia (...) Como habíamos destruido el poder local del gobierno, tuvieron que construir una nueva forma de control, sobre la base de crear redes clandestinas de información que, una vez terminada la acción cívica, quedaban en contacto con la fuerza aérea y con la brigada”.<br /><br />En 1986, Goyo fue asignado a otra misión y entregó el mando del paracentral al comandante Mayo Sibrián, miembro de la Comisión Política de las FPL, quien de inmediato implementó una operación de contrainteligencia para detectar y aniquilar las mencionadas “redes clandestinas” de infiltración enemiga. Cuatro años después, más de mil combatientes y colaboradores civiles de las FPL, acusados de trabajar para el enemigo, habían sido torturados y ejecutados por sus mismos jefes.<br /><br />Hacia 1991, el otrora pujante frente paracentral había colapsado. Las ejecuciones masivas de jefes, combatientes y colaboradores civiles de las FPL habían provocado la deserción de lo que quedaba de la fuerza guerrillera, y también el éxodo y resentimiento de las familias de las víctimas. Fue hasta entonces que, ante la protesta de varios jefes intermedios, la máxima jefatura de las FPL ordenó el fusilamiento de Mayo Sibrián, colocándolo ante la historia como el único responsable de la matanza.<br /><br />¿Pero Mayo Sibrián actuó en verdad por cuenta propia durante esos cuatro años de espanto, o solo dio cumplimiento a una orden emanada desde el mando supremo de las FPL? Esta es la interrogante que Berne Ayalá y yo hemos querido despejar en la investigación periodística que, dentro de un par de semanas, comenzará a circular como el primer libro de la Colección Partes de Guerra, de Centroamérica 21.<br /><br />http://www.laprensagrafica.com/opinion/1170078.asp</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-69391981175418321742008-11-04T07:38:00.000-08:002008-11-04T07:38:00.274-08:00Caída en un contacto clandestino<div style="text-align: justify;">Frente Paracentral, informe de una matanza<br /><br />"Mayo Sibrián" fue capturado en 1984, salió libre por un canje de prisioneros, relató a sus compañeros la crueldad con que había sido torturado, pero también su estupor por la cantidad de información que tenía el enemigo.<br /><br />Geovani Galeas/Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /> Comandante Mayo Sibrián, jefe máximo del frente paracentral<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis-PIeavBchvl648y4jW-hSqZky_-uniI7V204IbUMNqm3WqrCysWHmnTZjPbYy-svRR9bAx3MV2KbyMnGMj0McDEssWS6-i2OLVwTvpITAdTXFiAmddo8Qi8CwcSVj2Eui0OXj3h2jTM/s1600-h/Mayo+Sibrian.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 239px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis-PIeavBchvl648y4jW-hSqZky_-uniI7V204IbUMNqm3WqrCysWHmnTZjPbYy-svRR9bAx3MV2KbyMnGMj0McDEssWS6-i2OLVwTvpITAdTXFiAmddo8Qi8CwcSVj2Eui0OXj3h2jTM/s320/Mayo+Sibrian.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5264595811098936770" border="0" /></a>La primera estancia de "Mayo Sibrián" en el frente paracentral duró hasta principios de 1984, cuando le fue asignada otra misión en la ciudad capital.<br /><br />Unos meses después, a las diez de la mañana del día 16 julio 1984, "Mayo Sibrián" caminaba por las cercanías del cine Jardín, en el municipio de Mejicanos, al norte de San Salvador. En dirección contraria, en la misma acera y a unos veinte metros, se aproximaba Arnoldo Bernal. Los dos hombres se vieron a la distancia y detuvieron la marcha simulando no conocerse. Ambos echaron una ojeada escrutadora al entorno. Se trataba del chequeo y contra chequeo típico de un contacto clandestino.<br /><br />El rápido apreciado de la situación les indicó que no había problemas. El encuentro tenía por objetivo un cruce de informaciones sobre una operación, de considerable importancia, que ya estaba en curso en su fase preliminar: las FPL se tomarían de manera simultánea dieciséis emisoras radiales para difundir un comunicado rebelde. Una unidad guerrillera bajaría del volcán de San Salvador, al día siguiente, para apoyar esa acción. Concluida la misma, "Mayo Sibrián" partiría con dicha unidad rumbo a Chalatenango, pues su situación de seguridad en la capital se había complicado en las últimas semanas.<br /><br />Los dos hombres decidieron realizar el contacto y continuaron caminando. Ninguno de ellos estaba armado. Repentinamente, cuando ya estaban a menos de cinco metros de distancia, un auto grande se detuvo junto a "Mayo Sibrián", y cuatro hombres fornidos descendieron y se le fueron encima a golpes.<br /><br />Arnoldo Bernal se paró en seco, y supo de inmediato que él no estaba en el radar de los agresores. El cuadro era claro: alguien había delatado el contacto clandestino, o al menos el movimiento de "Mayo Sibrián" en esa zona y a esa hora precisa. Poco después hubo sospechas de un infiltrado en Chalatenango.<br /><br />Arnoldo Bernal vio que su compañero comenzó a batirse a puñetazos y patadas como una fiera. Entonces, sin mucho pensarlo, corrió y se sumó a la pelea, pero otros cuatro hombres le cayeron repentinamente por detrás. Las fuerzas eran abrumadoramente desiguales y los dos guerrilleros fueron reducidos en pocos momentos. Luego los subieron en dos autos y se los llevaron esposados, encapuchados.<br /><br />Arnoldo Bernal fue conducido de inmediato al cuartel general de la Policía Nacional, donde comenzaron a interrogarlo y torturarlo. A "Mayo Sibrián" lo llevaron al mismo lugar pero muchas horas después, ya en la noche. "Ya iba bastante maltratado, lo habían estado torturando brutalmente", recuerda Arnoldo Bernal. Ese tratamiento se prolongó durante más de dos meses, en los que tanto "Mayo Sibrián" como Arnoldo Bernal estuvieron en calidad de "desaparecidos" en las celdas de la Policía Nacional.<br /><br />Poco antes de la caída de los dos guerrilleros, el ERP había herido y capturado a un capitán del ejército nacional, Napoleón Medina Garay, en un combate en san Juan Nuevo Edén, al norte del departamento de San Miguel. Ese capitán estaba acusado de haber perpetrado una masacre de civiles en 1981, en el cantón el Junquillo del departamento de Morazán. A pesar de ello, el ERP decidió canjear al militar y a otros oficiales igualmente capturados por la guerrilla, a cambio de la libertad de cuatro dirigentes rebeldes y de un salvoconducto para la salida, con la intermediación de la Cruz Roja Internacional, de un contingente de combatientes que se encontraban gravemente heridos en diferentes frentes de guerra.<br /><br />El canje se concretó el 27 de septiembre de 1984, fecha en que los guerrilleros liberados y los heridos abordaron un avión que, luego de algunas escalas, llegó a Suecia. "Mayo Sibrián" estuvo muy poco tiempo en ese país, pues partió a Cuba a seguir un tratamiento clínico especial.<br /><br />En La Habana, y después en Managua, "Mayo Sibrián" contó a muchos de sus compañeros la crueldad con la que había sido torturado, pero no solo eso. También expresaba su estupor ante la cantidad de información que tenía la policía sobre las estructuras clandestinas de la guerrilla: nombres, casas, rutas, redes, planes, en fin, información que sus interrogadores habían manejado ante él en fallidos intentos por sonsacarle lo que sabía, aseguraba. Y, claro, todo eso se corroboraba con el hecho de que él mismo hubiese sido delatado. La infiltración enemiga, por tanto, era un hecho y era muy grande. De eso no le cabía ninguna duda.<br /><br />Por ese tiempo, y mientras estuvo en el exterior del país en recuperación, principalmente entre La Habana y Managua, "Mayo Sibrián" se aficionó a la lectura de libros y manuales relacionados con las técnicas de inteligencia y contrainteligencia. Algunos de los que conversaron con él en ese periodo recuerdan que, entre esos materiales de consulta, dos lo habían impresionado particularmente y los releía, citaba y recomendaba con frecuencia: "El documento Filipino", que era básicamente un recuento de cómo la CIA habría desarticulado la guerrilla Filipina a partir de un sofisticado proceso de infiltración de sus estructuras clandestinas. La otra fuente de consulta era, extrañamente, una novela de espionaje.<br /><br />Se trata del best seller titulado "La clave está en Rebeca", de Ken Follet, una historia sobre las peripecias de las redes de espionaje durante la segunda guerra mundial. La particularidad argumental de ese libro consiste en que los protagonistas, poco a poco, van transformando sus misiones oficiales en obsesiones personales, y terminan desplegando sus actividades, entre las consabidas aventuras de amor y crimen, prácticamente en ese único plano.<br /><br />http://www.centroamerica21.com/edicion82/pages.php?Id=511</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-18005871882627988402008-10-31T07:45:00.000-07:002008-10-31T07:47:42.403-07:00Guerra de guerrillas; La Fiesta<div style="text-align: justify;">A las cinco de la tarde comenzamos a escuchar los primeros silbadores, la señal inequívoca de que había fiesta. Los cohetes sonaban como disparos de pistola veintidós. Es el 24 de diciembre, hace frío y sólo estamos los cuatro en el charral, no hay más que grillos y un radio National Panasonic donde Timo y el Peche escuchan una canción de José Luis Perales que habla de un marinero y de la navidad, (con esa música es que la radio de los militares ha logrado unas cuantas deserciones de guerrilleros, a cambio de un plato de sopa caliente y unos supuestos mil colones por el fusil).<br /><br />Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />Está decidido: no vamos a salir esa noche, nuestra navidad será dormirnos temprano en el charral, enjutos y dentro de una montaña de vainas de frijol que son un placer, es lo mejor que nos ofrece la vida a esas alturas de la historia. Mañana será 25 y la guerra sigue. Lo mejor que nos puede pasar ese día es no morir.<br /><br />Timo dice que hubiese sido mejor estar en la zona de los campamentos, al otro lado del río, donde está el viejo Cirilo, Mafalda y Orlando Carabina, los tres jefes del mando conjunto del frente occidental. Al menos allá habrá un poco de música y además está la mayoría de compañeros, y Vilmita, el amor de sus amores. <br /><br />El Peche dice que cada vez que escucha esa canción le dan ganas de llorar, pero es mentira, sólo está bromeando, aunque la verdad es que sí le recuerda sus días en la BRAZ, las grandes unidades de entonces, cuando hacían fiestas en los pueblos controlados por la guerrilla y las muchachas se desvivían por los elegantes guerrilleros del ERP, cuando meneaban el esqueleto al compás de la música de los Torogoces de Morazán. Ahora no podemos ni controlar nuestras emociones. El pobre Peche le pone un calzón a un chirivisco y se enamora.<br /><br />Amado es el más sereno de todos, está de pie, fumando un Delta, sin el equipo ni el fusil, mirando a través de los matojos las lucecitas de los candiles o de los focos de las casas que comienzan a asomar. Acaba de recordarle al Peche los días en que se levantaba a mitad de la noche, se metía en la champa de alguna guerrillera, le hacía el amor (eufemismo del sexo tigre en el que se rompe el calzón con la técnica del comando) mientras ella se hacía la dormida durante los cinco minutos que él desahogaba sus penas. Por eso es que siempre pedía hojas de afeitar, aunque no le salía ni un pelo en la barba.<br /><br />El Peche no pierde tiempo y le recuerda su manía de bañarse desnudo frente a las cipotas del campamento, no sin antes hacerse un masaje en el arma, así, mientras ellas lo ven, con o sin disimulo, piensen que lo tiene más grande que lo normal. <br /><br />Cada quién es dueño de su mañas. Pero Amado es de alguna manera maldito. Recuerdo la ocasión que una unidad grande de guerrilleros se conducía al caserío Las Cañas para recoger abastecimiento, él iba adelante cuando vio apostados a unos soldados de una sección RECONDO que estaba emboscada, los detectó pero no se lo dijo a nadie ni se detuvo, siguió andando de lo más normal, porque uno o dos compañeros atrás de él iba alguien que no era de su agrado.<br /><br />Puta, maestro, se peló, le digo yo. Quería ver cómo respondía ese cabroncito cuando sonaran los vergazos, me dijo. Llegó tan cerca de los soldados que se pusieron tan nerviosos y al momento de los disparos no pudieron acertar, pero le rompieron su boina negra y le dejaron un pequeño surco blanco en la cabeza, donde pasó la bala quitándole un puño de pelo.<br /><br />Yo hablo poco pero me estoy mordiendo la respiración por dentro. Extraño tantas cosas que no sé cuáles son y tengo ganas de salir corriendo. Para entonces todavía no me había olvidado de una novia que dejé en el pueblo de mis abuelos, es un recuerdo tonto, porque estaba seguro que jamás la volvería a ver. Un guerrillero a esas alturas de la vida no es un héroe, menos un Robin Hood, es una pequeña mancha que se esconde entre los montes, tan insignificante que aunque haya muerto nadie lo sabrá, ni él mismo.<br /><br />Un par de días antes estuve a punto de que me mataran bien galán y sin posibilidad de disparar un solo tiro. Timo y el Peche habían salido de civil a dar una ronda por el caserío Las Flores, nos quedamos Amado y yo, con cuatro mochilas, cuatro fusiles, cuatro equipos con munición, cuatro bolsos y no sé que más.<br /><br />Ahí estábamos cuando un colaborador nos aviso que en nuestra dirección iban los soldados. Al ver entre las ramas vimos que era una gran cantidad de tropa. Amado se apostó y yo me tercié los tres fusiles restantes, incluyendo un maldito G-3 que andaba el Peche, me puse los tres equipos con munición y las tres mochilas, no sé cómo me pude levantar del suelo.<br /><br />La idea era llevar esas cosas hasta donde los compañeros o esconderlas para no perderlas a la hora que nos reventaran a cuetazo limpio. Bajé por una veredita con aquellos bultos que no me dejaban ver bien, entonces escuché el ruido de los solados. <br /><br />Ya me había metido en una zacatalera y cuando el viento movió las espigas los vi a unos cuatro o cinco metros. Me quedé quieto, y helado, no podía hacer ningún movimiento, ni podía tirar la carga pues la misión era salvar las armas, desde ahí comencé a regresar al lugar de origen con aquel montón de babosadas en el lomo, caminando como cangrejo, medio encorvado mirando las espaldas de aquella pacotilla de enemigos, hasta que topé con Amado.<br /><br />Por una de esas casualidades los soldados se desviaron a pocos metros de donde estábamos, si yo hubiese bajado un minuto antes me hubieran jodido, y no es que me hubieran matado, con lo enredado que iba con los chirigotes, me hubieran capturado vivo. Tres horas después había envejecido unos cinco años.<br /><br />De eso me estaba acordando, de la manera fea que moríamos en esos días, cuando comenzamos a escuchar los tambores de la música en varias direcciones. En el Amatillo y La Laguneta, donde había energía eléctrica, con seguridad habría alguna fiesta. No seamos pendejos, vamos a bailar, dijo Amado. La mirada de interrogación que le entregué fue suficiente para que me explicara: Enterremos los fusiles, nos llevamos las granadas y las dos armas cortas, dijo.<br /><br />Los ojos del Peche comenzaron a brillar como luciérnagas y Timo se puso de pie, le dio volumen al radio y comenzó a bailar un sobaqueado supernatural. Estaba claro: yo era el emplazado, el más cuadrado de todos. Hay cosas que no las pueden explicar los manuales ni las ceremonias insustanciales de los comisarios políticos, porque hay días que el hombre animal quiere vivir aunque en ello se le vaya la vida.<br /><br />Me puse de pie y abrí la mochila, recuerdo que para entonces tenía una camisa a cuadros de color azul, como de vaquero, sin decir nada, la saque y después de quitarme la guerrera verde olivo, me la puse. Los compañeros hicieron lo mismo pues todos teníamos una camisa de color para los momentos en los que nos infiltrábamos en la población, pero Amado y yo no teníamos pantalón de color, sólo verdes olivo de macártur. A esas alturas el Peche se había quitado las ataderas y se había bajado las mangas de los pantalones.<br /><br />Amado y Timo se llevaron las armas cortas y el Peche y yo nos metimos una granada de cantarito en cada uno en las bolsas laterales de nuestros pantalones comandos.<br /><br />No había oscurecido cuando comenzamos a salir del monte. Nos fuimos por la calle de la hacienda Los Apoyos, de ahí avanzamos un par de kilómetros y llegamos a un pequeño caserío llamado La Laguneta, era el más grande de las planicies que lindaban con el río Lempa, donde se encontraba nuestra zona de movimientos.<br /><br />La fiesta era en la escuela y había mucha gente. Nos acercamos, hicimos un reconocimiento desde la oscuridad para cerciorarnos de que no hubiera soldados en la zona. Todo estaba en orden.<br /><br />La música que se escuchaba mucho en el campo era la de Aniceto Molina, Alma Tuneca, Fiebre Amarilla, Los Sepultureros, y otras. Es fácil comprender que nuestro aspecto no iba a pasar desapercibido pues llevábamos botas, dos de nosotros al menos, pantalones militares y los cuatro una cara de bandoleros con la que no podíamos.<br /><br />Entramos casi en cámara lenta, como si fuésemos Los Magníficos, fuimos de dos en dos a los extremos de la pista y quince minutos después ya estaba batiéndome a patada voladora en el centro de la pista. La gente se había apartado para hacer una rueda pues había un efecto simpático en una de mis piernas cuando zigzagueaba, el bulto de la granada que me pegaba en la rodilla, si el seguro de la espoleta hubiera andado desdoblado, no hubiera quedado mucho de mi, ni de la muchacha que bailaba conmigo.<br /><br />Minutos después estábamos bailando los cuatro, sudados y olvidados que éramos unos fugitivos, enemigos del gobierno, ilegales y que en caso de problemas no había más salida que el portón principal que daba a la calle.<br /><br />En uno de los descansos conversamos con alguna de la gente, y con las muchachas que bailaban con nosotros. No les costó mucho darse cuenta que no éramos del lugar y que teníamos algo sospechoso en el olor. No perdimos el tiempo y les dijimos que éramos soldados del batallón Pipil de la Segunda Brigada de Infantería y que habíamos decidido pasar la navidad en la zona.<br /><br />Las muchachas y sus amigos se sorprendieron de que hubiésemos dejado la ciudad de Santa Ana, según el cuento, para ir y pasar la nochebuena con ellos. De inmediato nos consideraron sus invitados especiales y la cosa se puso caliente cuando la muchacha con la que bailaba el Peche lo miraba con una sonrisa picara en el momento que Alma Tuneca cantaba, Cuál foco, cuál foco, si esta noche no traje el foco, y el guerrillero que se topaba a la trinchera como en los viejos tiempos.<br /><br />Y yo que me pongo eléctrico con una bailada que sólo a un desquiciado se le podía ocurrir cuando pusieron Al Compás de Reloj de Bill Haley y sus Cometas, y la granada que casi se me salía de la bolsa del pantalón. Fui el único que se quedó bailando pues los compañeros se fueron a descansar por ahí en lo oscurito, a calentar la mano y el aliento con las muchachas.<br /><br />Fue entonces que imaginé a esas niñas de vestidos boludos de color pastel, colitas y caritas de rock and roll, y los muchachos de chamarras de cuero negro, y cerré los ojos y comencé bajar moviendo las rodillas hacia los lados, sacudiendo las manos. Cuando me había ido de ahí bien lejos, pero tan lejos, donde no había guerra ni ninguna de sus miserias, sentí la mano en el hombro y la voz de Timo: Los soldados, dijo y Bill Haley soltó la guitarra y al abrir los ojos escuché el último tamborazo de la banda.<br /><br />No tuve tiempo de hacer una despedida decorosa con la muchacha que bailaba conmigo, pero sonreí con caballerosidad antes de salir, al Peche le fue peor pues ya casi se endamaba. Amado estaba en la entrada del portón, sereno, con el cuete cargado medio encubierto en los pantalones y la camisa.<br /><br />Una de las niñas nos había avisado por casualidad, cuando Amado bebía una Cocacola ella le dijo: Hay vienen sus compañeros. Al asomar observó la primera patrulla por una tienda. Ahí estaban cuando nos juntamos.<br /><br />Caminamos despacio, sin dar a entender nada, con las voces de las muchachas atrás de nosotros, un tanto extrañadas de que nos fuéramos tan pronto. Amado, como siempre, tranquilo, diciendo que no fuéramos a correr que esa mierda le caía mal. Que al llegar al siguiente cerco nos saliéramos de la calle, al pasar por la entrada de una casita vimos un grupo de soldados y nosotros con aquellas pistolitas y las dos granadas estábamos fritos.<br /><br />Sentí que me comenzó a picar la planta de los pies cuando debimos pasar en medio de un grupo de soldados que estaban en dos casas distintas divididos sólo por la calle angosta del caserío. Las granadas iban sin seguro, y las pistolas con tiro en recámara.<br /><br />Pasaban las doce de la noche y entre los alborotos de los cuetes de los cipotes y los saludos de la gente y el hambre que sin duda andaban los soldados, logramos salir "patitas pa que te quiero".<br /><br />Dos horas después estábamos de nuevo en el charral, sacando los tendidos de las mochilas y las cobijas. Con el sudor en la frente nos enterramos en la parva de vainas de frijol, donde acostumbrábamos a dormir en el verano y nos olvidamos que era nochebuena.<br /><br />Ese era el ritmo de la vida de los cuatro gatos locos. Nos movimos de aquella manera unos cuantos meses más, hasta que hubo un cambio de planes. Luego salí herido en una misión de exploración, cuando andábamos con un grupo de compas del ERP, donde andaba el viejo Pipo.<br /><br />Meses después de salir del hospital, aún sin estar nada bien del brazo, me asignaron otro grupo de guerrilleros, esta vez andaba conmigo Pablo, Carlos, Francisco y otro compañero cuyo nombre se me escapa. Eran unos verdaderos bandidos, pero nos la pasamos bien un largo rato.<br /><br />Carlos y Francisco terminaron por desertarse, Pablo salió de permiso y no volvió, hoy vive en Suecia. Timo también salió de permiso y no volvió, sigue viviendo con Vilmita en Soyapango, y los padres de ella, veteranos de la guerrilla también, siguen en el mismo rancho del caserío Los Alas del cantón Las Minas, Chalatenango.<br /><br />El Peche también está vivo, nunca volví a verlo. Amado es hoy el siempre elegante y sereno guerrero, oficial de policía con el grado de clase en la Unidad de Protección a Personalidades Importantes.<br /><br />Muchos murieron en esa aventura, yo debí salir a Cuba para que me repararan el brazo, luego volví a la guerra en 1988, a seguir comiendo la platada, el resto de la historia, o parte al menos está en un libro que se llama Al Tope y más allá.<br /><br />Posdata: he omitido hasta donde pude las balas pues creía más interesante recordar a esos guerrilleros, amigos y hermanos, en las cosas menudas de la vida, no necesito probar que Amado, el Peche, Timo, Pablito, Ramón, Harry el Sucio, y tantos otros, fueron hombres valientes y que de alguna manera les debo la vida y lo que soy.<br /><br />http://centroamerica21.com/edicion80/pages.php?Id=489</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-32851738830964176362008-10-28T08:50:00.000-07:002008-10-28T09:03:56.208-07:00Las FPL y Mayo Sibrián<div style="text-align: justify;">Los militantes de las FPL veían en Cayetano Carpio y los demás fundadores los impolutos guardianes de la moral proletaria, dispuestos a combatir, con odio implacable, no solo al enemigo de clase sino también las desviaciones pequeñoburguesas dentro de la misma organización.<br /><br />Geovani Galeas/Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoDUjej9j958scZ5RvlXHFbvcvqy5PeTWikCT2pQfNMXodNOxb6TU04w82SXfPn2sOreRfRnrIGkimkCqBk9vJ68yhorIV4q4WB-YfG3wYouFKU6pya-8bZ9czER7KuWT44p8QU79vXY4/s1600-h/las+fpl+y+mayo+sibrian+centroamerica+21.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoDUjej9j958scZ5RvlXHFbvcvqy5PeTWikCT2pQfNMXodNOxb6TU04w82SXfPn2sOreRfRnrIGkimkCqBk9vJ68yhorIV4q4WB-YfG3wYouFKU6pya-8bZ9czER7KuWT44p8QU79vXY4/s320/las+fpl+y+mayo+sibrian+centroamerica+21.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5262234814367041010" border="0" /></a>El primero de abril de 1970, no más de doce hombres se reunieron en secreto, en algún lugar de San Salvador, para fundar la que con el correr de los años llegaría a ser la guerrilla salvadoreña más grande y poderosa, pero también la más dogmática y sectaria: las Fuerzas Populares de Liberación, FPL.<br /><br />Por esas mismas fechas, un grupo de jóvenes universitarios, formados en su mayoría en la corriente social cristiana, ya se había lanzado a la lucha armada clandestina, formando el núcleo inicial de lo que luego se convertiría en el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP<br /><br />Los fundadores de las FPL provenían de otra tradición ideológica. El 30 de marzo, apenas un día antes de su cónclave clandestino, habían renunciado a su militancia en el Partido Comunista, del cual uno de ellos, Salvador Cayetano Carpio, había sido el Secretario General en los últimos seis años.<br /><br />Carpio, un panadero de cincuenta años de edad por entonces, se había enrolado en las luchas sindicales desde 1943, y por ello había sido perseguido y encarcelado en varias ocasiones. A finales de los años cuarenta se integró al partido comunista; en 1953 cayó preso de nuevo y fue torturado por la policía. Cuando salió de la cárcel, después de veintiún días de mantenerse en huelga de hambre, sus camaradas lo enviaron a Moscú para que realizara estudios de marxismo-leninismo en la Escuela Superior de Cuadros del Partido Comunista de la Unión Soviética.<br /><br />Después de cuatro años concluyó su preparación, y luego de una estancia de tres meses en la China maoísta regresó a El Salvador, en 1957. Siete años después, en 1964, fue elegido Secretario General del Partido Comunista. Carpio no solo era un obrero él mismo sino que también era profundamente obrerista. Todo su pensamiento y su actividad tenían por base la afirmación marxista de que la clase obrera es la fuerza motriz de la revolución y es, además, depositaria natural de los más altos valores humanos.<br /><br />Su radicalismo ideológico, en ese punto, generaba un permanente conflicto con los dirigentes comunistas provenientes de la clase media y aun de estratos económicos altos, intelectuales en su mayoría.<br /><br /> Al asumir la dirección del Partido Comunista, Carpio se concentró en el trabajo de organización obrera, inyectando en los sindicatos un elevado nivel de combatividad que culminó, hacia finales de los años sesenta, con intensas jornadas de protestas y huelgas. El panadero estuvo personalmente al frente de esas luchas, mostrando una tenacidad extraordinaria y un temple combativo expresado en su capacidad de resistencia ante la persecución, la cárcel y la tortura. Su gesta comenzaba a ser legendaria en los círculos de la izquierda salvadoreña.<br /><br />El plan de Carpio consistía en desatar la violencia insurreccional de las masas. Pero esa voluntad, al menos según su propia percepción, se enfrentaba a la oposición de un bloque de derecha enquistado en la dirigencia comunista, y cuyo dirigente más representativo era Schafik Handal. Ese bloque se inclinaba hacia las formas legales de la lucha política, principalmente hacia la construcción de alianzas electorales con sectores que Carpio consideraba pequeñoburgueses.<br /><br />Desatada la pugna ideológica entre esas dos corrientes, las posiciones de Carpio fueron finalmente derrotadas en los órganos de dirección partidaria. Aislados, Carpio y sus seguidores más cercanos optaron por la renuncia y por el compromiso de fundar una nueva organización cuyo principal esfuerzo, en esa fase inicial, se centraría en el aspecto militar.<br /><br />Carpio y sus compañeros se clandestinizaron y a los pocos días comenzaron a ejecutar sus primeras acciones, que básicamente consistieron en asaltar a policías y vigilantes nocturnos para quitarles las pistolas. En los medios obreros, donde eran muy conocidos, comenzaron a preguntar por ellos, y pronto comenzó a rumorearse de que estaban formando una guerrilla. Al parecer no eran pocos los que querían sumarse a ese nuevo esfuerzo, pero ello implicaba una grave amenaza de desprendimientos dentro del Partido Comunista.<br /><br />Para conjurar ese riesgo, la dirigencia comunista comenzó a propalar una especie, según la cual quienes habían abandonado el partido eran provocadores al servicio del enemigo, y concretamente eran instrumentos de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, según lo denunciaría después en varios escritos el propio Carpio.<br /><br />Esa acusación, o más bien la tendencia a considerar como traición todo desacuerdo político, habría de marcar el aspecto más negativo de la izquierda salvadoreña en su conjunto, y sería la base directa de al menos tres de los hechos más dramáticos que marcan su historia: el asesinato de Roque Dalton en 1975, por parte del ERP; el asesinato de la comandante "Ana María" (segunda al mando de las FPL), ejecutada en 1983 mediante más de ochenta puñaladas por órdenes del mismo Carpio, según la posición oficial de esa misma organización; y la sanguinaria purga masiva realizada en el frente paracentral entre 1986 y 1989 por las FPL.<br /><br />En una entrevista concedida al Servicio Informativo Ecuménico Popular, SIEP, en julio de 2008, Eduardo Santacruz, un antiguo militante que actualmente es miembro del tribunal de ética del FMLN, relata un detalle sumamente interesante relativo a la ruptura de Carpio con el Partido Comunista.<br /><br />Santacruz había realizado un viaje a la ex Unión Soviética en esa época. A su regreso a San Salvador se entrevistó en una reunión privada con Carpio, quién le explicó las razones por las que renunciaría al partido, y lo invitó a que lo acompañara a fundar otra organización. Santa Cruz no aceptó, y dice:<br /><br />-El 30 de marzo (de 1970) Carpio presenta su renuncia, y es aceptada. Entonces él devolvió bienes, entregó documentos y se le facilitaron fondos por algún tiempo, se le facilito vehículo y chofer, que era "Mayo Sibrián", que era el chofer de Carpio.<br /><br />No es difícil deducir entonces que, muy probablemente, "Mayo Sibrián" fue uno de los fundadores de las FPL; es decir, miembro del primer y casi mítico Comando Central, el máximo organismo de dirección de esa naciente organización.<br /><br />Contra las "desviaciones pequeñoburguesas" del ERP y otros grupos insurgentes, las FPL se autodefinía como garante exclusiva de los genuinos intereses proletarios, y por lo mismo como la vanguardia indiscutible del movimiento revolucionario salvadoreño. Su estrategia político-militar, definida como Guerra Popular Prolongada, GPP, partía de una certeza: luego de que el movimiento revolucionario derrotara al enemigo local (la oligarquía terrateniente y el ejército), tendría que enfrentar inevitablemente una invasión del imperialismo norteamericano.<br /><br />Por ello era preciso preparar al pueblo para una larga y sangrienta guerra ("una revolución antioligárquica, anticapitalista y antiimperialista"), mediante la combinación de todas las formas y los medios de lucha, con un principio orientador básico: avanzar siempre bajo la guía del marxismo-leninismo que, se decía en sus documentos, por ser un pensamiento científico era inimpugnable.<br /><br />Había también otro principio básico: el odio incesante, implacable y consciente al enemigo. Ese odio se expresaba con toda claridad en las dos consignas históricas de las FPL: "Porque el color de la sangre jamás se olvida, los masacrados serán vengados", "No negociaremos jamás sobre la sangre de nuestros muertos".<br /><br />En sus primeros tres años de existencia, las FPL en su conjunto eran una extensión refleja de las virtudes y de los defectos personales de su fundador y máximo dirigente, Cayetano Carpio. Sus combatientes eran tenaces, severos, abnegados hasta el sacrificio extremo, dogmáticos y sectarios. Todos, independientemente de su origen de clase, habían pasado por un duro proceso de proletarización en su pensamiento y en su estilo de vida.<br /><br />Dirigentes y militantes vivían con suma austeridad en los mesones más baratos de los barrios pobres, como si de aquellos primeros cristianos de las catacumbas se tratara, y como aquellos mismos practicaban un estricto ritual disciplinario que, en lugar de Dios, tenía por centro el ideal proletario, cuya viva encarnación era Cayetano Carpio.<br /><br />En 1973, un comando de las FPL, en el que participaban directamente los fundadores y el mismo Carpio, realizó una arriesgada operación que consistió en el asalto, toma y destrucción del Consejo Central de Elecciones. En el refuego, uno de los guerrilleros del equipo de choque cayó herido ya en el interior del edificio, que para ese momento era devorado por las llamas. Sus compañeros lo creyeron muerto y se retiraron del lugar. El hombre, sin embargo, se arrastro entre el fuego y pudo salir de la zona, aunque quedó lisiado en una silla de ruedas durante un buen tiempo. Ese combatiente era "Mayo" Sibrián", y ese episodio pasó a formar parte de la "gesta gloriosa" de las FPL.<br /><br />Con todo, el marxismo que Carpio había estudiado en Moscú, en los años cincuenta, era una doctrina simplificada y bastante superficial, condensada en aquellos tristemente célebres manuales hechos a la medida de la pequeña estatura intelectual de José Stalin. Por otra parte, la pureza ideológica propugnada por Carpio había hecho posible la mística combativa de los primeros dirigentes de las FPL, pero dogmatizaba y sectarizaba a la organización.<br /><br />En ese contexto, los militantes de las FPL veían en Carpio y los demás fundadores a los impolutos modelos y guardianes de la moral proletaria, dispuestos a combatir en todo momento y hasta la muerte, con odio implacable, no solo al enemigo de clase sino también las desviaciones pequeñoburguesas que pudieran germinar dentro de la misma organización.<br /><br />No fue casual entonces que, en 1983, según la versión oficial de las FPL, Carpio considerara una infiltrada a su segunda al mando, comandante Ana María, y le ordenara al jefe de seguridad interna de las FPL, comandante Marcelo, que la ejecutara. La orden fue cumplida en Managua mediante más de ochenta puñaladas... ¿de qué otra manera merece morir un traidor?, habrán pensado los ejecutores.<br /><br />http://centroamerica21.com/edicion81/pages.php?Id=494</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-60626039311584177452008-10-28T08:34:00.000-07:002008-10-28T08:37:20.818-07:00Víctimas del terrorismo en Argentina<div style="text-align: justify;">Desde hace 3 años, el 5 de octubre varias organizaciones de Derechos Humanos conmemoran el Día Nacional de las Víctimas del Terrorismo, en Argentina. En 1975 ese mismo día los montoneros secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas, ese era solo uno de los miles de atentados que provocaron víctimas, que a la fecha no han sido reconocidas ni por el Estado argentino ni por la historia.<br /><br />Desde hace 3 años, el 5 de octubre varias organizaciones de Derechos Humanos conmemoran el Día Nacional de las Víctimas del Terrorismo, en Argentina. En 1975 ese mismo día los montoneros secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas, ese era solo uno de los miles de atentados que provocaron víctimas, que a la fecha no han sido reconocidas ni por el Estado argentino ni por la historia.<br /><br />Herard Von Santos<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br />El Estado argentino empezó a reconocer y a reivindicar a las víctimas con el advenimiento de la democracia en el año 1983. El Presidente Raúl Alfonsín dictó dos decretos, uno por el cual ordenaba el juzgamiento de las juntas militares que habían gobernado de facto desde el 24 de marzo de 1976 y otro decreto por el cual ordenaba lo mismo en el otro bando, es decir la persecución de los cabecillas y combatientes de las organizaciones subversivas.<br /><br />Como resultado las juntas militares fueron juzgadas y condenadas, las víctimas de los actos terroristas ejecutados por los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo siguen esperando justicia. Victoria Villarruel, abogada argentina, abanderada de la lucha por la reivindicación de los que sufrieron el terrorismo señala que "hay doble moral a la hora de juzgar a los criminales de uno y otro bando".<br /><br />En el limbo legal<br /><br />Victoria dice no encontrar la diferencia entre el asesinato de Juan Eduardo Barrios, un niño de 3 años fallecido en un atentado a una sucursal bancaria mientras acompañaba a su madre a pagar un recibo y cualquiera de los casos de violencia ejercida por las juntas militares que han sido llevados a la justicia.<br /><br />"El Estado le ha otorgado el goce de los derechos humanos, únicamente a aquellos que fueron miembros de organizaciones terroristas que sufrieron o pudieron haber sufrido violaciones a sus derechos humanos, entonces el gobierno les ha otorgado indemnizaciones, posibilidad de juzgar a los agentes del estado (militares y policías) que los detuvieron, además de una serie de homenajes en su honor. Por el contrario, el Estado ha ignorado a las victimas de estos ‘revolucionarios iluminados' que integraban las organizaciones terroristas, personas que eran realmente inocentes, es decir al civil que iba caminando por la calle y lo volaron de un tiro, a esa persona, el Estado no le reconoce nada".<br /><br />El limbo legal en que se encuentran estas víctimas, Villarruel lo resume con un hecho de la realidad argentina actual, según la abogada, el procurador de la nación, Esteban Righi, ha girado orden a las sedes fiscales de toda Argentina de que ignoren los pedidos de juzgamiento de los subversivos, "que no se debe, bajo ningún concepto, ser declarados como delitos de lesa humanidad, los actos cometidos por las organizaciones subversivas; volviendo de esta manera, casi imposible poder juzgar a estas personas." Villaruel es todavía más específica y señala que "si uno reabre una causa judicial de aquellos años o inicia una nueva, le dicen que el acto está prescrito por no ser delito de lesa humanidad y eso es por una orden que emana del propio Estado". Esta irregularidad es atribuida por Victoria a los antecedentes del procurador Righi, quien en 1973, durante el gobierno democrático de Héctor José Campora, promovió y firmó una amnistía general para los subversivos que se encontraban presos. Después de esta liberación la violencia alcanzó niveles extremos de crueldad.<br /><br />La organización que dirige Victoria Villarruel, el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), tiene documentados los casos de más de 6,000 argentinos, la mayoría de ellos asesinados antes de la dictadura militar, "víctimas de una revolución que clamaba por la vida y las libertades sociales, pero que arrebató sin lástima alguna, la vida y la libertad de quienes se cruzaron en su camino". Muchas de las atrocidades cometidas por los subversivos fueron torturas y asesinatos de secuestrados en las ‘cárceles del pueblo'. Victoria señala que, desde la dictadura cubana, no se tenía un ejemplo tan claro del interés del Estado por escribir la historia y borrar a sus mártires.<br /><br />La gestión internacional<br /><br />En esta lucha cuesta arriba, Celtyv como asociación no gubernamental ha buscado a sus pares en América Latina, es decir aquellas asociaciones de víctimas del accionar terrorista, civiles o no combatientes, así encontraron una asociación en Uruguay, otra en Chile, en Colombia, y otra en Perú que han formado una federación de hecho, es la Federación Latinoamericana de Víctimas del Terrorismo. Victoria ha ido al extranjero, a varios lugares difundiendo lo que ha pasado en América Latina, ha estado en el Vaticano, con el ex-presidente español, José María Aznar, en el Comité Internacional de la Cruz Roja, en el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Su próximo paso obviamente, es continuar con las causas que ya están abiertas en Argentina y de esta manera quedar habilitados para la instancia internacional, es decir para continuar con el trámite en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.<br /><br />La respuesta que han encontrado en el escenario internacional les hace abrigar esperanzas de que no todo está perdido. Una víctima del terrorismo es inocente de por sí, y eso en el resto del mundo se comprende perfectamente, el problema es que en países como Argentina todo esta muy politizado, muchos miembros de estas organizaciones armadas son funcionarios públicos y hay un interés muy concreto por parte del Estado de ignorar estos reclamos pero en el resto del mundo eso no pasa.<br /><br />Victoria nos sigue comentando "nosotros hablamos con nuestros pares de España, es decir con las víctimas de la ETA y ellos comprenden perfectamente nuestra situación y de hecho hemos realizado en Argentina un evento, el 22 de abril de 2008, en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, en el cual invitamos a una víctima de la ETA a que cuente su experiencia junto con víctimas de Argentina para demostrar que las experiencias son las mismas, no importa que haya sido en España o que sea en Argentina, el terrorismo obra de la misma manera, sobre todo el terrorismo de corte marxista".<br /><br />Victoria no entiende como su gobierno apoya las marchas encabezadas por Ingrid Betancourt, mientras elude condenar claramente a las FARC. Mientras el Estado argentino presume de vanguardia en la lucha contra la impunidad ante la ONU, las víctimas del terrorismo se encuentran en situación de total violación a sus Derechos Humanos.<br /><br />http://www.centroamerica21.com/edicion81/pages.php?Id=498</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1546200381867620403.post-78068462424383402632008-10-21T07:05:00.000-07:002008-10-28T09:15:12.007-07:00Frente Paracentral, informe de una matanza<div style="text-align: justify;">Pedro Café: "Por acción u omisión todos fuimos cómplices"<br /><br />Geovani Galeas/Berne Ayaláh<br />redaccion@centroamerica21.com<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijNm7iaEH4YyI4gnrS0dO39P636Ns2QRr_9fNN4utbugpM2j9Uc_AN1-MqB04MwavVjs3ze_UfvGDa2sMr6hjQogXKzle7NsaKjbKHRxKd7kn14cCXuVIuS2pixzJp3n2xosuqEjlmae8/s1600-h/portada+centroamerica+21.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 210px; height: 250px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijNm7iaEH4YyI4gnrS0dO39P636Ns2QRr_9fNN4utbugpM2j9Uc_AN1-MqB04MwavVjs3ze_UfvGDa2sMr6hjQogXKzle7NsaKjbKHRxKd7kn14cCXuVIuS2pixzJp3n2xosuqEjlmae8/s320/portada+centroamerica+21.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5262238763302982722" border="0" /></a>Pero es al mismo tiempo un hombre seco, parco, que parece simular confusión en sus recuerdos cuando se trata de la matanza de sus compañeros. Y no es porque no quiera hablar de ello, es porque en su alma anida un dolor ahogado en todos estos años de silencio, un grito pausado que se agazapa en su pecho, como esperando el momento de salir, un grito de rabia y de vergüenza. Cuando finalmente decide hablar del tema reflexiona tan crudamente que es imposible no creerle. Una de sus primeras reflexiones compartidas con nosotros es contundente:<br /><br />-Por acción u omisión, todos los que estuvimos en el paracentral somos cómplices. Yo me siento culpable porque no dije ni pío. Los asesinados eran gente buena, gente que se entregó de lleno a la revolución, dio lo mejor de su vida y no les importaba haber muerto combatiendo frente al enemigo. Pero no se imaginaron morir a manos de sus mismos compañeros, acusados en esa forma, pues el sentido común dice que al menos había que darles el beneficio de la duda. Porque alguno o algunos puede que hayan sido infiltrados, pero no esa cantidad. Es que si todos los asesinados hubieran sido infiltrados, en una sola noche le hubieran dado vuelta al frente.<br /><br />"Pedro" es licenciado en filosofía y veterano de dos guerras: la sandinista y la salvadoreña. Peleó en ambas como oficial de sanidad. Aunque ese término suene suave o hasta contradictorio, lo cierto es que estuvo en ataques en plena línea de fuego con fuerzas especiales y unidades regulares de élite, en emboscadas, golpes de mano y maniobras de campo abierto. En él se juntan dos cualidades: las del curandero y la del guerrero.<br /><br />Vivió sus años de infancia y juventud en las barriadas del norte de San Salvador, y como muchos de los jóvenes setenteros, como él mismo lo señala, pasó de un existencialismo difuso a una vida con los ojos puestos en la revolución. En la búsqueda de sí mismo y del sentido de la vida, como solía decirse por entonces, un día decidió echarse a la carretera y comenzar un viaje de mochilero que lo llevó por varios países. Cuando entre 1978 y 1979 estalló la insurrección popular contra la dictadura somocista en Nicaragua, "Pedro" estaba allí, por casualidad, y no vaciló en sumarse a la rebelión.<br /><br />Después del triunfo se integró al Ejército Sandinista, en el cual ganó el grado de teniente combatiendo en las montañas a las fuerzas contrarrevolucionarias. Ahí también se especializó en técnica odontológica. A mediado de los años ochenta entró en contacto con miembros de las FPL que estaban destacados en Managua, y a principios de 1987 aceptó la propuesta de venir a combatir a El Salvador.<br /><br />Ingresó a las zonas guerrilleras por el frente occidental, por el lado de Metapán, y ya desde ahí comenzó a sentir el asedio de los ataques aéreos y artilleros. Semanas después caminó hasta Chalatenango. Ahí el comandante "Leonel González" le dio las instrucciones precisas de la misión que iría a cumplir al frente paracentral.<br /><br />Al salir de Chalatenango pasó por la zona guerrillera de Radiola, y fue ahí donde comenzó a escuchar el nombre de "Mayo" Sibrián", asociado a vagas historias de "serios problemas de infiltración enemiga". También ahí conoció a un joven radista con el que trabó amistad, y que también estaba en ruta hacia el paracentral, al que finalmente entraron, en el mes de octubre, por Cerros de San Pedro hasta llegar a la zona de Gavidia.<br /><br />Cuando él y su compañero se presentaron ante el comandante del frente, se encontró con un hombre no muy alto y de mirada esquiva al que ya conocía, pues era el mismo que un tiempo atrás le había dado un seminario político en Managua. El saludo entre ambos fue frío y parco. Un par de meses después, "Pedro" envió una carta a su amigo radista, que había sido enviado a otra subzona. En la carta le contaba que estaba alfabetizando y trabajando en el hospital, "un jardín rodeado de hermosas flores", decía en alusión a las compañeras que ahí se desempeñaban. No recibió respuesta y pasó un tiempo en el que no volvió a ver a su amigo.<br /><br />-Pero en un viaje que hicimos para traer abastecimientos, me lo encontré y lo noté muy cambiado, muy evasivo, ya no era el mismo. Al correr de los días, allá por diciembre, vinieron unas fuerzas de Chalatenango y se rompieron muchos esquemas que había en la tropa del paracentral, incluso se hizo una fiesta en el campamento. Los de Chalate pusieron un casete de los Credence, y los del paracentral estaban todos asombrados por ese tipo de música. Ninguna compañera quería bailar una música tan rara. Entonces, para romper el hielo, comencé a bailar solo, haciendo pasos medio psicodélicos, y los de Chalate se sumaron al deschongue.<br /><br />El comandante "Mayo Sibrián" lo mandó a llamar al siguiente día:<br /><br />-Lo primero que hizo fue mostrarme la cartita que yo le había enviado a mi amigo. ¿Qué significa esto?, me dijo bien serio. Le expliqué que ese mensaje era simplemente un gesto de cortesía y de amistad hacia un compañero, y agregué que ambos éramos solteros y que por eso había escrito los de las flores hermosas. No es correcto escribir esas cosas, me dijo, y me reclamó lo de la fiesta: Ni esa música ni esa manera de bailar son de un revolucionario; usted también anda hablando cosas que vio en otros países, y tampoco eso está bien, a la tropa no le ande contando babosadas. Usted tiene pensamiento pequeñoburgués, por lo tanto ya no puede seguir alfabetizando a los compañeros, porque los puede influir con esa mentalidad pequeño burguesa, me dijo.<br /><br />Y continúa:<br /><br />-Ahí mismo me degradó, me quitó la condición de militante del partido que me habían dado en Managua. Entonces pasé como seis meses sin fusil, porque "Mayo" me dijo cara a cara que tenía que ganarme la militancia, el fusil y la categoría de combatiente. Esos seis meses me los pasé como sancionado prácticamente, moliendo maíz y acarreando todas las noches los abastos, cargando bultos por esos cerros y sin fusil.<br /><br />"Pedro" da un salto de memoria y de pronto evoca a un compañero por el que llegó a sentir afecto y admiración:<br /><br />-Nunca supe su nombre legal, solo le decíamos "el Maestro". Era universitario y jefe de taller de explosivos. Una persona muy especial por sus conocimientos, su talento técnico y su generosidad. A él lo ejecutaron en Cerros de San Pedro". Se trata, evidentemente, del mismo muchacho de apellido Roque del que ya con anterioridad no habló "Goyo".<br /><br />-El jefe de Cerros de San Pedro era "Carlos", y a él mismo le mataron después a la mujer y a dos hermanas de ella-, continúa "Pedro"-, yo no sé, no les puedo decir en verdad cuántos fueron los muertos, pero con uno que haya sido matado de esa forma como lo hacían... A una compañera llamada "Pasita" incluso llegaron a meterle un tizón prendido en la vagina. A otros les reventaron la cabeza con grandes piedras los mismos compañeros. Eso no es de revolucionarios... Si nosotros nos metimos a esta mierda precisamente por combatir esos métodos.<br /><br />"Pedro" no vio, pero le contaron otros compañeros, la ejecución en masa de los miembros de un pelotón de veteranos. Por el mismo motivo de la sospecha fueron colgados de las piernas en los árboles. Los ejecutores les comenzaron a pegar garrotazos en las cabezas, cumplieron la rutina en varias rondas. En cada ronda iban muriendo algunos, con la masa gris a flor de piel, otros fueron desangrándose y muriendo en la ronda siguiente, hasta que no quedo ninguno con vida.<br /> <br />"Pedro Café" fue sanitario de la guerrilla. Usa lentes redondos y cabello largo recogido en una coleta. Es muy expresivo cuando relata la guerra. Puede subir a una banca, tirarse al suelo, dar vueltas, simular un avance nocturno en posición vietnamita o la picadura de una serpiente. Es un histrión completo cuando quiere contar una aventura de guerra o de amor.<br /><br />http://centroamerica21.com/edicion80/pages.php?Id=487</div>Memorias de un guerrillerohttp://www.blogger.com/profile/16889143021568330311noreply@blogger.com0